Temazcales en la cultura zoque, resultado de la interacción con los mayas en la cuenca del Grijalva
*En una investigación realizada por especialistas de diversas universidades del mundo, se encontró que en la zona donde habitaron los antiguos zoques se construyeron baños de vapor, que lejos de ser parte de la cosmovisión de éstos, fueron resultado de la influencia de otros grupos, como los mayas.
De acuerdo con la historia prehispánica, los rituales de temazcal o baños de vapor en Mesoamérica eran de uso abundante, sin embargo, ha sido muy limitado el estudio del uso del baño de vapor entre los pueblos zoques de la región istmeña, que se extiende desde el sur de Veracruz hasta el occidente de Chiapas, incluyendo el oeste del estado de Tabasco, así como el oriente de Oaxaca.
Davide Domenici, Lorenzo Zurla, investigadores italianos junto a Arianna Campiani de la Universidad de California, Estados Unidos y Thomas Lee Whiting, investigador de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH), señalan que, es posible que tal escaso interés se deba al poco uso que los pueblos zoques contemporáneos hacen de una costumbre tan arraigada en la tradición mesoamericana, al contrario de sus vecinos mixes.
“Al respecto, es significativo que, en la conocida síntesis etnográfica sobre los zoques escrita por George Foster en 1696, el autor haya llegado a afirmar que el temazcal es un rasgo cultural del todo faltante entre zoques y popolucas. No obstante, en la literatura etnográfica existen por lo menos un par de referencias a usos post-parto del baño de vapor entre los zoques de Rayón y Ocotepec” mencionan.
Señalan que las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo por el Proyecto Arqueológico Río La Venta en la Selva El Ocote, han permitido investigar varios baños de vapor en sitios zoques fechados entre el Clásico Tardío-Terminal y el Posclásico Tardío; entre ellos destaca un monumental baño de vapor rectangular del periodo Clásico Tardío-Terminal, ubicado en el centro del sitio arqueológico de El Higo.
“Este temazcal es casi idéntico a los previamente excavados en los sitios de San Antonio, Chiapas, y Malpasito, Tabasco, ambos asociados a juegos de pelota. Sus características sugieren que una modalidad específica de juego de pelota, junto con los rituales asociados a ella, constituyó un fuerte elemento de cohesión sociopolítica de la esfera cultural zoqueana” añaden los investigadores.
Los datos relativos a los baños de vapor posclásicos encontrados en los diferentes sitios arqueológicos mencionados, de forma circular y a veces asociados a plataformas también circulares, son un primer acercamiento a una fase tardía de la cultura zoque, aún poco conocida desde el punto de vista arqueológico.
Uno de los baños de vapor más tempranos que ha sido identificado en el área zoque es el del Montículo 1 de Chiapa de Corzo, un templo funerario ubicado en el extremo sur de la plaza principal y utilizado sobre todo durante las fases Horcones e Istmo del Protoclásico. De acuerdo a los investigadores, el edificio parece haber tenido una función residencial de élite en una de sus remodelaciones más tardías, en la fase Jiquipilas del Clásico Temprano y fue entonces cuando en su lado occidental se edificó un baño de vapor.
Destacan que, con base a las excavaciones, el baño de vapor era una estructura cuadrada de 4.70 x 4.50 metros, excavada al interior de construcciones anteriores y edificada con piedras cuadrangulares recubiertas por una capa de estuco, tanto en las paredes como en el piso. El piso estaba atravesado por un canal de 90 centímetros de ancho, 4 metros de largo, y 70 centímetros de profundidad, con paredes de piedra bola estucadas; sobre un lado del edificio, el canal se conecta con un pequeño conducto de desagüe (30 centímetros de largo por 10 de ancho) que permitía la salida del agua en exceso del edificio.
El canal central, cuyo piso presenta diferentes desniveles, se cree que funcionó como lugar de recolección del agua, pero al mismo tiempo las huellas de uso demuestran que sus lados fueron utilizados como banquetas para sentarse. En su extremo interior u oriental se identificaron rastros de quemaduras y restos de cenizas y piedras bolas calcinadas que indican que allí debió de colocarse el fuego para calentar las piedras utilizadas para producir el vapor.
“Con base en las evidencias disponibles no está claro dónde se ubicaba la entrada al baño de vapor, algunos autores señalan que existía un acceso en proximidad del conducto de desagüe, aunque no descartan la posibilidad de que se entrara por una abertura en el techo de material perecedero o en la parte alta de una pared” sostienen.
Otro baño de vapor fue excavado durante trabajos de salvamento del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en el Montículo 26 de Chiapa de Corzo, al extremo noroeste del sitio; sin embargo, la información publicada sobre el mismo es escasa. En la terraza al norte del Montículo 13 de Chiapa de Corzo se excavaron un par de áreas empedradas con piedras bolas que fueron interpretadas como posibles baños de vapor; no obstante, la evidencia no parece ser concluyente.
Uno más, perteneciente al Clásico Temprano, fue excavado por Pierre Agrinier en el Montículo 1 de Ocozocoautla, al extremo oriental del sitio, tuvo su mayor ocupación como edificio polifuncional, tanto ceremonial como residencial de élite, a partir de la fase Istmo hasta la mitad de la siguiente fase, Laguna, es decir, en un lapso poco más tardío del homónimo montículo de Chiapa de Corzo.
“Los datos hasta aquí resumidos, y su comparación con la literatura arqueológica sobre los baños de vapor, indican que el uso del temazcal en el área zoque se difundió en época relativamente tardía respecto a otras regiones mesoamericanas como el área maya, donde hay ejemplos arqueológicos de baños de vapor a partir del Preclásico Medio” destacan los especialistas.
Esto, añaden, no implica que en épocas anteriores en el área zoque no se utilizaran baños de vapor, sino que el uso de materiales perecederos en su construcción no dejara huella en el registro arqueológico. Los dos ejemplos más tempranos, en Chiapa de Corzo y Ocozocoautla, a pesar de algunas diferencias estructurales, presentan muchos elementos comunes: ambos asociados a conjuntos residenciales de élite, tienen una dimensión variable entre los 10 y los 21 metros cuadrados y presentan un cauce central cuyos muros laterales funcionaron como banquetas para sentarse.
Su asociación con edificios residenciales de gran tamaño que son ampliados, en donde el temazcal se incluye como parte del nuevo programa arquitectónico, y su fechamiento a la fase Jiquipilas, es decir, al momento de apogeo de la cultura zoque del oeste de la entidad en el Clásico Temprano, sugieren que las élites zoques de la época habrían introducido el uso del baño de vapor posiblemente con función tanto higiénica como ritual.
“Es preciso subrayar que probablemente en la percepción prehispánica no existiera una tajante división entre función higiénica, ritual y médica del baño de vapor. Si el baño de vapor fue introducido en el Clásico Temprano en el área zoque, esto pudiera bien haber sido consecuencia de la larga interacción tenida con los grupos mayas en la cuenca del Grijalva desde el Preclásico Tardío” resaltan los investigadores.
Además, añaden que no hay evidencia de baños de vapor asociados a conjuntos residenciales a lo largo del Clásico Tardío-Terminal, mientras que dicha asociación se da nuevamente en el Posclásico, cuando las pequeñas construcciones circulares detectadas en El Ocote y aquí tentativamente identificadas como baños de vapor podrían haber desempeñado, otra vez, un papel tanto higiénico como ritual. Esta última función sería mayormente evidente en los ejemplos dotados de plataforma circular, en donde, por lo menos en un caso, se ha asociado con el uso de incensarios.
«El parecido entre los tres ejemplos descritos es evidente: todos ellos son de tamaño único en Mesoamérica, por lo menos en dos casos están asociados a canchas para el juego de pelota, fueron dotados de una antecámara de acceso y los largos espacios con banquetas laterales debieron hospedar grandes grupos de individuos” mencionan Domenici, Zurla y Lee Whiting.
Así mismo, hacen énfasis en el especial interés en la presencia de grandes acumulaciones de fragmentos quemados de ollas al interior de la sala de vapor, tanto en San Antonio como en El Higo. La acumulación intencional de estos fragmentos es indudable y, por lo tanto, hace a los expertos suponer que se utilizaran como material destinado a retener el calor y sobre el cual verter el agua para producir el vapor.
Una técnica análoga, especialmente útil en áreas donde predomina la piedra caliza (poco adecuada para ser calentada), ha sido detectada en Dzibichaltún, Los Cimientos y posiblemente en Acanmul; la utilización de fragmentos de cerámica para proteger del calor las paredes de un baño de vapor se ha descrito en el baño de vapor N-1 de Piedras Negras.
Por lo tanto, la uniformidad y la concentración geográfica de los temazcales monumentales asociados a las canchas sugiere, que una forma específica de juego de pelota, con sus rituales asociados, se haya desarrollado en el área zoque del oeste del estado y al sur de Tabasco.
“Bajo esta perspectiva, la nueva forma de juego y los rituales asociados desarrollados en el oeste de Chiapas y sur de Tabasco en el Clásico Tardío-Terminal parecen indicar que la difusión de nuevas prácticas rituales habría jugado un papel importante en la integración político-cultural de una región caracterizada por un patrón de asentamiento policéntrico y escasamente centralizado” concluyen.
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