Con orquesta infantil, buscan impulsar el desarrollo de niños y niñas rarámuri en Chihuahua
#AlianzadeMedios | Por Raichali
En el asentamiento tarahumara Carlos Díaz Infante 16 niños y niñas trabajan juntos por un sueño: formar parte de la primera Orquesta Sinfónica Infantil Rarámuri, un proyecto que busca mejorar su desarrollo cognitivo y social.
Después de cuatro meses de trabajo, la orquesta debutó este fin de semana con un mini concierto para celebrar el Día de las Madres, en el cual interpretaron la tradicional canción Semati Siyoname, que significa Bonito Cielo.
La presentación se convirtió en un punto de encuentro para los habitantes del asentamiento, quienes se reunieron en el salón de usos múltiples para escuchar a los estudiantes de música.
El proyecto fue impulsado por la maestra María Guadalupe Rico, quien desde hace 20 años buscaba acercar a la música a los niños y niñas rarámuri que viven en la capital.
Con más de 20 años de trayectoria como maestra, María Guadalupe contó con felicidad que los niñas y niñas que están aprendiendo tiene un gran talento y sensibilidad para la música, por lo que esperan tener más alumnos.
“Me di a la tarea a hacer el proyecto y la planificación por un sueño que tenía desde hace 20 años. Nuestro propósito es que, con las características formativas que tiene la música, podamos ayudar en el desarrollo del aprendizaje en matemáticas y lenguaje; en la concentración y el trabajo en equipo de los niños, ya que la música requiere de disciplina y responsabilidad”
Aclaró que las personas que están en la orquesta lo hacen de manera voluntaria, por lo que ninguna de las maestras recibe un salario y los instrumentos con los que trabajan los han conseguido por donaciones y apoyo de personas que creen en el proyecto.
“Es una actividad que ayuda a los niños a apasionarse por algo positivo. Ellos dejaron sus costumbres, sus tierras y aquí en la ciudad son vulnerables a los estímulos negativos que nuestra cultura les ofrece como las drogas, el alcoholismo. Con la música podemos retirar a los niños de ese entorno”
Destacó que la importancia de acudir a un asentamiento como el Carlos Díaz Infante es ayudar a los rarámuri que por faltas de oportunidades han dejado su lugar de origen y con ello sus costumbres.
La Orquesta Sinfónica Infantil Rarámuri es la primera que trabaja la maestra con integrantes de esta etnia y el resultado ha sido muy positivo para ellos y la comunidad.
“Lo están tomando muy enserio, hay un gran talento en los niños rarámuri. Por alguna razón captan mucho más rápido, son mucho más sensibles a la música porque están más en contacto con la naturaleza y la convivencia, que con la tecnología”
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