“Kuxlejal”; una visión cinematográfica del suicidio en jóvenes de San Andrés Larrainzar
*A través de la asociación Vientos Culturales, se llevó a cabo la grabación de este documental en el municipio de San Andrés Larráinzar, en donde destacan la existencia de la problemática de los suicidios, que afecta a gran parte de los jóvenes de dicha comunidad al no tener los espacios culturales adecuados para expresar sus sentimientos.
Hasta hace algunos años, el suicidio era considerado un trastorno o conducta que atañe a la salud mental o emocional de un individuo. Sin embargo, es necesario considerar un sentido más profundo de los factores sociales y culturales que motivan a los jóvenes a adoptar una conducta suicida, ya que el fenómeno no es un simple resultado emocional.
En las comunidades indígenas, este suceso no es algo aislado; en las regiones tsotsiles y tseltales existen formas de vulnerabilidad que afectan en gran medida a la población joven, quienes se encuentran en desventajas a pesar de estar dentro de sus propias comunidades debido a que no son tomados en cuenta en los procesos que estén relacionados con acontecimientos relevantes de la zona, lo que se traducen en la agudización de desigualdades en términos de desarrollo individual.
Otro de los factores por los que actualmente atraviesan los jóvenes de la región, están relacionados con el desamor, problemas escolares o económicos, escasas posibilidades laborales o crisis económica familiar, que generan en ellos grandes sentimientos de frustración y desesperanza. Lo que da como resultado migración, subempleo, delincuencia, y en muchos casos, formar parte de las cruentas estadísticas como las de atentar contra la vida de uno mismo, el cometer actos o intentos de suicidio.
La adolescencia es una etapa llena de cambios que vuelve a los jóvenes vulnerables, ya sea que padezcan y que la familia no se dé cuenta a pesar de síntomas evidentes como tristeza, bajo rendimiento escolar, reprobación, ideas constantes de muerte; o bien la problemática está asociada al consumo de drogas o a la moda de formar parte de bandas, resentidos y con problemas de adaptación social; cuyos pensamientos relacionales conllevan una fuerte presencia ideológica de buscar la muerte.
De acuerdo a las Estadísticas de Mortalidad del 2017 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la tasa nacional de suicidio fue de 5.2 por cada 100 mil habitantes, la población de 20 a 24 años es quienes ocupan la tasa más alta con 9.3 por cada 100 mil jóvenes, sin embargo, el suicidio es la segunda causa de muerte en la población de 15 a 29 años.
En 2017, el suicidio ocupó el lugar número 22 de las principales causas de muerte para la población total. Esto señala que los jóvenes son quienes están más vulnerables a tener un comportamiento suicida. Algunos señalan que esto se debe a que hay características biológicas, psicológicas y sociales muy específicas que experimentan los adolescentes y jóvenes que les llevan a padecer mayores dificultades emocionales.
Aunque el estado de Chiapas se encuentra por debajo de la media nacional, la problemática se ha agravado en poblaciones indígenas. A su vez, han ido modificando los métodos tradicionales de autoeliminación, sustituyendo las sustancias tóxicas, como son los plaguicidas o el veneno, por las armas de fuego y ahorcamiento.
En el municipio de San Andrés Larráinzar, esta situación ha ido incrementando en los últimos años, por lo que Elke Franke directora de Vientos Culturales A.C, junto a su equipo de producción decidieron crear un documental que retrata el sentir de los jóvenes indígenas de dicho municipio ante la evidente problemática que se ha llevado a sus familiares y amigos más cercanos.
“Uno de mis compañeros, Ulises Soto, tuvo la idea de abordar el tema de los suicidios en los Altos de Chiapas, ya que él estaba estudiando una maestría y se enteró de las investigaciones que se estaban haciendo entorno a este tema” señala la directora de Kuxlejal, el proyecto audiovisual que aborda el suicidio en aquella zona.
Así mismo, Humberto Gómez Pérez, otro de los colaboradores, quienes originario de ese municipio, fue quién sugirió visibilizar la situación que viven los jóvenes de su comunidad, ya que, como comenta Elke, él mismo tuvo la experiencia de que uno de sus familiares intentó suicidarse, por lo que Alfredo, conocido como «Apto», les ayudó a contactar a más jóvenes que tuvieran en común la preocupación por este problema.
«Tiempo después nos enteremos que «Apto» había fallecido, fue asesinado. Lo que nos dejó con mucha tristeza porque eran situaciones que estaban pasando y no había ningún proyecto que contribuye a disminuir esta situación, así que junto con mis compañeros decidimos hacer algo porque había investigación, había diagnóstico, pero no había acciones» añade.
Es por ello que, a través de la propuesta audiovisual de la creación de «Kuxlejal» que significa vida en lengua tsotsil, tuvieron el primer acercamiento a la problemática, lo que los llevó a ganar el Japan Prize en 2018, en un concurso internacional dedicado exclusivamente a contenidos audiovisuales educativos que se celebra anualmente en noviembre.
En un inicio, el proyecto estaba pensado totalmente diferente, sin embargo, en el momento de comenzar con las entrevistas a los jóvenes que participaron en el documental, conocieron a Julio Erik, quien destacó que la falta de oportunidades y espacios de expresión y aprendizaje de las artes en aquella comunidad es una de las causas por la que los habitantes de su comunidad se aíslan ya que, son mal vistos si realizan alguna actividad artística, como cantar o bailar, sobre todo por parte de los adultos de su comunidad.
Andrés Hernández Pérez, un joven indígena originario de una comunidad de Zinacantán, quien fungió como traductor dentro de proyecto, señala que esta situación es muy común en sus comunidades ya que, debido a sus usos y costumbres, la población de jóvenes indígenas se ven limitados a contar sus sentimientos a las personas con las que conviven, incluso con sus propios padres.
“Si tengo que hablar desde mi experiencia como joven de una comunidad indígena pues muchas veces para las autoridades tradicionales no tienes voz ni voto, aunque tuvieras buenos argumentos, o ciertas razones para querer hacer acciones en las mejoras de la comunidad, es una problemática que comparten todas las comunidades indígenas, de ahí comienza esta problemática de que los jóvenes se sientas rechazados” comenta Hernández Pérez.
Además, indica que no es común ver que dentro de la cultura se les enseñe a no expresar las emociones, algo que en el documental, las y los protagonistas expresan con sus amistades, debido a que llegan a sufrir discriminación solo por el hecho de ser jóvenes y pertenecer a la minoría dentro de sus municipios.
Las actividades que realizan los jóvenes parece que no encaja en las tradiciones y costumbres de sus comunidades, sin embargo, destaca Hernández Pérez, no es que sea así, sino que las mismas personas de su entrono no están totalmente preparados para abrir los espacios de expresión para ellos, por lo que les transmiten la sensación de ser mal vistas o “graves” ya que no van con la cultura de la comunidad.
Es así como la película explora y visibiliza estas situaciones mediante los testimonios de quienes viven inmersos en este contexto, intentando posicionarse como una voz de alerta frente a esta realidad que, para muchos, aún es desconocida.
“Como no se puede resolver el problema por completo lo que quisimos hacer es que se abriere el diálogo y las autoridades se dieran cuenta de que ese problema existe, que ya no silencie y que los jóvenes, que son el público meta, pudieran expresar sus emociones y así compartir sus sentimientos y así se desahogaran” añade la directora.
Algo que destacan es que, para apoyar a la población juvenil de los pueblos indígenas es necesario que las autoridades hagan énfasis en proporcionarles el acceso y la oportunidad a poder expresarse o realizar actividades culturales para que aprendan a contar sus emociones y pueda disminuirse los índices de violencia y oferta de droga a los jóvenes de las comunidades.
Además, Elke destaca que es necesario que permitan que en los centros escolares puedan expresarse en su lengua materna, para que las y los estudiantes no se sientan discriminados y les permitan fortalecer su propia identidad, ya que, si callan a los jóvenes, están obligándolos a reprimir sus conocimientos y sus inquietudes.
“Con esta documental la meta es buscar la creación de los espacios culturales en los municipios indígenas, en este caso, en San Andrés Larráinzar una casa de la cultura para que haya mucha incidencia pública en este espacio de expresión” añade Franke.
Sin embargo, también resalta que, a través de sus colaboradores, se enteraron de que el municipio presentó un proyecto para solicitar el apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes de la Secretaria de Cultura pero que fue rechazado, lo que preocupa porque los jóvenes siguen quedando vulnerables ante esta situación.
Al presentarse este proyecto, los jóvenes han podido ser tomados un poco más en cuenta, sin embargo, Andrés señala que aún falta mucho por hacer, por lo que este proyecto, ha marcado un antes y un después en la vida de la población juvenil indígena.
Debido a la pandemia, el documental ha frenado sus presentaciones. Pero, a través de diversas plataformas, se puede ver el tráiler. Elke Franke señala que, en cuanto la situación de salud sea más favorable para el estado, esperan poder organizar presentaciones en espacios públicos y escuelas, para seguir colaborando en que la información llegue a los niños y jóvenes y sobre todo, a ojos de las autoridades para poder garantizarle a las comunidades indígenas y sobre todo, al sector juvenil, una mejor calidad de vida.
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