Google les dio la espalda y ellos crearon teclados digitales fonémicos para ocho lenguas mayas
*Los teclados son producto del “Proyecto TZ’IB’MA: Teclado digital fonémico para lenguas mayas” que es parte del Proyecto Nuq’ej en el CIESAS-Sureste de Eladio Mateo Toledo (B’alam) en colaboración con un equipo de hablantes.
*Enlace para descargar los teclados.
A través de redes sociales, Eladio Mateo Toledo (B’alam), profesor-investigador en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), compartió los teclados digitales fonémicos para lenguas mayas.
Dichos teclados, son el resultado de un proyecto comunitario, coordinado por el también doctor en lingüística junto a un equipo de hablantes de los idiomas Tseltal, Tujaal Tziij, Q’anjob’al, Kaqchikel, Mam, Popti’, Awakateko y Poqomam.
En una entrevista, B´alam Mateo compartió que la idea de hacer los teclados surgió del proyecto “Lecto-Escritura del Awakateko (LEA)”. Junto a un grupo de hablantes se propuso alfabetizar y enseñar a las personas a leer y escribir en su lengua materna: pero no de forma escolarizada.
Pues, los cursos de lectoescritura en las escuelas o centros públicos toman alrededor de ocho meses, para que alguien pueda aprender a leer y escribir una lengua indígena, lo que implica entre 160 a 200 horas de trabajo al año.
Por esa razón, decidieron diseñar un método para enseñarle a las personas a leer y escribir en su lengua materna en un promedio de 20 horas de trabajo. La manera en que pensaron hacerlo fue a través de las redes sociales, así como crear una serie de vídeos de una duración de 5 minutos y ejercicios que se descargaban en la red.
En 2018, se dieron cuenta que le enseñaban a la gente a hablar en su lengua y también a escribirla en redes sociales. Sin embargo, el teclado del español o de cualquier otra lengua no respondía a las necesidades de las lenguas indígenas.
Si escribo una palabra en una lengua indígena lo cambia, porque el teclado en español tiene un valor predictivo, predice lo que uno quiere hacer. Nos dimos cuenta que nos faltaba una herramienta para escribir, un teclado en una lengua indígena, dijo el profesor.
El primer teclado salió con el Awakateko, que les llevo dos años en tenerlo listo, porque buscaron un programador que tuviera el concepto que querían implementar dentro de esas lenguas.
El asunto es que no había muchos programadores que quisieran, que se aventurarán a hacer esto, pues finalmente porque no había una experiencia desarrollada, agregó el investigador.
Además, el grupo quería un teclado basado en investigaciones lingüísticas. Así empezaron a trabajar con un programador colombiano durante un año –en el que llegaron a la mitad del proyecto- pero, dijo que ya no podía seguir porque no tenía las herramientas ni el conocimiento necesario para continuar.
Luego hablé con los de Google para ver si ellos nos podrían apoyar para hacerlo nativo desde Android, y que viniera ya instalado con el teléfono como se hace con el inglés y el español, pero dijeron que no tenían tiempo, estaban atrasados y no lo podían hacer, comentó B’alam Mateo.
Después de eso, desarrollaron el proyecto con un programador chileno, con el que concluyeron ese proyecto.
Además, explicó que los teclados al ser fonémicos debían detectar los fonemas comunes en todas las lenguas y definirían que tendrían la misma ubicación en el teclado y luego, los que eran diferentes se ubicarían de manera especial.
Por lo que, hacían pruebas de facilidad de uso de distribución. Probaron con varios grupos lingüísticos para que les dijeran si era fácil, al no ser un teclado intuitivo.
Otra dificultad que enfrentó el equipo es que, al ser proyectos comunitarios, no tienen financiamiento. Así que trabajan con el tiempo que las personas les donaban.
Hemos resuelto ese problema económico, todos los que nos involucramos al teclado buscamos ayuda de gente que quiera apoyar, hay instituciones, grupos marimbisticos (…) Entonces hemos recogido eso de manera comunitaria, indicó el investigador.
Lo otro, es que el equipo que trabaja en los teclados tiene que conocer muy bien la lengua que van a trabajar, personas que sepan leer y escribir, de la gramática, porque se implementa en el teclado.
Lo que hacemos aquí es que creamos un teclado completamente basado en la estructura y en la forma de los sonidos de la lengua, eso implica conocimiento lingüístico, añadió el profesor.
Pese a las dificultades, el investigador dijo que el equipo de trabajo tiene la satisfacción de contribuir con alternativas que favorezcan al desarrollo de las lenguas indígenas, pues el apoyo que suele dárseles es muy tradicional.
En el sentido de que siempre se ve la escuela, a los niños, uno está encima de los padres de familia, que tienen que enseñar la lengua a sus hijos. Es un sistema súper escolarizado, la satisfacción que nos está dando es que estamos proponiendo una alternativa diferente, indicó B’alam Mateo.
Así mismo, resalto que esta propuesta a alcanzado a más de mil personas (de los 12 mil hablantes existentes), es decir, alrededor del 8% de la población.
Yo creo que está generando mucho, está generando expectativas de cómo entrarles a algunas herramientas tecnológicas, hay mucha tecnología ahí afuera y uno podría ponerse en el plan de decir que la tecnología está afectando, destruyendo y relevando, pero la otra forma de abordar ese problema es ¿Cómo usamos la tecnología?, comentó el investigador.
A su vez, invitó a la gente a que pruebe los teclados, los usen y si piensan que son una alternativa, que lo difundan.
Estamos invitando a todos, si la gente quiere mejorar eso estamos abiertos a sugerencias y comentarios. Es una primera propuesta y siempre está sujeto a mejoras y como todas las herramientas tecnológicas, ninguna es perfecta, siempre hay que mejorarlas, resaltó B’alam Mateo.
Por otro lado, están viendo la posibilidad de que en las escuelas impulsen estas herramientas tecnológicas. Y, si es útil para sus trabajos, que sean difundidos.
Los jóvenes son los que más están metidos en la tecnología, escriben en sus lenguas todo el tiempo. Los niños si tienen una herramienta que se los hace más fácil, tendrían que jugar un rol importante en la difusión y la implementación del uso. Las universidades también, por ejemplo, en Chiapas tenemos la Universidad Intercultural, tendríamos que ver como invitarlos, finalizó el profesor.
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