Gina Vega; mujer emprendedora quien a través del bordado busca el bienestar mental y emocional de las personas
*La sabiduría ancestral de los pueblos originarios del Estado de Chiapas se ha expresado y se seguirá expresando de muchas formas. Se encuentra presente en pirámides y estelas, en la cerámica y en los vestigios que se preservan en zonas arqueológicas, sobre todo en las expresiones vivas, como son los rituales, la música y sus danzas, al igual que la comida e indumentaria.
Impacto, nació en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, en 2012 con el nombre Proyecto Impacto Consultores A.C. se enfocan en el trabajo con comunidades indígenas y/o vulnerables, compartieron sobre el tema de los textiles de Huixtán, cuyo nombre en náhuatl significa ‘Lugar en donde abundan las espinas’ y su lengua predominante es el tsotsil.
En el municipio, se puede apreciar un verde valle abundante en flores, las cuales son una fuente inagotable de inspiración para los bordados que las mujeres realizan en esta comunidad como parte de su labor artesanal.
En lo que respecta a la indumentaria tradicional, las mujeres mayores utilizan un huipil antiguo, consiste en dos franjas de tela sin unión en los costados, las nuevas generaciones utilizan una blusa con un escote ancho y adornos de encaje. Ambos textiles, tienen un rasgo común, los bordados de flores.
Por lo expuesto, los tejidos y bordados que caracterizan a los textiles indígenas representan un lenguaje rico, complejo y bello que, ha permitido a los pueblos conservar una parte significativa de sus saberes. Las hábiles manos de las tejedoras no sólo reproducen hermosos diseños, también hablan y cantan a través de símbolos llenos de significado.
Es así como, Gina Vega Aguilera, mujer emprendedora tuxtleca, se ha desempeñado de manera profesional como diseñadora textil, cuenta con amplia trayectoria trabajando con diferentes grupos de mujeres como las artesanas indígenas, en situación de cárcel, madres solteras; es creadora y diseñadora de su propia marca de diseño textil Nucu.
Vega, estuvo en prisión durante ocho meses acusada de un delito que no cometió, realizó un taller con las mujeres, implementaron un proyecto textil denominado Ámate, se basó en hacer bolsas, lograron vender alrededor de 400, durante el tiempo que ella estuvo. Cuando salió de prisión, estaba el inició de la pandemia, dando pie al aislamiento como medida de prevención, al segundo mes, se percató que las personas empiezan a estar muy estresadas y con ansiedad.
Lo anterior, lo justifica con su experiencia, contó que, el segundo mes de estar en prisión, fue el más fuerte, porque empezó un sentimiento de saber que llevaba mucho tiempo de encierro y no sabía cuándo se terminaría. Se inicia un sentimiento de ansiedad, desesperación y pensamiento desagradables, así que considero que dar clases de bordado para la gente.
“A mi la verdad el bordado siempre me ha salvado de sentirme mal, de depresiones, de cuando no sé qué hacer en la vida, me pongo a bordar y encuentro la respuesta”, expresó.
Es así como un viernes inició dando clases en línea, no contaba con tripié para apoyarse, así que su hermana le ayudo para poder grabar por medio de un celular, en su primera clase estuvieron presentes cerca de 200 personas. Aunque mencionó que, no sabía si lo iba a volver a hacer, porque su idea fue sólo dar una clase, sin embargo, las personas le dijeron que lo repitiera el próximo viernes, esto dio paso al nacimiento de Viernes de Bordado.
Por ello, cada viernes da un tema diferente, como la libertad y felicidad, para no darle fuerza a los pensamientos negativos, mientras se encuentran bordando les habla sobre eso. No les doy patrones para bordar, sino que les enseña a dibujar, para que dejen fluir su creatividad.
La emprendedora destacó que, la mayoría de las personas que asisten a sus cursos son mujeres, aunque a veces cuentan con la presencia de algunos hombres. Dijo que, las mujeres son las que más llevan al arte y la cultura textil a las vías de la sociedad, el bordado se pasa de generación en generación a través de estas.
“Nos conectamos muchas mujeres, mujeres haciendo lo mismo, es maravilloso, se empiezan hacer redes lindas… ni siquiera me imagine a lo que podía llegar, a lo que se está convirtiendo, ya llevamos 3 meses y medio”, expuso.
Además, a los cursos asisten mujeres de todas partes de Latinoamérica, primero fueron las personas que la conocía y del estado chiapaneco, después de todas partes de la República, ahora hay personas de Chile, Perú, Argentina, Colombia, Guatemala y Estados Unidos. Donde todas se tratan bien, con amabilidad y dulzura.
A su vez, añadió que, cuentan con un grupo en Facebook llamado Viernes de Bordado, donde todas comparten fotos de los trabajos que hacen en la clase. Entre todas se dan ánimos y están juntas, es una comunidad de respeto y armonía.
Vega compartió que, inició bordando a los 7 años, su primera maestra fue su mamá, bordó hasta 14 punto de cruz, debido a que no le gustaba sentirse limitada, aparte nunca le ha gustado hacer lo que todo mundo hace, siempre realizó sus propios diseños y temáticas, después unas amigas de su abuela que se dedicaban a bordar le explicaron otro tipo de puntadas, una en especial le regalo una serie de revistas, de las cuales aprendió mucho.
“Unas revistas españolas no sé dónde las compro, pero están muy lindas, aún las tengo, me encantan esas revistas porque ese fue mi acercamiento al bordado”, añadió.
Cuando tenía 19 años, se fue a estudiar Diseño Textil a Puebla, donde quedo encantada y sorprendida por los bordados que ahí realizaban, luego decidió salirse de esa carrera, para empezar la de Diseño de Modas, ahí empecé a bordar un poco de pedrería. En su regreso a Chiapas, fue a las comunidades, para que le enseñaran a bordar, se especializó en el diseño.
“La verdad es que el bordado ha sido muy medicinal, siento que me sana, que me conecta con partes profundas de mi ser, donde no hay nadie ni nada, me voy de este mundo durante un rato, regreso con mucha energía, con ganas de ayudar a las personas, supongo que si funciona conmigo puede funcionar con cualquiera, afortunadamente he tenido muchos mensajes muy positivos y de agradecimiento”, comentó.
La diseñadora expuso que, le gusta poder conectar con las personas y que se sientan felices, por lo menos una hora en la semana, donde todas tienen un espacio suyo, y dejaran de hacer cualquier otra actividad para ponerse a bordar, ahora bordan en familia. Al finalizar cada clase, se queda con la satisfacción de estar haciendo un cambio y un impacto positivo en la sociedad.
Dentro de sus proyectos a futuros esta el de realizar un curso especial, sólo que este tiene costo, llamado Bordar para Sanar, serán 5 sesiones, durante los sábados, iniciando el 5 de septiembre y finalizando el 3 de octubre.
Bordar para sanar, es un recorrido por diferentes bordados del mundo, el primero son puntadas básicas, donde aquellos que se inician en esta práctica tengan conocimiento de las puntadas básicas que usaran durante todo el curso. Luego sigue el bordado japones, como este se basa en el agua, representa el como fluye una persona en su vida.
“Igual que un río que tiene piedritas, cuáles son las piedras que hay que sacar, que no te dejan estar tranquila, mientras estamos bordando les hago una meditación guiada, con eso se quedan durante toda la semana”, expresó.
El siguiente tema es el bordado mexicano, sobre los colores y las tradiciones, así como el significado que tienen los ancestros, las cosas que alguien quiere hacer, pero no puede, por la lealtad a la familia. En la última clase, realizan un foto bordado, donde cada una borda una foto de sí misma, como se quieren ver y representar ante el mundo.
Por último, Vega tiene otros proyectos a futuro, como emprender cursos de bordado en 3D, joyería textil y de emprendimiento textil.
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