Indígenas construyeron su identidad de género a través de textiles
*Integrantes de la comunidad LGBT+ explicaron que los textiles son objetos y símbolos de resistencia en donde pueden plasmar no solo la cultura de sus lugares de origen y aportar a mantenerla viva, sino que también funciona para transmitir mensajes sobre sus luchas y sobre su existencia.
Por Redacción Alma Martínez
En el marco de la Feria de las Lenguas Indígenas Nacionales 2021, organizada por el Instituto Nacional de Lenguas indígenas (INALI) se llevó a cabo la mesa de diálogo “Preservación de textiles desde nuevas dinámicas del género” en la que integrantes de la comunidad LGBT+ compartieron sus experiencias de vida y como la elaboración de textiles a estado ligada a la construcción de su identidad de género.
Gerardo Merino Damián, artesano textil de la comunidad mixteca de la costa oaxaqueña, mencionó que su bisabuela y abuela, ambas artesanas textiles, le enseñaron el telar de cintura, sin embargo, dentro su comunidad indígena no es bien visto que los hombres realicen esta actividad al estar asociada a las mujeres, por lo que ha sido difícil darse a conocer como artesano.
Dijo que considera a la elaboración de textiles como todo un ritual a través del cual puede expresarse, resistir, enviar mensajes que digan que es indígena y parte de la comunidad LGBT+, y decir que está presente.
Explicó que, hace algunos años se mudó a la Ciudad de México, ahí enfrentó otras dificultades, primero no pudo tener a la mano todo el equipo de trabajo que conseguía en su comunidad de origen, y segundo por las miradas al salir a la calle con la indumentaria típica de una mujer.
Recordó que en sus inicios cuando comenzaba a vestirse con huipil, su familia no lo entendía, pero una vez que lo hicieron pudo sentirse libre. Ahora va por las calles de la CDMX con su mamá portando huipiles que el mismo elaboró.
Cada que voy portando un huipil me siento super orgulloso. La otra vez iba con mi mamá en el metro portando huipiles y hablando mixteco y las personas no dejaban de vernos, pero al final de cuentas esas experiencias sirven para decirles que seguimos resistiendo como sujetos indígenas y es aún más satisfactorio cuando termino de hacer una prenda y me la pongo porque se cuanto a costado poder mostrarla, declaró Merino Damián.
Por su parte, Alejandro Apolonio Alejo, activista de la región purépecha de Michoacán dijo que, en su lugar de origen el machismo a oprimido a la comunidad LGBT+, sobre todo a los que elaboran textiles porque no es bien visto ni siquiera dentro del núcleo familiar.
Comentó que desde pequeño supo que era gay y a la par nació su amor por el bordado. Cuando veía a su abuela bordar quería pedirle que le enseñara, pero nunca lo hizo por temor a su reacción, así que aprendió observando y practicando a escondidas.
Años después, se atrevió a mostrar su talento, al principio su madre no lo aceptó, pero cuando vio que podía obtener ingresos económicos lo hizo, así comenzó a vender sus prendas, y hace 2 años empezó a vestir las blusas y faldas que elabora.
Indicó que en una comunidad purépecha ser homosexual es motivo de discriminación, por eso cuando se viste como “mujer” le dicen que se está disfrazando, un contraste con lo que le pasó en la Ciudad de México, cuando fue de visita las personas en la calle le pidieron fotografías.
Las mujeres sobre todo las jóvenes ya no se dedican a bordar, ya no les interesa, entonces cuando me ven cociendo se sorprenden y aunque no esté normalizado lo seguiré practicando y seguiremos resistiendo para que el estigma se convierta en orgullo, señaló el activista.
Por otro lado, Jaime Antonio Ferreira Medina, rebocero de la tradición textil de jaspe y promotor cultural explicó que, existen imaginarios colectivos en donde la elaboración del textil dentro de las comunidades está ligada a las mujeres y pese a no ser de origen indígena pero sí de una comunidad rural aprendió a tejer a escondidas, cuando su mamá lo descubrió lo golpeó.
En cuanto a su vestimenta, explicó que siempre quiso utilizar la indumentaria de las mujeres, al principio no lo hizo por temor a su familia, ahora que se ve al espejo con los tejidos que elabora se siente cómodo y el mismo.
Por lo que el textil, le ha sido una herramienta para preservar un elemento cultural y sobrevivir, no tanto en lo económico sino espiritual y personal, pues a través de sus rebosos, de tejer en telar de cintura y hacer su propia ropa ha podido descubrirse y vivirse.
En Chiapas, Alberto López Gómez, indígena tzotzil originario de Aldama quien –como lo define- rompió las cadenas del machismo y decidió ser tejedor y diseñador desde hace seis años, también tuvo un inicio difícil como tejedor de cintura, al esconderse dentro de cuatro paredes para no ser criticado.
Como pueblos indígenas no sabemos de nuestros derechos, empecé a trabajar en telar de cintura, me criticaron muy fuerte, crearon un chisme en mi comunidad y todos se enteraron, pasé varios días llorando, explicó López Gómez.
Mencionó que en su comunidad es una norma que las mujeres sean las que hagan los bordados, sin embargo, su madre la que lo apoyó y le enseñó a tejer junto con sus hermanas y cuñadas.
En febrero del año pasado, se presentó en el American Indian Fashion Through The Feathers 2020 en Nueva York, en el marco de la Semana de la Moda, en el que exhibió sus diseños inspirados en su origen indígena.
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