Viaja al pasado; zonas arqueológicas de Chiapas para visitar este fin de año
Emiliano Gallaga, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), aclaró que en sí mismas las zonas arqueológicas no generan un capital importante de dinero, pero el comercio que se encuentra a su alrededor sí.
Gallaga mencionó que para las comunidades cercanas a las áreas naturales protegidas y zonas arqueológicas les representa un buen negocio, sin embargo, de las 193 zonas que se encuentran en todo el país tal vez 10 generan recursos importantes.
“Las demás son hoy negros donde el gobierno federal y el INAH realizar esfuerzos para que estén abiertas, ya que para ellos el fin es promover la cultura de nuestro patrimonio”.
El investigador recalcó que la riqueza se genera afuera de las zonas.
“Para poder ir a Palenque o Yaxchilán, se necesita llegar al estado, comer, hospedaje, recuerdos, recorridos y todo lo que se encuentra alrededor para disfrutar el turismo y el esparcimiento” explicó.
Chiapas tiene un privilegio de tener una riqueza cultural grande, esto demostrado en las 10 zonas arqueológicas administradas por el INAH, siendo las principales la de Palenque, Yaxchilán y Bonampak.
Bonanpak, es una ciudad maya data de hace 18 siglos y su época de esplendor ocurrió entre los años 600 y 800 después de nuestra era. Los primeros siglos estuvo bajo la hegemonía de Piedras Negras y después de Yaxchilán. El centro político, administrativo y ritual de la ciudad nunca fue demasiado grande, pero sí más extenso y disperso que el resto de las ciudades mayas de la cuenca del Usumacinta, debido a la alta capacidad de producción agrícola del valle donde se extendió, pues además de productos alimenticios básicos también se cultivaba cacao. La ciudad debió de estar organizada en diversos barrios dirigidos por miembros de la aristocracia local, quienes eran los encargados de recoger el tributo para el gobernante.
Sin embargo, existe la de Chiapa de Corzo, el cual presenta los restos de lo que fue uno de los asentamientos zoques más grandes de Chiapas. El área central, que se conserva relativamente intacta, está en el suroeste del sitio constituida por una serie de plataformas sobre las que se levantaban las principales construcciones conocidos como Montículos 1, 4, 5,7, 8, 11 y 12
Chinkultic, a 47 kilómetros de la ciudad de Comitán y a 34 de La Trinitaria. Este sitio se caracteriza por ser un asentamiento cuya arquitectura se adaptó de forma muy especial a las características topográficas del terreno. El sitio se divide en cuatro conjuntos arquitectónicos: el A es el más elevado y desde este se domina la totalidad del sitio por lo que también recibe el nombre de El Mirador; la Acrópolis domina este conjunto.
Iglesia Vieja, la zona arqueológica se localiza a 4 km al norte de la ciudad de Tonalá, se asienta en las mesetas, con más de 700 m de altura de la Sierra Madre de Chiapas. La ciudad prehispánica fue construida en tres mesetas divididas por una serie de arroyos y más de 80 estructuras, se distribuye en 5 grupos arquitectónicos, de los cuales están abiertos los grupos B y C donde se puede apreciar más de 10 estructuras intervenidas.
Izapa, en este lugar se desarrollaron desde por lo menos 1500 aC, la cultura mixe-zoque (la cual tiene relación con los olmecas arqueológicos); los rasgos de la cultura pre-maya son evidentes, los cuales se hacen presentes posteriormente en todo el área maya del clásico. La presencia de enclaves mexicas con el objeto de cobrar tributos en el área de la costa chiapaneca son patentes en todos aquellos poblados que presentan nombres en lengua náhuatl, desde Tonalá, Chiapas hasta El Salvador en Centroamérica.
Lagartero, desempeñó un papel muy importante para el periodo Clásico Tardío, al servir de punto intermedio entre la cultura de las Tierras Bajas y Altas Mayas de Guatemala, y la depresión central Chiapaneca. Es posible que Lagartero haya sido el punto de origen del estilo de vasijas efigies que posteriormente se desarrolló en Centroamérica y se extendió por muchos otros lugares de Mesoamérica.
Palenque es una de las ciudades más importantes del periodo Clásico del área maya (250-900). Este sitio fue en un inicio una aldea de agricultores y cazadores que con el tiempo se convirtió en la capital de una poderosa dinastía que dominó una extensa región. Alrededor del año 431 se inició la construcción de edificios en el área central de la ciudad y un intenso comercio a larga distancia. Estudios epigráficos demuestran que, entre los años 345 y 603, rigieron nueve gobernantes y dos mujeres. Asimismo, se considera que Palenque tuvo su mayor auge entre los años 615 y 783.
Un reflejo de su poderío son las plataformas, conjuntos ceremoniales, plazas, palacios, acueductos, mausoleos y unidades habitacionales. Estos conjuntos arquitectónicos nos permiten inferir acerca de las funciones politicoadministrativas, rituales o residenciales que hubo en esta magna urbe. Se cree que hacia el año 800 contaba con una población cercana a los 8,000 habitantes. A partir de entonces la ciudad comenzó a declinar y un siglo después estaba abandonada, sin que se conozcan de manera clara las razones de su caída.
Tenam Puente, Tenam proviene de la voz náhuatl tenamitl que significa “fortificación”, “Muro” o “defensa”. El diccionario tojolabal – español registra la misma palabra como “olla delgada, tinaja”. Por su parte Franz Bloom menciona que el nombre Tenam se asigna a un grupo de ruinas en la región de Comitán ubicados preferentemente en la parte superior de las serranías.
Toniná, se encuentra en la frontera entre tierras altas y bajas, lo confiere características únicas, se ubica estratégicamente en el extremo occidental del área maya, en una de las partes más altas del valle de Ocosingo, el cual tuvo sin duda Toniná a su capital más importante.
La acrópolis de Toniná, la escalinata central con sus 260 escalones, que atraviesa las siete plataformas y los 13 templos en la cúspide. Una pirámide de 74 metros de altura, más grande que la del Sol en Teotihuacán, es explorada por especialistas del Instituto Nacional de Antropología (INAH) en la acrópolis de Toniná, Chiapas, la cual tiene una antigüedad de 700 años.
Yaxchilán es uno de los sitios arqueológicos de la cultura maya más importantes del Clásico Tardío (600-800). Destaca especialmente por la riqueza de más de 130 monumentos con inscripciones en estelas, dinteles, altares y escalones, en las cuales se narra la historia de la dinastía que inició en el siglo IV y se prolongó hasta los años 800. Estas expresiones artísticas retratan las vidas de los gobernantes y escenas de conquista, batalla y autosacrificios.
El sitio se encuentra claramente conformado en función al río que lo bordea. La concentración de edificios y áreas cívico-religiosas se extiende de oeste a este sobre una amplia nivelación que conforman dos importantes plazas. Los habitantes de Yaxchilán aprovecharon la topografía natural del terreno para construir la gran mayoría de los conjuntos arquitectónicos, entre los que destacan la Gran Acrópolis, la Acrópolis Sur y la Acrópolis Oeste.
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