«Baño de vapor» del Palacio en Palenque vuelve a ser explorado a más de siete décadas de su última excavación
*En las exploraciones en el baño de vapor del Palacio, lo primero con lo que se toparon al excavar el Cuarto 1, bajo 10-15 centímetros de limo, fue el enlajado, similar al del Cuarto 2, que ya era conocido.
A más de siete décadas de su excavación y consolidación por parte del arqueólogo Alberto Ruz L’huillier, el denominado baño de vapor del Palacio, el conjunto arquitectónico más complejo de la Zona Arqueológica de Palenque, volvió a ser motivo de exploraciones,; ahora a cargo de los investigadores españoles Ana García Barrios y Jesús Adánez Pavón.
En dicho trabajo colaboró el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Proyecto Arqueológico Palenque (PAP), centrados en el registro y documentación por medio de la fotogrametría de dicho espacio.
Así como en la identificación de elementos propios de los baños de vapor en la tradición maya, e indagar en su secuencia constructiva y posibles remodelaciones.
A una semana de cerrar la excavación, García Barrios y Adánez Pavón, presentaron los resultados preliminares en el 12° Congreso Internacional de Mayistas, organizado por el Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a través del Centro de Estudios Mayas.
En dicho lugar, dijeron que la intención de ejecutar esas tareas en el baño de vapor surgió tras las excavaciones recientes del PAP, coordinado por Arnoldo González Cruz, en las que identificaron estanques y otros elementos relacionados con el manejo hídrico, esto en el patio sureste del Palacio.
Por lo que, se volvió al baño de vapor, el cual excavó y reconstruyó Ruz, en 1951. Se trata de un edificio reducido localizado en el patio suroeste, aledaño a la Casa E y flanqueado por las casas H e I.
Su estructura mide 13.80 metros de longitud, con tres vanos de acceso, compuesta por un espacio de galería y dos cuartos, de escasa altura interior, cerrado por una bóveda maya; de ahí la dificultad de obtener imágenes fotogramétricas, las cuales fueron procesadas por el integrante del PAP, Luis Torres, mencionaron los investigadores.
Así mismo, destacaron que Alberto Ruz nombró como baño de vapor o temazcal a los dos cuartos ubicados en el extremo oeste, ambos con pisos de lajas, uno de ellos, el denominado 2, con desagües circulares y un vano de acceso con escalón.
Sin embargo, en esa excavación no se advirtieron huellas de quemazones. Por tanto, no se puede confirmar que el baño de vapor del Palacio funcionase como tal, por esa falta de elementos de producción de calor,; los cuales sí aparecen en el del Grupo B de Palenque.
Donde queda claro el lugar donde se calentaban las piedras, para luego arrojarles agua y producir el vapor, que también se han registrado en sitios como Piedras Negras, Edzná y Oxkintok, añadieron los investigadores.
De acuerdo con García Barrios, el baño de vapor “casa de las nubes” en el Tablero del Templo de la Cruz de Palenque, fue el espacio predilecto de sacerdotes y nobles; donde el vapor era el componente principal para reproducir ambientes de humedad y niebla, asociados a las cuevas.
Se utilizaron no solo para la limpieza de las personas, sino para recrear el nacimiento de los dioses, cuyas representaciones eran purificadas en estos lugares, explicó la investigadora.
Un descubrimiento significativo fue un depósito ritual bajo el corredor que conecta con la Casa E, este contenía restos abundantes de caracoles de río de distintas familias y otros animales acuáticos, como tortuga blanca, “uno de los alimentos favoritos de la nobleza palencana”, así como un par de huesos de pie humano: un calcáneo y una falange raspada.
Además, hallaron material lítico, como obsidiana y fragmentos revueltos de platos trípodes, cajetes y vasos, cuyos tipos cerámicos les permiten brindar una cronología tentativa del depósito hacia 750-800 d.C., aunque desconocen si fue colocado en un ritual de iniciación o remodelación del espacio.
Aún no es posible afirmar que el baño de vapor del Palacio fuese tal, “pensamos que guarda relación con ceremonias y prácticas en las que el agua era fundamental, por lo que una búsqueda en el registro etnográfico sobre estos rituales podría sofisticar nuestra visión” concluyeron ambos investigadores.
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