¿Nativo, endémico, exótico?

Nauyaca de Frío o Nauyaca de Tzotzil (Cerrophidion tzotzilorum), una especie de víbora endémica a Los Altos de Chiapas. Cabe destacar que su veneno es poco activo a comparación de las víboras de tierra caliente, no obstante, es recomendable respetarla. © Daniel Pineda Vera, 2013.

Lo que es y lo que no es en Chiapas – Primera parte.

Por Daniel Pineda Vera de Pájaro Cantil

Seguro ya habrán escuchado frases como “¡Tenemos que reforestar con especies endémicas/nativas”, o “Protejamos a las especies endémicas de Chiapas”, o bien “La guacamaya, el jaguar y el tapir son especies endémicas de Chiapas”. Incluso, habrá quién diga que “el Quetzal es un ave muy exótica”. Y esta pequeña nota, tiene como propósito, esclarecer el uso correcto de estos términos y sus implicaciones para muchas de las acciones que hoy en día, la euforia nos motiva a realizar.

Primeramente, cabe destacar que todos estos términos hacen referencia a las distribuciones e incluso la ecología de las especies en las que se aplican -recordemos que la ecología es una rama de la biología, es una ciencia, que estudia las relaciones entre las especies, sus individuos y el entorno que les rodea, no vayamos a caer en el garrafal error de decir “que hay que cuidar la ecología”, pues resultará igual de burdo que exigir que cuidemos las matemáticas o la física-. Con ello quiero decir, que estos términos nos indican la procedencia o rango de presencia de una especie en un territorio determinado.

Antes de comenzar a definir estos términos, cabe aclarar, que cuando hablamos de la situación geográfica de una o varias especies, casi por norma, se utilizan parámetros y fronteras políticas. Y sin embargo, la naturaleza no conoce tales fronteras, y por tanto, muchas especies pueden no ser exclusivas de Chiapas, pero sí que pueden ser exclusivas de una región biogeográfica compartida con Oaxaca o Guatemala, que presenta las mismas características ambientales.

Para el primer caso, hablaremos de las especies endémicas. Una especie endémica, es aquella que naturalmente tiene una distribución restringida a un área determinada, es decir, es exclusiva de esa región, y no se encuentra en ninguna otra parte del mundo. Un lago, una cuenca, una meseta, una cadena montañosa, una cueva o una isla, son sitios propensos a contener endemismos, por el aislamiento geográfico que ofrecen estos sitios. Como ya han visualizado, Chiapas contiene muchas de estas formas geológicas, por lo que efectivamente, Chiapas es un estado con alta riqueza de endemismos.

Abaniquillo o Anolis Chiapaneco (Norops alvarezdeltoroi), una lagartija que habita las cuevas calizas húmedas del noroeste de Chiapas, dedicada a Don Miguel Álvarez del Toro. Anteriormente se consideraba endémica de Chiapas, hasta que en 2015, se publicó su presencia en Veracruz. © Daniel Pineda Vera, 2014.

Los endemismos son más frecuentes en grupos de plantas o animales que poseen una movilidad limitada, ya sea por su tamaño o su comportamiento. Es rarísimo encontrar endemismos de aves (pueden volar, y ello les confiere gran movilidad), pero es muy frecuente con anfibios, reptiles, mamíferos pequeños e incluso peces. Lo mismo sucede con plantas que tienen poco éxito en su dispersión o bien, en su germinación, como ocurre con las orquídeas. Las especies endémicas son las más vulnerables, pues al desaparecer los elementos o destruirse totalmente su hábitat, estas estarán condenadas a la extinción.

Ejemplos de especies endémicas los tenemos en peces como el Popoyote de San Cristóbal (Tlaloc hildebrandi), en el Escorpión o Dragoncito de Labios Rojos (Abronia lythrochila), en la Salamandra Negra de Cueva (Ixalotriton niger), en la Nauyaca de Frío (Cerrophidion tzotzilorum) y muchos más. Algunas especies consideradas endémicas de Chiapas con anterioridad hoy en día se han registrado en territorios vecinos, como el Abaniquillo Chiapaneco (Norops alvarezdeltoroi), que se creía sólo existía las cuevas calizas al noroeste de Chiapas, pero en años recientes se le registró en Veracruz.

De igual forma tenemos especies endémicas a México, en este caso, suelen presentar una distribución extensa, incluso pueden ser comunes o hasta abundantes, sin embargo, si distribución queda restringida a los límites políticos de nuestro país, tal es el caso de la Ranera Gargantilla (Leptophis diplotropis), una hermosa e inofensiva pero enojona culebra que habita la costa del Pacífico Mexicano, y su distribución más sureña, se encuentra en Chiapas, en las selvas secas de la Depresión Central (existe aún en nuestra ciudad).

En la segunda parte, hablaremos de las especies nativas y exóticas, para rematar en la tercera parte, un tratado especial sobre las especies exóticas invasoras que tanto daño han causado a nuestra biodiversidad, siendo solapadas por nosotros.

La Ranera Gargantilla (Leptophis diplotropis), es una de las serpientes más hermosas de México, habitante de las zonas arboladas y bejuqueros que se encuentran cerca de cuerpos de agua, ya sean pozas, ríos o arroyos, donde caza ranas y lagartijas, su alimento preferido. Es inofensiva, aunque de carácter irritable. Es una de las muchas especies que la gente engloba con el nombre de «Bejuquilla». © Daniel Pineda Vera, 2016.