Ansiedad, depresión y soledad, factores que propician deterioro cognitivo en los adultos mayores de Tuxtla Gutiérrez
*De acuerdo al estudio realizado por María Begoña Garín Gómez y Julio César Cañas Martínez, el deterioro de las actividades cognitivas provienen de ciertos trastornos emocionales en los adultos mayores, tales como la ansiedad, la depresión y la soledad, por lo que es importante que se realicen trabajos de estimulación para evitar que ello se vuelva un problema de salud pública.
De acuerdo al Consejo Nacional de Población (CONAPO), en 2019, la esperanza de vida promedio de las y los habitantes de México era de 75.1 años y se estima que para el 2030, esta sea de 76.7 años. De igual forma, la esperanza de vida para las mujeres es superior a la de los hombres, con una diferencia de casi seis años.
Según las estadísticas del Instituto Nacional de Personas Adultas Mayores (INAPAM) en México habitan un total de 10 millones 055 mil 379 adultos mayores de 60 años y más. Si bien se ha aumentado la esperanza de vida de las y los mexicanos, el envejecimiento poblacional se ha ido convirtiendo en un reto importante para las sociedades modernas, pues las obliga a actualizar sus programas de intervención para evitar que las secuelas de los procesos degenerativos propios de la edad se conviertan en un problema de salud pública.
María Begoña Garín Gómez y Julio César Cañas Martínez, psicólogos clínicos de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH), señalan que, en algunos casos se ha mencionado que el aumento de la población mayor puede ser una epidemia moderna pues la vejez de ninguna manera es una enfermedad y los adultos mayores no son una plaga.
“Debemos partir de la base de entender lo que significa el concepto de envejecimiento activo, que es el proceso por el cual se utilizan las oportunidades de bienestar físico social y mental durante toda la vida con el objeto de ampliar la esperanza de vida saludable la productividad y la calidad de vida en la vejez» señalan.
En Chiapas en el año 2000 había 211 mil 566 ancianos, según la Encuesta de Población y Vivienda del 2005 del Instituto de Estadística y Geografía (INEGI), cifra que en 2015 se elevó a 345 mil 461 con base en los registros de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), lo que corresponde al 23.5 % de la población total del Estado, siendo Tuxtla Gutiérrez un municipio con el 7.2% del total de la población de la tercera edad.
Este rápido crecimiento, junto con la de la falta de presupuesto, planeación, capacitación, etcétera, deviene de una deficiente atención en los programas sociales orientados a la atención de esta población, Es por ello que, Garín Gómez y Cañas Martínez, realizaron un estudio en donde, a través de la implementación de un programa de entrenamiento de memoria en adultos mayores, para determinar los síntomas que influyen en la falla de la memoria de la población.
“Uno de los primeros factores que nos indican que se está presentando una patología del envejecimiento es la pérdida gradual de la memoria, ya que está referida por el sujeto y por los que lo acompaña. Es el síntoma más temprano que se presenta en un déficit cognitivo. Existen diversos tipos de memoria y no son afectados de la misma forma ni al mismo tiempo en un proceso degenerativo” destacan.
De acuerdo con sus resultados, hay un déficit en la velocidad de procesamiento de la información, el funcionamiento de la memoria de trabajo, el funcionamiento sensorial y la función inhibitoria, ya que con el aumento de la edad se produce una disminución en la velocidad de procesamiento, la amplitud de la memoria de trabajo se reduce, hay una pérdida de la agudeza sensorial y las personas mayores tienen dificultad para centrar la atención en la información sin distraerse con estímulos que puedan estar presentes al realizar una tarea.
Además, añaden que la memoria es el proceso mediante el cual nuestro cerebro almacena información sobre el mundo, misma que nos permite saber quiénes somos y por ello, no es un proceso aislado e independiente, sino la resultante de varias funciones cognitivas como la atención la percepción e imaginación y otras. Es así como las distintas memorias, tienen lugar en el cerebro, por lo tanto, se reciben y almacenan en lugares distintos
El proceso que realiza la memoria de trabajo, por ejemplo, ocurre con toda probabilidad en la zona frontal del cerebro. El proceso de almacenamiento de nuevos recuerdos (aprendizaje) tiene lugar en el sistema temporal (medio diencefálico), la información visual es procesada en la parte posterior del cerebro (lóbulo occipital), la información auditiva es procesada en los lóbulos temporales. La información espacial se procesa en el lóbulo parietal y se dice que existen también áreas que participan en el procesamiento de la memoria emocional, como el lenguaje y las costumbres.
«En la actualidad sabemos que dentro de la memoria a corto plazo existe una más activa, denominada memoria de trabajo, que está formada por tres componentes como son: ejecutivo central (atención), bucle fonológico (almacén de tipo verbal) y agenda visoespacial (almacén de tipo espacial)” añaden Garín Gómez y Cañas Martínez.
Los investigadores resaltan que, numerosas investigaciones han comprobado el declive cognitivo por la edad, especialmente en la memoria. En 1986 en Instituto de Salud Mental de Estados Unidos creó un grupo de trabajo para definir el cuadro de deterioro cognitivo y uniformar los criterios de investigación este grupo de ahí es cuando se propone el concepto de pérdida de memoria asociada a la edad.
El deterioro cognitivo, además de ser un elemento a evaluar en adultos mayores, sobre todo en los que se sospecha algún tipo de demencia, también aparece como entidad nosológica individual, ya que se ve reflejado en una pérdida de capacidades cognitivas, tales como la memoria y la concentración.
Dicho deterioro se da en el proceso de envejecimiento, puesto que las y los ancianos pueden tener dificultad para recordar nombres o citas y experimentar problemas para solucionar operaciones complejas.
A través de una muestra experimental, integrada por 80 personas 40 del grupo de control y 40 el grupo experimental de los cuales 17.5% son hombres y el 82.5% mujeres, se realizó un análisis de varianza de un factor para comprobar los resultados del Programa de Entrenamiento de Memoria, propuestos con los especialistas.
“En lo que respeta la ansiedad, el efecto fue significativo, por lo que las comparaciones entre grupos mostraron que los resultados en el grupo experimental fueron superiores a los obtenidos en el grupo que no llevó a cabo el programa, lo cual se aprecia en la disminución de la ansiedad” añaden.
Lo anterior, señalan, puede deberse a nivel de atención prestada y la importancia para ellos de formar parte de un protocolo de investigación, observándose más fortalecido el grupo experimental por el taller.
En cuanto al deterioro cognitivo, Garín Gómez y Cañas Martínez resaltan el efecto del programa fue significativo, encontrándose diferencias en las medias con respecto al grupo experimental antes y después del programa de entrenamiento, suceso que también es observado por María Cristina Mujica en su curso de estimulación de la memoria en adultos mayores, en cuyas conclusiones menciona que el funcionamiento de la memoria es ejercitable y por tanto se puede mejorar además existe evidencia científica de plasticidad cerebral.
“Los resultados de este estudio arrojaron cambios positivos en los participantes que participaron en el taller de memoria, ya que mejoraron su rendimiento cognitivo en los resultados después del test y sus habilidades sociales haciendo nuevas amistades. Disminuyeron los niveles de depresión y ansiedad, en el aspecto subjetivo, se demostraron a sí mismos que la memoria es como un músculo que se puede reentrenar” señalan.
Se observó también la importancia de restablecer las redes sociales como una motivación en los ancianos para llevar a cabo dichos entrenamientos, abatir los niveles de ansiedad y depresión mediante la relación con sus pares, misma que sirve de estimulación para batir la dinámica de entrenamiento de las habilidades cognitivas.
«Es importante tener en cuenta que en adultos mayores se puede demorar más por la desconfianza, la inseguridad en sus propias capacidades, por lo que se considera pertinente aumentar el número de sesiones y hacer énfasis al principio en actividades de relación para aumentar la confianza entre los miembros y que haya más apertura y puedan realizar con más confort las actividades de carácter cognoscitivo y las de reminiscencia, que aportan un sinfín de beneficios emocionales que se vuelven poderosos motivadores para la asistencia de estos grupos” finalizan.
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