«Tía» Chary, no es realmente mi tía
Texto: Erika Valdes
Edición: Andrés Domínguez
«La tía Chary», cómo le decimos quienes somos afortunados de conocerla, es una escritora y poeta chiapaneca admirable en todo lo que emprende.
Cariñosa y con apertura hacia las nuevas generaciones, nunca olvidaré como después de coincidir en el aeropuerto en la Ciudad de México, platicaba entrañablemente su último viaje a Centroamérica: todo esto mientras avanzaba la fila e íbamos separadas por varias personas.
Y es que así es ella, muy chiapaneca que no deja morir su «cantadito de Villaflor», también muy «viajada» como dicen por ahí. No he conocido a nadie que se haya propuesto viajar tanto y a lugares que precisamente no son destinos turísticos famosos: ir a Centroamérica implica riesgos de seguridad. Y ella va, en camión o avión, eso sí, con una maleta llena de libros de ida o de vuelta.
Nunca le he preguntado si ya la han detenido cómo sospechosa de cargar algo más que libros de poetas y escritores que no son tan conocidos en México y que ella se encarga de difundir. Porque aparte de escribir y denunciar por medio de poesía sobre los problemas sociales que enfrentamos a diario en este país bajo el obvio respeto hacia las víctimas, la tía Chary, también es una maestra y difusora de cultura y letras.
Nada más basta cruzar unas palabras con ella, para saber que ha estado en lugares hermosos pero opacados por la violencia. A veces no descansa tanto en su casa, nada más cambia de maleta y ya se va. La pandemia la mantuvo encerrada y eso la desesperó. Su alma le exigía ver otros paisajes, personas e historias para seguir escribiendo.
Su poesía ya fue traducida a otros idiomas, y por varios años ha presentado antologías dónde participó y poemarios en la Feria Del Libro del Palacio de Minería.
«Y los muertos Marcela» fue el primer poemario que leí de Chary Gumeta y me sorprendió como la poesía que normalmente va dedicado al amor y a la belleza, también se usa para hablar de temas trascendentes a nivel social: asesinatos, desapariciones, feminicidios, crímenes sin resolver o en la búsqueda de justicia. Ahí me di cuenta: podemos usar el arte como una voz importante para no ser indiferente al dolor de familiares y víctimas.
«En este país ser ciegos es más conveniente que ser decente o mirar demasiado» (fragmento del poema Y los muertos Marcela)
«Poemas muy violetas» es otro de sus poemarios, desde la portada (un arma arrojando pétalos) sabemos que la belleza y el horror están unidos a través de sus palabras.
Tal vez en algunos años sus poemas sean testigo de los años truculentos, oscuros y difíciles que vivimos en este país, tal vez solo será una manera de no olvidar a las víctimas.
La «tía» Chary, no es realmente mi tía, confunde a la gente que no es de Chiapas cuando dice que somos sus «pichitos», porque eso sí, ha adoptado a una generación de poetas jóvenes en talleres y encuentros poéticos.
Hoy solo nos queda agradecer por su poesía y leerla, porque no hay mejor homenaje para nuestros poetas que leerlos.
Sus libros se pueden comprar en la librería Educal, dentro del centro cultural Jaime Sabines:
«Cómo plumas de pájaros»
«Llevate los sueños déjame los recuerdos»
Y su último poemario
«Llorar como la lluvia» lo pueden comprar directamente con la autora en sus redes sociales por $260.00
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