Estudio sobre homosexuales diagnosticados con VIH evidencia retroceso en la lucha de libertades
*Los hombres con identidades no heteronormativas y diagnosticados con VIH no solo se han enfrentado al deterioro de su salud, sino también a la exclusión del entorno familiar, laboral, religioso y social.
Por Redacción Alma Martínez
Francisco Chong Villarreal, investigador del Centro Regional de Formación Docente e Investigación Educativa Comitán, realizó un artículo titulado “El VIH y la opresión de los hombres seropositivos con identidades no heteronormativas en Chiapas, México”, publicado en la Revista Latinoamericana en 2020.
Dicho artículo fue elaborado a partir de seis entrevistas a hombres diagnosticados con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) con identidades no heteronormativas, es decir, personas que manifestaron ser homosexuales. Cada entrevista tuvo una duración promedio de 65 minutos y se llevaron a cabo en uno de los centros de atención para personas con VIH en la región del Soconusco.
El autor señaló que, el orden social actual se basa en la heterosexualidad, como única posibilidad reconocida de vínculo sexual. A partir de esa valoración se han establecido comportamientos, actitudes, sentimientos y expresiones diferenciadas, fijadas por el sexo al nacer.
Dicho orden ha contenido mecanismos para excluir a quienes lo transgreden, generándoles situaciones de vulnerabilidad social. Es por lo que, hombres con identidades no heteronormativas enfrentan miedos, rechazo y discriminación.
Los hombres homosexuales no han tenido un reconocimiento en el sistema y han carecido dentro del mismo de modelos de comportamiento. De manera que, ha quedado para estos hombres “transgresores”, la marginalidad.
El investigador explicó que los entrevistados, experimentaron sus prácticas sexuales y expresiones transgénero, generalmente, al margen del reconocimiento de su familia, pues estas no daban cabida a prácticas y expresiones que no se ajustaran a la heterosexualidad.
Por tanto, antes de ser diagnosticados con VIH, ocultaron a la familia su homosexualidad. El principal mecanismo que utilizaron era la distancia geográfica (se trasladaron a otros municipios o estados del país) o buscaron espacios, dentro del mismo pueblo, que les garantizaran el anonimato. Cinco de las seis personas vivieron en sitios distintos a su lugar de origen. Tres de ellas, cuando dejaron la casa también abandonaron la escuela.
HV4, fue una de las tres personas que además de dejar la casa, también abandonó la escuela, reportó que su salida a los 13 años se debió al maltrato que recibía de su padre, al darse cuenta de que le gustaban los niños. En cambio HV5, fue el único que permaneció siempre viviendo con su madre, pero mantuvo en secreto sus prácticas homosexuales.
Para el encuentro sexual, encontraron espacios donde había un alto consumo de alcohol, siendo este consumo el factor que incrementó las posibilidades de no usar condón. Al respecto HV2, dijo que cuando tomaba mucho, no se acordaba de usar preservativos, pero cuando estaba sobrio sí los usaba.
El investigador explicó que una vez que los entrevistados fueron diagnosticados con VIH, algunos perdieron su trabajo y la familia se convirtió en un recurso no solo para cubrir sus necesidades materiales, sino para enfrentar la enfermedad y el estigma asociado a ella. Sin embargo, la enfermedad evidenció a la familia su homosexualidad y el tema nunca se platicó a fondo.
Cuando los entrevistados se reinsertaron a la familia, realizaron ajustes para mejorar su salud, como el uso del preservativo y la disminución o cese del consumo de alcohol o drogas, para quienes consumían.
Algunos ajustaron su vida sexual, a fin de evitar situaciones de violencia y discriminación. Por ejemplo HV4, indicó que acortó el número de parejas sexuales. En cambio, algunos realizaron acciones más radicales como buscar un beneficio (salud o paz) religioso. HV3 explicó que le pidió a su santo que lo sanara y a cambio se cortaría el cabello como niño.
Por su parte HV6, quien después del diagnóstico regresó a su pueblo a cuidar a su madre de 90 años, dijo que canceló sus prácticas sexuales: “Para mí, eso ya terminó, puedo vivir de oraciones y pensando en Dios, más que nada y entregarme a él”.
El investigador detalló que la homosexualidad y las expresiones transgénero no armonizan con las normas de los grupos religiosos. De manera que las instituciones (centros de atención e iglesias) son insensibles y se acompañan de un mayor control de la sexualidad y de las expresiones de género.
Concluyó en que los resultados de su trabajo contienen elementos que parecen confirmar un retroceso en la lucha por las libertades (cancelación y ocultación de vida sexual y expresión transgénero). Resultados que parecen distar de los observados en países industrializados y algunas áreas urbanas de países pobres.
Ya que en esos países han existido movimientos sociales, así como transformaciones económicas y tecnológicas, que dieron lugar a la promoción de derechos y libertades sexuales y de género para la comunidad LGBT+.
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