Cine al estilo zapatista

Festival de Cine Oventic
Foto: Miguel Tovar

#AlianzadeMedios | Texto: Paula Mónaco Felipe. Fotos: Miguel Tovar  de Pie de Página

Por primera vez en los caracoles zapatistas se organizó un festival de cine, que no es para nada tradicional.  Esta es la crónica

Oventik, Chiapas. No hay alfombra roja, fiestas exclusivas ni flashes. Nadie pide selfies a los actores y cineastas porque no los reconocen. En el primer festival de cine zapatista, más que glamour hay emociones que se concentran frente a la pantalla.

Más de dos mil hombres, mujeres y niños con pasamontañas y paliacates rojos atiborran la Sala Comandanta Ramona, un gran auditorio con techo de lámina que fue acondicionado para este primer festival nombrado Puy Ta Cuxlejaltic (caracol de nuestra vida, en tzotzil). “Bienvenidos hermanos y hermanas, compañeros y compañeras”, dice un hombre zapatista encapuchado en la breve inauguración “a las 12:36, hora del sureste” del jueves 1 de noviembre de 2018.

El programa inicia con un documental breve sobre el primer encuentro de mujeres que hicieron en marzo pasado. No es una gran producción ni tiene pretensión profesional, se trata de un registro propio y emotivo. Sigue una serie de cortos, “Mujeres en lucha”, realizada por el colectivo indígena de comunicación alternativa Koman Ilel. Después se proyecta un documental hecho por el periódico La Jornada y el largo de animación Ana y Bruno. Todo,  antes del primer intermedio para comer.

Más que un festival, este evento cultural en territorio rebelde parece un maratón. Las películas se suceden sin intervalos, presentaciones, pláticas ni odas a directores. Milicianos y bases zapatistas permanecen en sus butacas, que son bancas. No sabemos si todas las películas les gustan pero son pocos quienes salen porque prevalece el respeto por la obra que está en pantalla. Y en su mayoría, se ven completamente absortos, disfrutando de las proyecciones.

Para muchos de los presentes, esta es su primera experiencia en un cine, ha dicho el subcomandante Galeano -antes Marcos- en las cartas enviadas en días previos. Y al parecer les está gustando.

Son dos mil personas en absoluto silencio cuando el filme muestra momentos de tensión. Risas sonoras ante algún chiste y lágrimas sin disimulo en las tristezas. Junto a mi, dos muchachas lloran a todo pulmón, privadas ya, en una escena dolorosa de la película Roma, del director Alfonso Cuarón.

Esa ficción que todavía no llega a las salas comerciales y se perfila como seria aspirante en los premios Oscar, se muestra a los zapatistas en exclusiva. En las montañas del sureste, en un espacio adaptado, con fallas de sonido y sin las altísimas exigencias que lleva en otros festivales (se rumora que hasta modernizaron pantallas y equipos para proyectarla en el festival de Morelia).

“Es una alegría poder compartirla con ustedes”, dice en breve pero emocionado mensaje el diseñador de producción de la película,  Eugenio Caballero, cineasta de reconocida trayectoria internacional, un triunfador en Hollywood.

En Oventik, un lugar de sol inclemente o neblina tupida según el día, se armaron tres salas : Comandanta Ramona -techo de lámina, piso de cemento y bancas de madera para dos mil personas -; el Multicinema Emiliano Zapata -piso de tierra, apto para otras 800 personas y llamado 3D porque tiene 3 pantallas-; y. el Pie-Cinema Maya, al aire libre junto a la cancha de basquetbol.

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