Comandante Mario Payeras y sus días en Chiapas
A 24 años de su muerte Mario Payeras, el escritor, filósofo, poeta y comandante de la guerrillla en Guatemala, regresó a Chiapas.
Su esposa Yolanda Colom, su sobrino Javier Payeras y un grupo de investigadores, académicos, cineastas y escritores, recorren esta semana Chiapas, para ver y visitar los lugares donde siete años estuvo en uan vida clandestina el disidente de la guerrilla de su país.
En Copoya, un pequeño poblado de la etnia zoque, en las afueras de Tuxtla, ahí vivió Payeras, con su esposa Yolanda, a donde ella regresó el lunes por la tarde y se encontró a todas los hombres y mujeres que fueron sus vecinos y que lo conocieron y lo conocen hasta ahora pero con otros nombres. Muchos ya fallecieron, pero otros sobreviven en la tercerda edad.
Yolanda Colom, vino a Tuxtla y San Cristóbal de Las Casas, para estar en esos sitios que tanto frecuentaba Payeras antes de irse de Chiapas a la Ciudad de Mexico donde falleció en 1995 de un paro invasivo en el corazón.
Nacido en Chimaltenango, Guatemala, Mario Payeras vivió la caída del régimen de Jacobo Arbenz en 1954. Después de haber empezado sus estudios de filosofía en la Universidad de San Carlos, Guatemala, muy pronto se trasladó a México donde estudió en la Universidad Nacional Autónoma; en 1963 viajó a Europa donde prosiguió, hasta 1968, sus estudios de filosofía en la Universidad Karl Marx de Leipzig, República Democrática de Alemania.
En Guatemala formó parte de las filas del Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP) en 1968, como uno de sus fundadores y como miembro de su Dirección Nacional. Payeras fue el ideologo de la estrategia político militar del EGP, el cual se enfocó en las regiones petroleras de la Franja Transversal del Norte de Guatemala, específicamente las recientemente pobladas selvas del Ixcán
Payeras combatió todos los años setentas al gobierno de ese país, después de ser fundador y miembro de la Dirección del EGP, rompió con sus compañeros por diferencias político-militares en 1984, para posteriormente crear otro grupo armado, “Octubre Revolucionario”.
Apoyado por varios mexicanos solidarios con el movimiento guerillero guatemalteco, Payeras se vino a México, donde vivió siete años en una especie de semiclandestinidad.
Acá escribió más d ela mitad de su obra literaria, Los Días de la Selva, El trueno en la ciudad. Episodios de la lucha armada urbana de 1981 en Guatemala (1983), Los fusiles de octubre (1986), El mundo como flor y como invento (1986), un libro de cuentos para niños, y Latitud de la flor y el granizo (1987).
En 1990 se radicó definitivamente en Chiapas donde elaboró, entre 1993 y 1994, el proyecto de la revista de política y cultura Jaguar Venado. Murió de un paro cardíaco el 16 de enero de 1995; sus restos fueron enterrados en el panteón de Tuxtla Gutiérrez, junto con los de los comandantes guerilleros Marco Antonio Yon Sosa, Fidel Raxcacoj Xitumul y Enrique Cahueque Juárez, miembros de la organización revolucionaria M–13 de Noviembre, quienes fueron asesiandos por el ejército mexicano en 1970.
La tumba fue profanado y sus cenizas robadas.
Colom, regresó ahora, 24 años después donde Payeras, estuvo. Para estar presente en las “Jornadas Mario Payeras, Los Días de Chiapas”.
Con presentaciones de libros, proyección de películas y documentales, así como charlas y conferencias sobre el citado excomandante guerrillero, se recordará este martes, miércoles y jueves, su paso por esta región del sureste mexicano, que siempre solidaria con la guerrilla guatemalteca.
Colom, recuerda a un Payeras callado, siempre leyendo, siempre escribiendo. Ahora con las canas que pintan su avanzada edad, Colom es la compañera inseparable que Payeras tuvo hasta sus últimos días.
Ahora recorre esos lugares, donde alguna vez, dice, vivieron la vida y fueron felices juntos.
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