Mayas ch’ibal y ts’umbal, el parentesco en el control social y territorio
*¿Cómo conceptualizar a los grupos locales de parentesco de los pueblos originarios que rebasan los confines de la familia nuclear? Las llamadas castas en la región andina, los calli entre los antiguos mexicanos, el lof entre los Mapuche, y otros han presentado desafíos conceptuales.
Investigadores debatieron el significado de los ch’ibal y ts’umbal en la conferencia: «Parentesco y territorio en tierras mayas: los grupos patrilineales de la Península de Yucatán y Chiapas», mediante documentos históricos y etnografía propia. Destacaron la importancia de estos grupos patrilineales en el control social y del territorio en distintos grupos de filiación maya.
Erín Estrada Lugo, investigadora de El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) indicó que, arqueólogos, lingüísticos e historiadores a través de estudios sobre los glifos mayas y con base a la obra de Fray Diego de Landa señalaron que, el sistema de parentesco jugó un papel principal en la sociedad maya. Con ello, identificaron una serie de unidades a las que llamaron linaje, luego familias extensas o no linaje, vieron que algunas secciones tenían intervenciones tanto política, social y económica.
Estrada Lugo dijo que, el linaje es la descendencia o ascendencia de un grupo familiar, puede ser en línea patrilineal (padre) o matrilineal (madre). Asimismo, el parentesco son las formas de comportamiento, se ven con la transmisión de derechos y bienes, el patrón de residencia, la formación de grupos de acción, esto con el fin de entender la relación entre los mayas y los espacios que habitan, usan y reproducen.
Enfatizó que, los mayas de la Península ocupaban tres zonas: la del sur en las tierras altas de Guatemala, Chiapas y la Llanura costera a lo largo del Pacifico y la mitad occidental de El Salvador, donde la ocupación de pueblos habla maya relativamente tardía y existió una fuerte influencia mexica.
Aunado a ello está la zona central en el departamento de Petén de Guatemala, Tabasco, Sur de Campeche, Belice y porciones de Honduras. Y, la norte en la Llanura costera caliza y baja de la Península de Yucatán.
La investigadora dijo que estos mayas realizaban la agricultura de roza-tumba-quema, tenían un huerto familiar aledaña a la vivienda, del monte o selva extraían materiales diversos de construcción, practicaban la cacería y pesca. De especial importancia, era la recolección de la resina de árbol de copal y cortezas para dar sabor al balche’ (bebida) ambos utilizados en ceremonias religiosas.
Sobre el parentesco en la Península de Yucatán, acentuó que eran linajes, es decir, varias familias emparentadas entre sí, quienes habitaban bajo el mismo techo o en grupos de viviendas que formaban una unidad.
Dichos grupos eran patrilocales, también llamados “linajes localizados o clanes” y “clanes exógamos patrilineales”. El primer término se refiere a la forma de residencia donde los nuevos cónyuges vivían con la familia del padre del varón.
Estrada Lugo mencionó que este sistema temprano de familias patrilocales se veía con relación al cah (pueblo) y se llamaban ch’ibal, la articulación de estos individuos a las unidades se daba por el parentesco y propiedad de la tierra, ya que tenían dominio sobre una fracción de esta posesión y, con la que se exigía renta y servicios por su uso.
Explicó que, el ch’ibal eran grupos de varones con esposas e hijos emparentados de manera patrilineal, desplegaban lazos de solidaridad e involucraban a individuos que compartían el mismo patronímico. A su interior, estaban conformados por varias familias extensas que funcionaban como una unidad económica cooperativa, la mayoría de veces integraban residencias de carácter patrilocal.
La investigadora señaló que, en la época colonial aun conformaban grupos locales de descendencia unilineal que, a través del vínculo masculino, compartían el mismo apelativo y constituían, por lo tanto, grupos de filiación patrilineal exogámico.
Hoy en día, para la zona maya de Quintana Roo, se observa un padre y sus hijos o un grupo de hermanos, en ocasiones un tío y sus sobrinos. Comparten el trabajo en milpas vecinas, ya que el trabajo en equipo es especialmente útil en la tala y quema de monte, además de que el grupo proporcionaba simultáneamente compañía y seguridad. Lo mismo paso con otras actividades como la caza y pesca, expuso la investigadora.
Agregó que, el ch’ibal lo refieren con el nombre del primer apellido paterno del grupo, algunas unidades ya no se conforman con familias extensas, sino son nucleares al conformar gremios patrilineales. En el espacio de los pueblos se ven como aglomeraciones de varios huertos cuyos dueños están emparentados (vía patrilineal).
Sobre la palabra ch’ibal, dijo que ahora solo lo usan las personas de mayor edad para identificar un espacio productivo que la mayoría de personas denominan como rancho. Es explicado como “mi semilla, mi raíz, aquí lo que se produce es de mis hijos y los hijos de mis hijos, es mi semilla, es mi ch’ibal”.
La investigadora destacó que, en la actualidad el papel de los usos del parentesco tiene una importancia de primer orden, a través de las unidades sociales donde las patrilineas limitadas y los grupos agnaticios norman el acceso y uso de los recursos en su territorio.
Al mismo tiempo, los elementos para que un hombre se relacione con la tierra y se posesione de ella son: el trabajo, condición de pariente y la iglesia maya. Entre sus actividades cotidianas está el cimiento para la construcción de espacios, relevantes en la reproducción de los espacios mismos, ya que de esa interacción depende, al menos en parte, la reproducción social y cultural de los mayas.
Estrada Lugo destacó que, los procesos de reorganización indican que las formas de establecer las actividades y el territorio por parte de los mayas tendrían que ser consideradas, aún más, para constituir el referente social necesario en los esfuerzos de planeación y conservación de los recursos naturales.
¿Por qué es tan importante ver este tipo de unidades sociales en los territorios del sur de nuestro país y de otros países?, porque este tipo de unidades el estado no los ve, ni se entera que existen. Si nos piden o nos exigen en nuestras instituciones tener un impacto para estas personas, lo primero que tenemos que saber es que tipo de familias tenemos (…) ¿De dónde vienen? y ¿Cómo se organizan?, concluyó la investigadora.
A su vez, Edith Cervantes Trejo, investigadora independiente, expuso que los mayas de las tierras altas son pueblos contemporáneos tseltales y tsotsiles, presentan una continuidad en el Alto Bloque Central de Chiapas (en la actualidad región de Los Altos de Chiapas) desde épocas prehispánicas.
Mencionó que son llamados “los mayas de las tierras altas”, por estar asentados en el macizo montañoso de las Cuchumatanes (Guatemala) que penetra en Chiapas en su extremo sur para luego formar el Alto Bloque Central.
La investigadora puntualizó que, existen diversos estudios etnográficos en cuanto a la patrilocalidad en estos grupos mayenses, la más frecuente refiere que “los hombres casados construyen su casa cerca de la vivienda de sus padres de la manera que la casa de los ancianos abuelos se encuentra rodeada por otros pertenecientes a sus hijos y a su descendencia”.
Reveló que tal descripción ilustra una unidad social integrada por tres generaciones de lazo patrilineal que se denomina Grupo Localizado de Parentesco (GLP), este lo integra un conjunto de domésticos, independientes del padre y de los hijos casados que habitan una unidad de residencia y usufructúan un territorio parcelario.
Los GLPs han sido reportados etnográficamente en prácticamente todos los grupos lingüísticos indígenas del área mesoamericana de México, Guatemala y el sur de Nicaragua” dijo la investigadora.
Al cuestionarse ¿Cómo las prácticas de residencia y herencia de la tierra que opera el GLP de manera patrilineal inciden en la organización del territorio de la comunidad y municipio tsotsil y tseltal de los Altos de Chiapas?, indicó que se da a través del parentesco y principios patrilineales. Es decir, la residencia y herencia de la tierra bajo normativa patrilineal.
Cervantes Trejo explicó las representaciones sociales de unidades de residencia de GLP de la comunidad de Bachem del municipio tsotsil de Chenalhó y la comunidad Atsám teel del municipio tseltal de Cancuc.
Expuso que la genealogía del grupo de Bachem muestra a 6 grupos independientes (respecto a la imagen), los números ausentes son las mujeres casadas que viven en las comunidades de residencia de sus esposos, mientras que, los presentes son los hijos ya casados y su descendencia.
Por lo que, la unidad de residencia hace evidencia de un proceso de colonización del vecindario del padre y que la práctica de propiedad ejercido por los pueblos originarios conforma un espacio colectivo de vida, pues al no presentar terrenos segregados por cada grupo doméstico.
Añadió que, en esta unidad de residencia se constituye un sistema de interacción social con una elevada disponibilidad de presencia o copresencia de tres generaciones de lazo patrilineal que puede incluir o no a otros miembros.
Así el GLP de Bachem cuenta con 39 personas, mientras que Atsám teel alberga a 44, la elevada interacción social de los miembros del grupo localizado de parentesco en dicho espacio colectivo de vida, genera procesos de intercambio de información, sobre todo de conocimientos.
Por otro lado, mencionó que los grupos de GLP que presentan el mismo jol bil (cabeza de nombre) es adquirido de manera patrilineal con residencia contigua, están conformados por los abuelos de Grupos Localizado de Parentesco que son hermanos entre sí.
Le llamamos Grupos Agnaticios Localizados, estos se encuentran poblando el Ejido chol de la Región Norte de Chiapas. Cuando hay una carga natural dentro de un territorio se desprenden agrupaciones de grupos domésticos con el mismo jol bil que van a formar nuevos núcleos de población, puede ser en espacios cada vez más marginales al interior del municipio y se tiene que pedir permiso a la presidencia para hacer este acto, detalló la investigadora.
Sobre la organización territorial de los Altos de Chiapas (Aproximación) identificó a dos: la mayense y la urbana del espacio. En la primera, el paraje tiene un núcleo poblacional disperso con un rango de población principal de 150 a 800 habitantes, con un patrón de poblamiento disperso, y es un modelo enraizado en el posclásico maya.
A diferencia del segundo, señaló que San Cristóbal de Las Casas, es un núcleo poblacional concentrado con más de 200 mil habitantes, que inicia con el asentamiento español en el Poljé y se consolidó con la creación del Municipio.
Por su parte, Abraham Santis Gómez, investigador de la Universidad Intercultural de Chiapas (UNICH), analizó el cambio de las estrategias de vida de los grupos familiares en seis ts’umbaletik, que generó la resignificación de la visión tseltal, en el periodo de 1986-2018.
La ubicación de los seis ts’umbaletik en el municipio de Oxchuc es: T Expin de Santo Domingo, T, Ch’Ixna de Tzajaloc’och, T Aquino de El Mash, T. K’ujul de Temax, T. K’ulub de El Tzay, y T. Akux de Guadalupe.
El investigador definió al ts’umbal como un conjunto de grupos familiares que tienen la misma semilla de vida, comparten una misma identidad colectiva y un territorio reconocido que les permite diferenciarse de otros conjuntos.
Santis Gómez destacó aspectos culturales y políticos donde: profesores realizaron una lucha de poder por el gobierno municipal en los años ochenta y en 1986, se presentaron las disputas por la tierra debido al crecimiento poblacional.
Asimismo, para el 2001, hubo una mayor interacción con el mercado y la ciudad, aunado a ello el aumento de migración laboral. Por último, en 2015, se da un movimiento sociopolítico y la lucha por un régimen de gobierno autónomo basado por usos y costumbres.
El investigador externó que, en 1986, se da un conflicto en estos grupos familiares por acaparar la tierra. Sin embargo, cuatro ancianos de la tercera generación (70 años) establecieron una organización territorial.
El ts’umbal tiene sus normas y características. Por ejemplo, a las mujeres no les dan tierras, comentó el investigador.
Para evitar dichos conflictos, dijo que el Comisariado de Bienes Comunales, delimitó y otorgó constancias donde reconocía a la tierra por grupos. Es decir, la organización por ts’umbal: distribuido por hijos varones, quien tenia el nagual más fuerte, y el trabajo en la milpa.
Santis Gómez resaltó que, los jóvenes al no tener muchas oportunidades de acceso a la tierra, buscan alternativas como establecer una tienda en la orilla de la carretera (compran la tierra) y dejan de practicar la milpa, de esa manera se diversifican las estrategias, pero algunas permanecen como obtener leña de la misma reserva de bosque.
Mencionó que la movilidad territorial del ts’umbal es interna, donde el ancestro principal vivió en otra comunidad y se fue desplazando en la búsqueda de mejores tierras, agua o donde se cultivaba el café.
Otra noción dice que, el movimiento es porque no se enraizaron en el lugar. En esta movilidad, los grupos familiares van buscando nuevas estrategias y viendo otros territorios, de tal manera que existen ts’umbal sufridor o pobre, trabajador, reorganizador, emprendedor e innovador.
Cada grupo familiar se organiza para una acción colectiva, tuve la fortuna de formar cooperativas para temas agropecuarios (…) También, se generan cambios productivos e innovaciones desde estos grupos, hay un cambio en lo intergeneracional en abuelos, padres y jóvenes, otro efecto es la urbanización y migración laboral, expuso el investigador.
Santis Gómez recalcó que, el proceso de transformación de las estrategias de vida de estos grupos familiares se resignifica por medio del chichambil (cernido), los cambios que vienen de fuera, pero se analizan cuales se aceptan o rechazan.
Además, hay procesos de cambio (syantesel jkuxlejaltik) que es transformar la vida, pero de esta viene otra categoría, spasel jkuxlejaltik (construir nuestra vida) y de esa manera se corrige (slektesei jkuxlejaltik). Este proceso lleva un cambio socio cultural interno.
Por último, dijo que el ts’umbal es un sujeto activo y colectivo que ha posibilitado un pueblo tseltal con resiliencia social, genera cambios mediante el “cernido”, con de estrategias que provocan una diferenciación social y modifican la visión tseltal de la vida (cambio cultural a partir del sujeto).
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