Entre lo cívico y lo religioso, fiestas Patrias en Zinacantán
La tendencia a sacralizar, a explicarse los hechos desde la religiosidad es la expresión más pura del realismo mágico. El sincretismo y el animismo se hacen presentes en esta vivencia con la que los tsotsiles de Zinacantán conciben y realizan la fiesta patria que conmemora del inicio de la guerra por la independencia. Un ritual que de ser institucionalizado por la escuela pasó a ser retomado y adaptado por los habitantes, al modo en que celebran las fiestas patronales.
Los integrantes del comité de educación de la escuela primaria se reúnen en casa del presidente, ahí la imagen de Hidalgo tiene un altar especial. Cada Jueves, durante el año recibe su “alimento” según su propia expresión. Con devoción despliegan la bandera, la colocan en un asta y la muestran por unos segundos al padre de la patria, después la quitan nuevamente y con sumo cuidado la doblan, cuidando que “la sagrada” águila quede hacia arriba, ubican los arreglos florales al costado de la imagen y tocando el suelo con una de las rodillas, colocan copal sobre el bracero. El copal entre los pueblos mesoamericanos tiene la virtud de transportar las plegarias de los vivos a mundo de las divinidades. Aunque no verbalizan pareciera que le piden no olvidarlos, que están ahí para darle su alimento a cambio de su protección.
Don Francisco es un hombre mayor, padre del presidente del comité de educación de la escuela primaria, un hombre de unos 65 años. Al principio se cohíbe, le cuesta platicar, poco a poco se va soltando. Al preguntarle ¿Desde cuando tienen esta tradición? Él con un español entrecortado pero comprensible responde… “Bueno cuando yo estuve en la iglesia, encontré ahí en la escuela Melchor Ocampo, ahí fui yo cuando era Niño. Mi maestro José García Requena, sufrió el maestro, ¿caso había escuela así como horita? –se sumerge en una mezcla de recuerdos entre su infancia y su juventud, cuando fue mayordomo en la iglesia.– Cuando yo estaba en la iglesia de cargo, me lo encontré al padre en la escuela, el padre de la patria pué, no puede estar así. –se refiere al poster– Tonces les hablé mis compañeros de cargo de la iglesia, mejor le vamos a hacer su altar acá en la iglesia, es el padre pué, su flor, su vela, su trago… vamos a platicar dijeron mis compañeros… bueno pasó, pero luego dijimos y si lo levantamos y que el maestro director le haga su altar… pero el maestro director dijo que no se podía, que no se permite la secretaría… ah! Pue ta jodido… bueno dijo el director solo que el comité en su casa. Bueno lo platicamos con el comité y dijo que sí… y ya empezó la tradición.”
¿Y eso en qué año fue don Francisco? Duda y responde, “Bueno fue como 1982. Ahí empezó, todos los cada año. Pero luego ganó el PRD, había problema… es que aquí siempre ha sido PRI, pero mucho problema… hasta que la autoridad tradicional dijo, mejor si todos los comités de escuela Kínder, secundaria, agua potable, todos lo van a ver con su bandera al padre…y entonces la autoridad tradicional llamó al tambor, al cuete y así todos el 15 le hacemos su fiesta al padre. Pero cada jueves, todo el año, el comité de educación hace su Valté, su cambio de flor.”
Después de una procesión a la casa del presidente del comité de educación, la danza a ritmo de tambor dura por una hora. Reparten café y pan, trago. Para salir con la imagen, cual santo, a ser colocado en el altar mayor. La comitiva lo instala y permanecen hincados en señal de respeto. Es una ceremonia íntima, una comunión con el espíritu de los héroes patrios y la espiritualidad maya tsotsil. La danza es un eterno espiral acompañada de un monótono ritmo de un tambor prehispánico y flauta de Carrizo que entona una melodía igual de monótona…
Rosario castellanos recoge este pensamiento en uno de sus personajes al que le adjudica un papel de aprovechado de esta concepción, según el relato, el águila representa el nahual del gobierno, por eso está en las monedas y en los sellos, es la que trasporta en sus alas las peticiones para llevarlas hasta donde deben resolverse.
La tradición se irradia a las demás comunidades pertenecientes al municipio de Zincantán, las que adoptaron la costumbre y en algunas de ellas la celebración se hace en la escuela. Hace algunos años, una directora llegó a una de estas comunidades y encontró una “escultura” de un águila devorando una serpiente hecha con un bejuco también tallado. La directora, desconociendo el ritual limpió su dirección para organizar su oficina, su archivo y demás documentos de los alumnos. Mandó a arrumbar al águila y a Don Miguel. No se lo perdonaron.. Cómo era posible que ella, la que enseña el amor patrio hubiera faltado a los símbolos. Esa directora no puede quedar en esta escuela… Así celosos guardan la memoria idealizada de un hombre que inició la guerra por la independencia de la corona española. Que no se pierda su idea dicen…
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