Danza por Martha. Nuestra Señora Martha

Foto: Marissa Revilla

Justicia para la activista trans Thalía Rodríguez quien fue brutalmente asesinada en Tegucigalpa el pasado 11 de enero de este año en curso.
Memoria para Diana Amancay Sacayan, Lohana Berkins y Fanny Romero Arguello.
Justicia por María Flor Vázquez, niña de 10 años víctima de feminicidio.
Justicia para Solecito.
Justicia para Fatima.
Justicia para Itzel
Memoria, justicia y dignidad para todas las víctimas de la violencia del fiambre de Latrocinio Cochino

Pregunta
¿Y qué pasa con la lucha de las mujeres, Martha?
– Las mujeres, te vuelvo a comentar, dicen que ya no demandan, ni exigen sus derechos al estado, menos esperan beneficios y respuestas del mismo. Ejercen sus propios derechos, demandan y generan justicia, más allá de detener a un responsable violento, buscan y encuentran la verdad. Se organizan y obligan a las autoridades a administrar y procurar justicia, y cuando no lo hacen los desnudan y exhiben en los medios. Las nuevas redes sociales son muestra de ello. Siguen teniendo problemas con sus “compañeros” de lucha, simultáneamente que con el estado, transformas sus haceres y quehaceres en formas públicas[sic], pero artísticas de protesta y denuncia, retoman el nombre de hijos e hijas muertas y desaparecidas. Viajan y organizan caravanas, cooperativas, se capacitan como defensoras e incluso cuestionan los “proyectos”, financiamientos” (públicos y privados) y mucho más…

 

Miren cómo sonríen los presidentes
Cuando le hacen promesas al inocente
Miren cómo le ofrecen al sindicato
Este mundo y el otro, los candidatos
Miren cómo redoblan los juramentos
Pero después del voto, doble tormento
Miren el hervidero de vigilante
Para rociarle flores al estudiante
Miren cómo relumbran carabineros
Para ofrecerle premios a los obreros.

Emma Goldman, feminista, sufragista y anarquista de mediados del siglo XIX Dijo un día, Si no puedo bailar, no quiero ser parte de tu revolución, y justo así conocí a la maestra Martha Figueroa Mier, por entre las redes sociales, bailando al son de una marimba antigua un añejo vals llamado Memoria y Justicia. Y así, comencé a seguirle los pasos saltarines. A ver cómo discurría ampliamente sobre los Derechos Humanos, cómo bailaba pisoteando los nombres de los prevaricadores que Ley en mano, hacían y deshacían a siniestra la dignidad humana: joya de más precio de la persona. Cómo una pequeña gran mujer, valiente corazón en furia se enfrentó sola con una escoba a la leva militar metralla en mano, y no, no tuvo miedo, o quizá sí, pero pienso que mucha rabia e impotencia, porque como decía la gran Pedro Lemebel, también a ella le apesta la injusticia, y Chiapas se está pudriendo desde hace muchos años, pero ya nos acostumbramos al olor, como los vecinos del río Sabinal. Pero del dolor nunca, como dijera Rosario Castellanos Mas he aquí que toco una llaga: es mi memoria. Duele, luego es verdad. Sangra con sangre. Y si la llamo mía traiciono a todos.
La maestra Martha y Rosario Castellanos, tienen varias similitudes, ambas nacieron en la Ciudad de México, ambas estudiaron en la UNAM, y ambas le profesan un profundo amor a este pedazo de tierra sureña; entre 1950 y 1951 la escritora comiteca viaja por Europa y conoce pensamientos de grandes mujeres contemporáneas, escribe:
Para ahorrar vergüenza a la especie humana, existe aun otro género de mujeres: las fuertes, las obstinadas, las que desconfían de lo que se les predica, las que se sacuden el yugo que las embrutece, las libres [libera]. A este género, con dos actitudes radicalmente distintas, pero igualmente fecundas, pertenecen dos Simones: Weil y De Beauvoir. Ambas francesas, ambas contemporáneas. (1998,s p.626)

Tengo la plena certeza de que si Rosario Castellanos hubiese conocido la valentía y el coraje de la maestra Martha la habría incluido en su lista, pues nos ha demostrado a muchas, de qué madera está hecha. Su nombre debería estar ya en letras doradas junto a la escritora, y con una leyenda a la antigua usanza romana, hijas como ésta debería parir más la Matria.

Miren cómo se visten cabo y sargento
Para teñir de rojo los pavimentos
Miren cómo profanan las sacristías
Con pieles y sombreros de hipocresía
Miren cómo blanquearon mes de María
Y al pobre negreiaron la luz del día
Miren cómo le muestran una escopeta
Para quitarle al pobre su marraqueta.

Para la maestra Martha, no hay música que no baile si en pedir justicia se trata, ya sea la danza de las desaparecidas, el zapateado de las asesinadas, la salsa de las presas políticas, o el perreo intenso de las maricas exigiendo justicia, porque sí, también con nosotras canta, con nosotras baila y por nosotras mueve mar infinito que no muere nunca; sale en nuestra defensa para que tengamos voz en los congresos feministas, que nuestra cara travestida aparezca, que nuestra huella del tacón de aguja se escuche repiquetear de las plazuelas y callejas, pues le dice a la periodista Valeria Valencia para la Revista Enheduanna “Todo eso me ha costado entenderlo, el desprecio y odio hacia la comunidad lésbica gay, por ejemplo, la violencia hacia las mujeres al interior de las organizaciones, todo eso me va transformando y empiezo a entender todo de otra manera. Hoy comprendo que debemos defender nuestro cuerpo, porque si no tenemos cuerpo ¿dónde está nuestro derecho? Antes decía: ¡primero muerta que feminista! Ahora pienso que soy una feminista en permanente construcción.”
El manejo de su fina ironía es tan peculiar, como un guiño o un mecanismo de defensa ante tanta barbarie; que no deja ensalmo sin agradecer, ni agravio en responder con su ágil sarcasmo, llama pues coadyuvante conyugal y coautor de sus hijos a su esposo, y en tono moderno, choro mareador, friquea, y agarra la onda a las expresiones y devenires sexuados. Es capaz de llamarle payaso al payaso de Marcos, por machista y Fecal a la mierda de Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa y con esa misma voz de oleaje, exigir justicia por las victimas de feminicidio sin que le tiemble la voz ni se le caigan las “chinguiñas”.

Miren cómo se empolvan los funcionarios
Para contar las hojas del calendario
Miren cómo gestionan los secretarios
Las páginas amables de cada diario
Miren cómo sonríen angelicales
Miren cómo se olvidan que son mortales.

Y su baile, es un baile sin orquesta porque todas podemos poner nuestro ritmo, letra y movimiento, a la Goldman, a la Justicia, Verdad y Memoria.
Para quienes no me conocen pensarán que este panfleto en loor a mi admirada Martha, es justamente eso, un vulgar ripio de una perra mercenaria y sarnosa, pero no es así. Martha ocupa un lugar muy especial en mi marica corazón, pues cito otra vez a Lemebel, Martha, al igual que yo, soñamos con algún día un Chiapas donde podamos respiras las palabras, Justicia, Igualdad y oportunidades sin tener que besarle el culo a nadie. Te amo Martha. No te murás nunca por favor.

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