“Los parachicos, ¡Viva la fe, muchacho!”; personajes que han dedicado más de medio siglo a esta tradición

*En enero de cada año, el sonido de tambores, flautas y sonajas de hojalata, conviven con danzas y ceremonias religiosas que forman parte de la tradicional Fiesta Grande de Chiapa de Corzo, se realiza en honor del Señor de Esquipulas y de los santos San Antonio Abad y San Sebastián Mártir, información compartida por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).


El cortometraje «Los parachicos, ¡Viva la fe, muchacho!», recoge las motivaciones de personajes que han dedicado más de medio siglo a esta tradición, siempre impulsados por un elemento esencial, la fe; cuenta con la participación de Gilberto Coello, Concepción Jerónimo, Bernandino Vázquez y Carlos Nandayapa. Una producción de Polos Audiovisuales Chiapas.

El parachico es un personaje emblemático en las tradiciones del municipio de Chiapa de Corzo y del centro del Estado de Chiapas, a partir de la declaratoria de la danza como patrimonio inmaterial de la humanidad en el 2011, cobró un mayor realce, ha provocado que muchas personas se acerquen a la tradición como espectadores y como danzantes, esto ha implicado una pérdida del sentido original de danzar, que era la fe.

Por otro lado, la danza de los Parachicos se realiza alrededor de unos 305 años en el municipio de Chiapa de corzo, representa el momento culminante de esta gran celebración. Esta danza abarca todos los ámbitos de la vida local, dando paso a la convivencia entre la comunidad y la transmisión de conocimientos ancestrales heredados.

Además, Andrés Serafín Espíndola, licenciado en Sociología, menciona que, los Parachicos utilizan una vestimenta específica, se ha transformado con el paso de los años, primero consistía en el uso de una montera de ixtle, máscara de madera, pantalón y camisa de manta, sarape, una banda a manera de cinturón, huaraches y el chin chin de morro.

Más adelante, a mediados del siglo XX adoptaron la vestimenta a base de montera, máscara de madera, camisa, sarape, pantalón de charro, chalina, botas o zapatos y en ocasiones algunos utilizan calzado deportivo.

Asimismo, el chin chin ha sufrido modificaciones por el alto costo, lo que ha ocasionado que un alto porcentaje de Parachicos utilice sonajas de metal.

Por último, esta danza tiene sus orígenes con una leyenda local, cuentan que durante la perdida de las cosechas de 1711 la población sufrió de una terrible hambruna. Doña María Angulo, una española asentada en el pueblo, abrió sus corrales y repartió a la población todo lo que guardaba en agradecimiento a los pobladores que visitaban a su pequeño hijo enfermo, bailando y cantando para él, de ahí el nombre de Parachico.

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