Bioinsecticidas, la alternativa para el combate contra el Dengue, Zika y la Chinkungunya
Por Flor Hernández de CONACYT agencia informativa
El Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional Unidad Oaxaca (CIIDIR), encontró la opción para controlar la población de mosquitos y su molesto zumbido nocturno desarrollada por el doctor en entomología Rafael Pérez Pacheco con la prioridad de respetar el medio ambiente.
Chiapas ha sido uno de los principales estados que ha registrado año con año casos de Dengua, Zika y Chinkungunya convirtiéndolos en un problema de salud pública.
Desde 2014 se registró el contagio por Chicungunya a 200 kilómetros de la frontera Chiapas-Guatemala
En Octubre del 2016 Mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) registra los primeros cinco casos del Sindrome de Guillain-Barré (SGB) provocado por el virus del Zika, uno de ellos en Chiapas, familiares y amigos de pacientes en esta entidad, reportaron que son más los casos que se han detectado en la entidad donde algunos de ellos han fallecido ya.
Durante los últimos 25 años, Pérez Pacheco ha trabajado en el proyecto Control biológico de mosquitos con nematodos parásitos. Como parte de su investigación, ha logrado cultivar permanentemente en el laboratorio cuatro especies de estos “enemigos” naturales de los zancudos, mismas que fueron encontradas en condiciones naturales en la India, China, Estados Unidos y Argentina.
La bioplanta ubicada en las instalaciones del CIIDIR, perteneciente al Instituto Politécnico Nacional (IPN), alberga un insectario con las diferentes etapas de desarrollo de los mosquitos comunes en Oaxaca de las especies Culex quinquefasciatus y Aedes aegypti: sus cuatro periodos larvarios y pupas (correspondientes a su vida acuática), así como cientos de estos insectos resguardados en jaulas construidas de tela de mosquitero, que vuelan y zumban a la menor provocación.
Ahí también se reproducen, mejoran genéticamente e investigan los nematodos —cuya apariencia asemeja delgados hilos color amarillo—, los cuales parasitan y devoran en etapa larvaria (comúnmente conocida en México como “rompetripas”) a los mosquitos.
Nematodos contra paludismo
El proyecto de control de zancudos con biotecnología fue utilizado en la entidad entre 1995 y hasta 2004, a través de un convenio que mantenía el CIDIIR con los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO), específicamente con el área de Paludismo, enfermedad de la cual —según la secretaría— no se registra ningún caso en territorio oaxaqueño desde 2013.
No obstante, Pérez Pacheco sostiene que el bioinsecticida no solo contribuye a la erradicación de mosquitos transmisores de enfermedades, como es el caso de la hembra del Anopheles (vector del Plasmodium vivax), sino también de otras especies que representan un serio problema por su elevada población en zonas calurosas de Oaxaca y, en general, de México.
“Los tipos de nematodos que se cultivan en la bioplanta no causan daños en las personas, únicamente combaten las larvas de los mosquitos. Se han hecho pruebas en más de 100 tipos de moscos y en todas han dado buenos resultados”.
El investigador explica que el proyecto cuenta con la producción suficiente de parásitos para combatir la alta presencia de mosquitos en regiones como la Costa, Tuxtepec e Istmo, mediante la siembra de nematodos en ríos o lagunas, e inclusive, fuera de la entidad.
Los parásitos son llevados y liberados en sitios en los que se reproducen los zancudos, sin causar efectos secundarios en el medio ambiente, dando como resultado el control de estos insectos y con ello una mejor calidad de vida para los pobladores.
Y agrega que el trabajo en el laboratorio efectuado por él y alumnos del CIIDIR ha permitido que los parásitos sean resistentes a condiciones de salinidad, así como aguas negras, lo que repercute en su eficacia para combatir las larvas.
“A través de un mejoramiento genético, los nematodos tienen características que les permiten acoplarse a lagunas que se encuentran en la Costa oaxaqueña y que tienen concentraciones superiores de sal. La intención no es erradicar a los mosquitos sino reducir las poblaciones para que no causen problemas de salud ni tampoco molestias”, precisa el investigador.
De tal forma que los bioinsecticidas, afirma, permiten controlar a los mosquitos sin daños colaterales como los registrados por los productos químicos.
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