Programa para el Bienestar obliga a que migrantes estén disponibles a las exigencias de funcionarios
*La biografía también pone al descubierto procesos de transformación en la que el poder y la violencia surgen como elementos fundamentales.
Martha Liliana Arévalo Peña, becaria del Programa de Becas Posdoctorales del Centro de Investigaciones Multidisciplinarias, analizó la experiencia migratoria de Leitica, hondureña asentada en la frontera sur de México, esto le permitió reconocer e identificar otras historias de mujeres migrantes de Centroamérica.
La investigación da a conocer la vida de Leticia en Ciudad Hidalgo, Chiapas. Así como, sus experiencias con el Programa para el Bienestar de las Personas en Emergencia Social y Natural (PESyN), puesto en marcha por la Secretaría de Bienestar en 2019, que atiende a migrantes de diversas nacionalidades.
Arévalo Peña conoció a la mujer migrante cuando trabajaba en labores de limpieza en el Ayuntamiento de Suchiate. Después del primer contacto, la hondureña accedió a concederle la entrevista. Aunque:
Ocho días después me hicieron saber que ya no responderían a mis preguntas; la razón, en palabras de Leticia, fue que los funcionarios que les daban trabajo les prohibieron darme cualquier tipo de información, argumentando que al no ser mexicana no tenía derecho a preguntar nada y me consideraban una enemiga del PESyN, agregó la becaria.
Así pues, la investigadora consideró que Leticia se ha caracterizado por su capacidad de liderazgo y colaboración, además de la búsqueda de la verdad y justicia. Esa condición la ha llevado a encontrar circunstancias desafortunadas para su vida, pues en Honduras fue desplazada de manera forzada y en Ciudad Hidalgo perdió su trabajo, en ambos casos por reclamar mejores condiciones para ella y quienes compartían su misma situación.
Al llegar a Ciudad Hidalgo, enfrentó circunstancias relacionadas con su condición de migrante, entre ellas, encontrar un trabajo que le brindara sustento lejos de su país. Sus experiencias, señalan que las relaciones con otras personas están sujetas a su condición de migrante en cuanto a una actividad laboral, sino se tienen los documentos en regla aumentan los escenarios de desventaja y se aleja la posibilidad de una relación justa entre empleador y empleado.
Por ello, el PESyN se convirtió en una estrategia para disminuir el peligro y brindar mejores condiciones a las personas migrantes en el desplazamiento, pero originó su permanencia en la frontera sur de México, y que surgieran cambios como el aumento de mano de obra barata y explotación salarial, malos tratos y discriminación, siendo evidente la violencia desde diferentes instancias y circunstancias hacia los migrantes.
En sus relatos, Leticia ratifica situaciones de maltrato y abuso padecidas cuando llegó a esa ciudad, pues la primera expatrona que tuvo le daba cargas de trabajo y se excedía del horario laboral, porque tenía una hora especifica de entrada, pero no de salida.
Entrábamos a trabajar a las seis de la mañana y (…) podían ser la una, dos de la mañana y yo trabajando, mis hijos me ayudaban para que yo acabara rápido, pues ellos lavaban las mesas, el piso, los trastes mientras yo colocaba y arreglaba, porque miraban mucho trabajo para mí (…) y aun así la señora era muy difícil su carácter, aquí donde estamos es muy fuerte el trabajo, por poco dinero, por 100 pesos diarios, pues, ¡no se vale!, dijo la mujer migrante.
Por otro lado, la becaria explicó que cuando las personas en movilidad inician un proceso migratorio la mayoría tiene como objetivo final ir a Estados Unidos por diferentes razones, entre ellas mejorar su economía, pero si dentro del desplazamiento hay un territorio que les brinde esta posibilidad, se convierte en una opción para permanecer.
Pues yo realmente tenía otra idea. Yo quería irme a Estados Unidos. Pero con el paso del tiempo miré que aquí me estaban dando muchas oportunidades, pues salí y busqué empleo, más aparte de ese, y gracias a Dios, conocí el proyecto de migrantes, entonces fui y metí papeles. Pues fue ahí cuando empezó mi trámite de papeles de legalización aquí en México, compartió la migrante.
La investigadora mencionó que los únicos requisitos para acceder al PESyN son realizar el trámite migratorio de regularización en México y tener identificación. En cuanto al proceso, Leticia comentó que inició el trámite de trabajo desde septiembre de 2019 y fue cuatro meses después que pudo ingresar.
Mi hijo menor consiguió empleo ahí, pero a él lo botaron por ser menor de edad. Entonces yo supliqué esa plaza, esa vacante yo la pedí para mí y fue dada hasta en enero de 2020, agregó Leticia.
En referencia al trato de los funcionarios que sufrió en el tiempo en que realizaba labores de limpieza en las oficinas del ayuntamiento, en especial de quien ejercía como presidenta, dijo que al principio no se quejaban, aunque “la señora tenía racismo contra los migrantes”.
Acerca del programa, Arévalo Peña explicó que el programa hace referencia a una ayuda que se le da al migrante y este debe corresponder con algún tipo de actividad esperando a que presten algún servicio de lunes a sábado durante cuatro horas diarias, aunque en ocasiones se prolonga. En este sentido, existe un descontento porque no hay claridad en las labores que deben desempeñar, en un principio designaron a cada persona para un oficio específico, pero al pasar el tiempo las labores se diversificaron e intensificaron.
Como si fuera poco, en el discurso gubernamental exponen que es una ayuda y esto origina que en correspondencia las personas migrantes, quienes no quieren perderla, se sientan obligadas a estar disponibles a las exigencias de los funcionarios sin poder reclamar nada.
Aunado a ello, señaló que no existe ningún tipo de indicaciones acerca de las precauciones o de la forma como debía realizar las actividades de los oficios en general, pero durante la pandemia hubo una capacitación rápida y surgieron diversas circunstancias que Leticia tuvo que afrontar.
No hay capacitación de ninguna índole, porque pues se trata de limpieza, barrer oficinas, limpiar calles, eso solamente (…). A partir de lo que fue el covid-19, medio lograron hacer una brigada, (…) entonces ahí fue cuando recibimos unas capacitaciones para andar censando de casa en casa y buscando personas que tuvieran esa enfermedad para poderlas dar a conocer a lo que son los centros de salud, expuso la mujer.
Las indicaciones que les dieron eran llegar a cada casa, saludar y hablarles, que iban por parte del sector salud buscando casos de covid-19, cuando encontraban algún positivo, lo reportaban al centro de salud.
Lo que hacía el médico, en mi caso nunca fue (…) fuimos dos casos (…) lo que hicieron fue, nos dijeron: a ver cómo lo traen al centro de salud, porque nosotros ahora no podemos ir (…) Teníamos que ver nosotras cómo nos las arreglábamos para llevar así a personas al centro de salud. En dos ocasiones hicimos recolecta de dinero y llevamos al paciente al centro de salud, expuso la migrante.
En cuanto al proceso de pago y los requisitos que deben cumplir para su permanencia en el programa, debían llevar su credencial y una constancia de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) de cómo van sus trámites de documentación en México. El efectivo recibido de manera quincenal es de 2 mil 550 pesos , aun así, las condiciones de trabajo no son favorables.
Lo que más nos molestaba era que no nos daban los materiales para nosotros poder trabajar (…) a mí me tocaba el baño, yo lo aseaba, pero tenía que ir a la tienda a comprar un bote de cloro, porque ahí no lo daban (…) El trato, todos somos migrantes y andamos en una misma lucha. Si salimos de nuestros países no es por venir a sufrir a otro. Vinimos a trabajar. Nos encanta luchar, somos gente trabajadora, dijo Leticia.
Así mismo, la investigadora enfatizó que la situación de rechazo en la sociedad receptora es influenciada por el desempleo que vive gran parte de la población local, quienes ven afectada su economía y experimentan dificultad para encontrar un puesto bien remunerado, ya que la mano de obra de los migrantes es barata, pues ellos prefieren trabajar en varios empleos con un pago injusto, pero que les permite subsistir.
Por último, Leticia agradeció las oportunidades que le ha ofrecido México y reconoció que las personas han sido generosas y buenas, pero en todas las entrevistas resaltó el mal trato por parte de quienes han sido sus jefes y jefas, en especial funcionarios del ayuntamiento de Suchiate.
Su falta de humanidad, siento que son un poco duros, no sé. Detecto que ellos están ahí por esas organizaciones supuestamente para ayudarnos a nosotros los migrantes (…) se siente feo que pongan a personas ahí que tienen que ayudarnos y ellos nos sacan el cuerpo; que lo sacaran de distinta manera entendería, pero así como ellos lo hacen, bien feo, concluyó la mujer migrante.
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