Preocupan vacíos de información y aumento de la pesca de tiburón en la costa chiapaneca
*Al amanecer, el tiburonero inicia trabajo partiendo en trozos el cebo, la preparación de la “línea”, es uno de los pasos más importantes de esta actividad. De manera paciente, los hombres anudan los anzuelos y botellas de plástico que servirán de boyas, siguen un mismo ritual hecho por sus abuelos quizá más de 50 años atrás.
La pesquería de tiburón en Chiapas, hasta la década de 1980, se trataba de una actividad de baja escala, temporada y en muchos casos incidental en áreas cercanas a la costa. Sin embargo, en pocas décadas, la flota ribereña de esta zona incrementó de manera notable su capacidad, llegando a reportarse una captura promedio de 6 mil 389 toneladas entre 1989 y 1994.
Dicho esto, hoy en día es una de las más importantes donde las localidades de Puerto Madero, La Palma y Paredón son los principales campos de desembarque, indica el articulo “Entre aletas y mandíbulas: la pesquería de tiburón en la costa de Chiapas”, realizado por Cristina Celaya Castillo y Emilio Ismael Romero Berny del Instituto de Ciencias Biológicas de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH).
En cuanto a los tiburones, pertenecen a un antiguo grupo de peces caracterizados por poseer un esqueleto cartilaginoso, junto a las quimeras, rayas y mantas integran la clase Chondrichthyes, unas mil 182 especies vivientes conocidas y registros fósiles que datan de hace unos 420 millones de años. En el país hay una riqueza alta de tiburones (Selachimorpha), comprendida por 109 especies de unas 465 descritas a nivel mundial.
Los tiburones de gran tamaño son en su mayoría depredadores tope, tienen en su dieta una amplia variedad de presas como peces óseos, tiburones más pequeños, mamíferos marinos, organismos bentónicos y tortugas marinas. Algunos de ellos son carroñeros y otros, como el tiburón ballena (Rhincodon typus), se alimentan de fitoplancton.
Entrada la mañana, la embarcación de fibra de vidrio sale del campo pesquero de Paredón, junto al motorista y el ayudante a bordo, atraviesan la bocabarra de Tonalá, se interna en mar abierto para “tirar la línea”. Hace décadas, el escualo podía capturarse a poca distancia de la playa e incluso llegaban a penetrar hasta la pampa. Pero, en los últimos años, y a decir de los pescadores: “el tiburón se ha retirado un chingo”, por lo que la línea a veces se coloca hasta a más de 100 kilómetros (km) de la costa.
Tras varias horas de espera, el ayudante comienza a subir a los tiburones, y después de “aturdirlos” con el golpe de un mazo en la nariz, son acomodados de manera hábil en la embarcación. Hasta poco antes del anochecer son desembarcados en el campo pesquero de Paredón. La pesquería de esta especie representa una valiosa fuente de alimento y empleo para las comunidades ribereñas, tanto en el Pacífico como en el Golfo de México.
Las principales especies capturadas son el tiburón sedoso o aleta de cartón (Carcharhinus falciformis) y el martillo o cornuda común (Sphyrna lewini), aunque también se aprovechan el tiburón zorro (Alopias pelagicus), puntas negras (Carcharhinus limbatus), toro (Carcharhinus leucas), cazón picudo (Rhizoprionodon longurio), cornuda prieta (S. zygaena), mako (Isurus oxyrinchus) y el tigre o tintorera (Galeocerdo cuvier).
En cada palapa tiburonera del campo pesquero trabajan unas 5 personas pesando los tiburones correspondientes a cada embarcación, quienes pacientemente esperan para recibir el pago por el producto obtenido durante la jornada pesquera. Tras retirar las mandíbulas de los tiburones, se realiza el eviscerado y el corte de aletas, mencionan Celaya Castillo y Romero Berny.
El procesamiento de las aletas es de especial interés, una vez clasificadas por su tamaño y calidad, son destinadas a abastecer al voraz mercado asiático. Por otro lado, los tronchos enteros son enviados para su venta en “el puerto pesquero más grande” del país, el de La Viga en la Ciudad de México.
A pesar de la importancia pesquera de los tiburones, el conocimiento acerca de sus procesos reproductivos y sitios de crianza tiene notables vacíos de información. Los investigadores señalan que las pesquerías colapsadas en el Pacífico norte del país y otras partes del mundo, son un claro ejemplo de lo inconsistentes que pueden llegar a ser algunas políticas públicas hacia el tránsito a un aprovechamiento alternativo o sustentable.
Por ello, ante la incertidumbre de un mundo cambiante y una pesca cada vez más impredecible, la esperanza de un aprovechamiento sostenido dependerá de la revalorización de los tiburones basada en el conocimiento de su historia de vida, aplicado a su manejo y conservación.
Captura de tiburones: Caso Paredón
La captura de tiburón se realiza en zonas de pesca multi específica con gran variedad de longitudes y estadios de desarrollo, incluyendo hembras grávidas. En Paredón, se identificaron 522 organismos en la pesquería de tiburón en la costa de Chiapas: 297 fueron machos y 225 hembras, pertenecientes a 4 familias, 4 géneros y 9 especies: Carcharhinus falciformis, Carcharhinus porosus, Carcharhinus limbatus, Carcharhinus leucas, Sphyrna lewini, Sphyrna zygaena, Alopias pelagicus, Isurus oxyrinchus y Galeocerdo cuvier.
Para finalizar, la especie dominante fue C. falciformis, seguido de S. lewini, sostienen el 88% la pesquería de Paredón. La longitud mínima registrada fue de 54.5 centímetros (cm) y la máxima 305 cm. Las artes de pesca utilizadas para la captura de estas especies de tiburones son palangre y red de enmalle.
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