Los nuevos museos de Chiapas y su deuda con la sociedad
La Historia es la disciplina que estudia el pasado de la humanidad, sirve como marco referencial para comprender el presente y proyectar el futuro. Así rezan las definiciones de los más elementales diccionarios que nos explican de la razón y utilidad de esta ciencia social. Y se podría mencionar que una de las metodologías para mostrar el patrimonio histórico son los museos; que según el Consejo Internacional de Museos (ICOM) “Es una institución sin fines lucrativos, permanente, al servicio de la sociedad y de su desarrollo, abierta al público, que adquiere, conserva, investiga, comunica y expone el patrimonio material e inmaterial de la humanidad y su medio ambiente con fines de educación, estudio y recreo”Agrego esto último, a propósito de las inversiones que en el actual sexenio se han ejercido en Comitán en relación con el montaje de museos.
En este texto me enfocaré en dos de ellos, por ser en los que se supone se realizaron con metodología basada en investigaciones históricas. El proyecto «Escucha Chiapas-Rescate de la Marimba” que incluye un museo, y el museo «Rosario Castellanos» el primero tuvo una inversión de 35 millones de pesos y fue administrado por el Dr. Joaquín Ramírez Aguilar, hermano del presidente del Partido Verde y del Congreso del Estado de Chiapas, Eduardo Ramírez Aguilar. Escucha Chiapas se integró de varios elementos: un museo itinerante, conciertos de marimbas, talleres sobre ejecución del instrumento,grabación de un CD y edición de un libro. De los cuatro productos solo se salvan las tocadas, que en promedio costaron unos 70 mil pesos por contrato del grupo musical. También se rescatan algunas piezas del CD.
El “museo” consistió en lonas impresas con datos sobre la historia de la marimba y fotos de marimbistas y marimberos famosos. Datos incompletos y errados además de mal redactados, en los que se podía apreciar la poca seriedad en la investigación. Además el “museo” incluía un par de pantallas en donde se proyectaba videos de Marimbistas comitecos, tal parece solo ahí se hubiera tocado la marimba. No tuvieron la gentileza de entrevistar a marimbistas del Centro, Costa, Sierra, Altos, Valles… los 15 millones no alcanzaron para viajar y hacer una producción decente y que reflejara la realidad de las diferentes zona en donde se ejecuta el instrumento.
El libro solo contiene fotos de los músicos que participaron en el proyecto, no hubo ningún rescate fotográfico de las marimbas que han existido en Chiapas. Un producto sumamente pobre para la inversión.
El presupuesto se ejerció en dos partidas “Escucha Chiapas” con 20 millones de pesos y “Rescate de la marimba” con 15 millones de pesos, la pregunta es ¿Qué rescataron?
Recientemente inauguraron el museo Rosario Castellanos, que tuvo un costó de 31 millones de pesos, al igual que el de la marimba adolece de investigación, nos presentan a una Rosario de generación espontánea. En las paredes del museo solo se aborda que era Comiteca y que escribió. Lo que si se nota es una gran ausencia de referentes en las etapas de su vida. Nos presenta el producto acabado de la escritora con fama, sin investigación de las distintas vivencias en las que estuvo inmersa durante su niñez y juventud, su cercanía con la tradición oral chiapaneca, tanto indígena como mestiza, lo que la nutrió de una visión que le dio forma y contenido a su narrativa.
En todo el museo no hace una sola referencia a sus primeras publicaciones en el periódico El Estudiante, del Instituto de Ciencias y Artes de Chiapas, que dirigía el profesor Agripino Gutiérrez. En la edición número 5 del periódico del 20 de Junio de 1942, Rosario publicó sus primeros versos. “Tú serás en mi vida un paréntesis breve, de alegría y de consuelo, pues el puñal eleve del destino implacable, matará la ilusión” que había escrito el 31 de Octubre 1940. “El Estudiante” se encuentra digitalizado y en el Archivo histórico de la UNICACH, CUIC. Es información publica, que no fue encontrada por los investigadores del Museo.
La muerte prematura de Rosario, generó que muchos de sus amigos Chiapanecos, guardaran fotos y cartas de la Chayito, como le decían cariñosamente. En Tuxtla y San Cristóbal se encuentran rastros de su vida, huellas que nos pueden dar el contexto en que se desarrolló su visión sobre Chiapas. Rosario se convirtió en una santona, venerada y respetada, figura polémica que contribuyó para que sus letras se convirtieran en pilares de la naciente literatura chiapaneca.
Creo que si se ha hecho una inversión de dineros públicos de tal magnitud, lo que debe de ponderarse no son las paredes del museo o el inmueble, sino su contenido para que cualquiera que lo visite, entienda la visión y creación literaria de este personaje que ironizó “las buenas costumbres” de las familias bien tanto Coletas como comitecas.
Amada y odiada por sus desafiantes letras, por su condición de mujer que sabe latín, por su cercanía con lo indígena perteneciendo a una familia de poder, por usar la pluma para denunciar las condiciones de vida de la sociedad chiapaneca y por contribuir a la alfabetización con su teatro Petul de la época cardenista… ese personaje que fue Rosario, está ausente en el museo.
Si partimos de la definición de museo que plantea el ICOM, en el sentido de que este “adquiere, conserva, investiga, comunica y expone el patrimonio material e inmaterial de la humanidad y su medio ambiente con fines de educación, estudio y recreo” cabe la pregunta: ¿Cuánto nos quedan debiendo? tanto en inversión económica como en la calidad de sus productos.
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