Figuras en el Cielo
Por Oscar Alejandro Cruz Toalá
Jatamatzá Club de Divulgación Científica A.C.
Que tal mis amigas y amigos lectores de este buen diario, quiero empezar este artículo con un par de preguntas, ¿cuántas veces han salido, de noche, al patio de su casa y han observado el cielo estrellado? Y la siguiente pregunta ¿cuántos de ustedes han visto que las estrellas dibujan figuras? En mi infancia recuerdo muy bien que salía al patio trasero de la casa de mis padres y por las noches observaba el cielo estrellado, en los 90´s no existía tanta contaminación lumínica, podía observar centenares de estrellas en una sola región del cielo, pasaba varios minutos mirando el cielo, ahí conocí a las estrellas fugaces, me sorprendía ver el haz de luz que se dibujaba y pedía mi deseo. Observaba muchos puntos de luz de diferentes tamaños, colores, algunos titilantes, otros fijos, algunos más que se movían a velocidades constantes. Me gustaba buscar a los tres Reyes Magos, pero también me di cuenta que no era visible todo el año, solo en época decembrina, cuando todos escribíamos nuestras cartas, era señal que se acercaban cuando a eso de las diez de la noche veíamos asomarse sobre el horizonte iniciando el mes de Noviembre. Cerca de los tres Reyes Magos estaban otras estrellas que formaban en conjunto una licuadora, en otras zonas del cielo encontré estrellas que formaban un papalote, una cruz, entre otras muchas formas.
La Astronomía me enseñó que esas formas que yo observaba en el cielo y los nombres que yo les había asignado reciben el nombre de asterismos, con las mismas estrellas alguien más podría ver otra figura, y si eso pasaba en mi colonia, imagínense como poder identificar las mismas estrellas en otras partes del mundo. Desde la antigüedad, las formas del cielo han ayudado a exploradores y navegantes a poder guiarse de ellas, realizaron mapas estelares, lo malo es que con las mismas estrellas, los romanos, los griegos, los chinos, los egipcios, los mayas, los aztecas observaron diferentes objetos, por ejemplo, en la constelación de Orión, lo que conocemos los tres Reyes Magos, para los mayas era una tortuga, para los griegos el cinturón del guerrero, para los egipcios la escalera para llegar a Isis. Las figuras en el cielo que reconocemos ahora se llaman constelaciones.
Aunque se desconoce cuál fue la primera cultura que interpretó el cielo nocturno como un gran pizarrón para grabar a sus héroes y leyendas, para la mayoría, dichas figuras, tenían un significado especial para ellos. Las constelaciones que conocemos hoy, proceden originalmente de los griegos, quienes fueron muy buenos creando leyendas y describiéndolas desde hace tres mil años, y hoy las podremos recordar observando el cielo. Las leyendas descritas en las constelaciones varían de cultura a cultura, y es asombrosa la similitud en algunas de ellas.
A lo largo de los siglos, las personas que se dedicaban a realizar los mapas del cielo, llamados cartógrafos, representaron constelaciones para ambos hemisferios, el problema fue que, para un mismo hemisferio, representaban diferentes constelaciones y no existía algo que los regulara, había mucha confusión, hasta que en 1930 los miembros de la Unión Astronómica Internacional (IAU), una sociedad de astrónomos profesionales, tuvieron que reunirse para decidir qué constelaciones se reconocerían de manera oficial, estableciendo 88 constelaciones, de las cuales 55 son visibles en su totalidad desde el Hemisferio Norte. La mayoría de las constelaciones aún conservan sus nombres originales que fueron dados por los astrónomos griegos, muy pocas del Hemisferio Sur conservan los nombres “modernos” que recibieron en el siglo XIX.
De las constelaciones que ahora podemos identificar es al famoso Orión, Tauro, Andrómeda, Perseo, Casiopea, los cúmulos de estrellas de Las Pléyades y las Híades, Géminis o los Gemelos, Cáncer, y demás constelaciones zodiacales que transitan a los largo del año por nuestra bóveda celeste.
La Astronomía también me enseñó que las estrellas se mueven unas de otras, pero que ese movimiento lo percibiremos a lo largo de miles de años, pero los puntos de luz que si podemos ver moverse en el cielo pueden ser otra cosa, por ejemplo, si el punto de luz se mueve muy rápido y deja un pequeño rastro de luz puede ser una estrella fugaz, es momento de pedir un deseo, aunque sabemos muy bien que las estrellas no satisfacen caprichos humanos y de antemano el deseo que pidamos nunca se realizará, al menos que trabajemos para que se cumpla; si el punto de luz se mueve manera lenta, sin titilar o parpadear y tiene “apariencia” de estrella (en tamaño o brillo) se trata de un satélite artificial; si el punto de luz no titila y cambia de posición a lo largo de las noches (movimiento en el cielo súper lento en el mismo horario de observación) se trata de un planeta.
Mis queridos lectores, para terminar, les dejaré por aquí una pequeña plantilla que ocupamos con los peques en los diferentes talleres que realizamos, se trata de un proyector de constelaciones, necesitamos imprimir/recortar cada una de las fichas/perforar con clavo o aguja los puntos/ colocarlos en el extremo de un tubo de igual diámetro a la ficha/colocar una linterna en el extremo opuesto del tubo/proyectarlo sobre la pared o techo en un cuarto sin iluminación/intercambiar fichas. El objetivo es identificar las constelaciones que se proyectan y poder ubicarlas en el cielo oscuro.
Nos vemos en un reporte cósmico más en la próxima edición, no sin antes mencionar que estamos por iniciar nuestro curso de verano el próximo 16 de Julio sobre la calzada de las personas ilustres, informes al 9611551581, y de nuestro próximo evento de la celebración del aniversario No. 50 del primer alunizaje del ser humano a bordo del Apolo 11, y tenemos un concurso, participa premio al primer lugar un Telescopio Celestron FirstScope edición especial. Y Ahora sí no olviden de poner los #OjosAlCielo. Hasta la próxima.
Sin comentarios aún.