Desde la colectividad, Trashumantes abren camino para la creación cinematográfica en Guerrero

#AlianzadeMedios | Por Franyeli García de Amapola

Fotografía: Franyeli García

Acapulco 

Somos el contexto que nos tocó vivir, pero en realidad somos las decisiones que tomamos, Cande Palma siempre usa esta frase como base para las historias que quiere contar.

Cande Palma es afromexicana de la zona rural de Acapulco y fue una de los dos ganadores de la Beca Jenkins del Toro 2019, la cual le permitirá estudiar en una de las 10 mejores escuelas de cine del mundo. Ella ha escogido irse a Cuba, aunque no lo ha logrado a causa de las restricciones por la pandemia.

El cortometraje documental con el que ganó retrata la vida de Rojo, uno de sus mejores amigos.

Nos despedimos como siempre, me dio un beso en la frente y nos deseamos feliz año nuevo, un día después me dieron la noticia: Rojo había sido asesinado, recuerda Cande este enero de 2021, tres años después del asesinato del protagonista de su cortodocumental.

El asesinato de Rojo generó en Cande Palma una de las depresiones mayores que ha vivido en su vida.

No tenía ganas ni de salir de la cama, cuenta.

En el 2019 se enteró de la convocatoria para la beca y a pesar de no cumplir con todos los requisitos para aplicar, porque no sabía inglés, una amiga la animo a participar.

Fue un acto de resistencia, porque no es justo que las personas de las comunidades no tengamos estas oportunidades –explica.

Cande envió su carta de motivos en español.

Rojo hablo por mí, cada que viajo, él está conmigo. El sueño de viajar juntos lo hemos cumplido.

Su familia y ella no creían que hubiera ganado la Beca, pero decidió ir a Guadalajara de un día para otro.

“Mi mamá me dijo que la beca me la iba a entregar Diego Luna”, y así fue.

“Al recibirla lloré, no solo lloré por ganar, lloré por todo lo que había pasado con Rojo, no podía creer que el logro que había alcanzado por retratar la historia de mi amigo me llevaría a esto, el me ayudo a levantarme”.

Su vida cambio estrepitosamente.

El cine se ha convertido en el principal motor para seguir, compartir y crear lazos con personas afines a ella, algunos tan fuertes que pareciera que fueran familiares.

Con unos amigos y amigas coincidieron en una idea: Crear un proyecto para acercar el proceso de producción del cine a la sociedad guerrerense, apoyando a talentos locales para lograr hacer cine de calidad desde Guerrero.

Así nació Trashumantes.

El proyecto se centra en crear condiciones para la realización cinematográfica en el estado de Guerrero, donde esta actividad ha sido relegada, incluso menospreciada, pero, como lo dice su nombre, trasladándose de un lugar a otro, buscando las condiciones necesarias para apoyar a el talento estatal en varias regiones.

“No busco ser la mejor del mundo, si no la mejor para este mundo”, explica Candelaria Palma a los alumnos que coordina como parte de la primera residencia de cine comunitario (RICCO).

En un ambiente de comunidad, empatía y trabajo en equipo, 11 becarios entusiastas del cine fueron seleccionados para vivir esta experiencia, donde se realizó la producción de dos documentales: Los ojos de Ana que relata la vida de la pintora Ana Barreto e Iguana en la mar, la historia de la banda musical Acapulquito Reggae.

El amor es darlo todo sin esperar nada a cambio. El equipo de Trashumantes se toma muy en serio esta afirmación. “Es importante sembrar una semilla en la sociedad que germine en un cambio real dentro de nuestra cultura”, dice Cande Palma, coordinadora del proyecto.

Con el apoyo de patrocinadores, durante 9 días, del 6 al 15 de enero, se logró el primer corte de los documentales.

Durante el proceso hubo muchos obstáculos que vencer, fueron días intensos, agotadores, pero llenos de pasión por el cine.

La residencia significó muchas cosas para los participantes, algunos se redescubrieron durante esta experiencia.

“Encontré una nueva familia”, “Me sentí escuchado y en un lugar seguro para expresarme”, “Es algo que no creí que fuera posible lograr”, externaron los participantes,

Dentro del alumnado que fue becado en RICCO están diseñadores, fotógrafos, arquitectos, comunicadores, docentes, escritores, postproductores, diseñadores y sociólogos.

Los alumnos seleccionados son: Marvin Barrera, Iudisael Pachuca, Alan Santos, Sayuri Daira, Jafet López, Yamileth Tagle, Armando García, Carlos Morales, Liliana Rodríguez, y Héctor López Taboada y yo, Franyeli García.

Las becas fueron otorgadas mediante una convocatoria cerrada debido a las condiciones por la pandemia a causa de la Covid- 19.

Se espera que para la segunda edición se pueda hacer una convocatoria abierta a todo entusiasta del cine que tenga en mente un proyecto documental.

Los asesores de esta primera edición fueron: Candelaria Palma (Rojo), Erick García Corona (Hasta los dientes, La isla perdida, Inmune), Fernando Rangel Estrada (La hija prometida) y Mauricio Silva Díaz, cineastas con gran compromiso social y comunitario.

“Poniendo el corazón, el cuerpo y el alma”, dice Cande, “esperamos seguir creando, creyendo y soñando”.

Esto sólo fue el comienzo.

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