Conservación de los bosques a través de escenarios de cambio de paisaje y medios de vida
Diana Alfonso Bécares, Tarik Serrano Tovar, Mario Giampietron y Esteve Corberá, investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona, realizaron una investigación para entender la dinámica de la conservación de los bosques a través de escenarios de cambio de paisaje y medios de vida en San Isidro, una comunidad de Marqués de Comillas, en Chiapas.
El motivo del lugar, es debido a la conversión y conservación de bosques en entornos rurales vinculadas a impulsores tanto sociales como biofísicos.
Con su estudio concluyeron que, el concepto de tipologías de medios de vida es útil para informar el debate sobre las perspectivas de conservación en esos entornos.
Así pues, en un primer escenario representan una continuación de la tendencia observada de cambio de uso de suelo y crecimiento poblacional en San Isidro durante 2015 a 2019. A fin de que los resultados de simulación sean consistentes con la expansión de la frontera agrícola y la extensificación de la ganadería observada en el sureste de México y otras partes de América Latina.
Pues, la alta inversión de mano de obra e insumos necesarios para los cultivos tradicionales en la región de estudio: como el maíz (milpa), palma aceitera o árboles de caucho, alientan a los agricultores a depender cada vez más de la ganadería extensiva.
Sin embargo, la ganadería no es un sustento tradicional en San Isidro, puesto que al introducirse con la colonización del territorio a partir de la década de 1970, adoptaron prácticas y malezas de pastoreo utilizadas en otros lugares sin considerar las especificidades del ecosistema local.
La baja productividad de esas especies de malezas contribuyó a la expansión del modelo de pastoreo extensivo. No obstante, dado que los beneficios del maíz en San Isidro son altos cerca de su río principal, esperaran que ese cultivo se mantenga en esas zonas, mientras que el pastoreo de ganado se expandirá a las áreas más marginales donde es más rentable que el cultivo de maíz.
En un segundo escenario, Alfonso Bécares, Serrano Tovar, Giampietron y Corberá estudiaron el efecto de la disponibilidad de trabajos no agrícolas en la conversión forestal, con y sin crecimiento demográfico.
Sus hallazgos indican que, la política aumentaría el tamaño promedio de las parcelas forestales en la comunidad, pero no el bienestar económico de los hogares.
Pero, la llegada de empleos locales no agrícolas no son una hipótesis aceptable en San Isidro.
Todo el municipio de Marqués de Comillas carece de carreteras e infraestructuras de comunicación fiables que comprometa la llegada de (agro)industrias u otros sectores económicos intensivos en mano de obra en el corto o mediano plazo.
Por lo tanto, es necesario ubicar los cambios en las prácticas agrícolas en el perfil original de los tipos de medios de vida, como inversiones en maquinaria, para aumentar el rendimiento económico de las actividades en la finca o inversiones en infraestructuras para realizar la opción de mano de obra distante fuera de la finca.
De lo contrario, a falta de otras soluciones, cabe esperar la migración a las grandes ciudades, afirmaron los investigadores.
En un tercer escenario, analizaron los efectos de la adopción de un nuevo esquema de conservación para contrarrestar la conversión de bosques a tierras agrícolas y ganaderas en tierras de propiedad individual.
Ese escenario planteó un cambio de paradigma en la política existente, priorizando la conservación de los bosques sobre la agricultura y ganadería. Dicha política también mejoraría la conservación de los bosques, pero como encontraron en el escenario dos, las condiciones socioeconómicas de los hogares solo mejorarían en ausencia de un mayor crecimiento de la población.
Dada la ubicación relativamente aislada de la comunidad, seguirá siendo importante mantener la tradición de la milpa para satisfacer las necesidades locales (autoconsumo), subrayaron los investigadores.
Además, enfatizaron que el escenario tres, es más aceptable que el 2, dada la voluntad del gobierno de cambiar las estructuras de incentivos para la conservación de los bosques a través de políticas públicas.
Tales estructuras de incentivos son más fáciles de implementar que las requeridas para estimular el desarrollo industrial u otras actividades no agrícolas en áreas remotas. De hecho, en 2020, el gobierno federal comenzó a implementar “Sembrando Vida” un programa agroforestal piloto que otorgó a los agricultores elegibles 5 mil pesos al mes.
Así mismo, la política sugerida en su escenario no implicaría un gasto adicional del gobierno si reemplazara los subsidios otorgados en 2019, para el cultivo de maíz y ganado. Los subsidios agrícolas mexicanos se han considerado negativos para la conservación de los bosques fuera de las áreas protegidas, ya que han fomentado la expansión agrícola y ganadera.
Nuestro estudio sugiere que los cambios en curso en los medios de vida locales y los usos de la tierra están contribuyendo a la deforestación en San Isidro y más allá. Si los agricultores continúan apostando por la ganadería en detrimento de los bosques, al ritmo actual de crecimiento de la población, se espera que el bienestar social y económico de la comunidad empeore también en los próximos años, agregaron los investigadores.
Lo anterior, comprometerá cualquier perspectiva de sostenibilidad local y regional. Según su análisis de escenarios, la creación de oportunidades de trabajo fuera de la finca o la implementación de políticas de conservación forestal en tierras de propiedad individual podrían detener o incluso revertir esa tendencia y aumentar el área forestal, así como reducir la tendencia actual de degradación del suelo y uso de insumos agrícolas.
Sin embargo, cualquier efecto beneficioso de estas políticas dependería de la interrupción de la tendencia actual de crecimiento de la población, concluyeron Alfonso Bécares, Serrano Tovar, Giampietron y Corberá.
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