Vida a la orilla
Dicen que antes las personas construían sus propias casas, sí así con sus manos, elegían un terreno y comenzaban a buscar tierra y cortaban paja para hacer los ladrillos de adobe, seleccionaban madera para sostener las tejas y también hacían sus puertas y ventanas.
Dicen también que tiempo después las personas se dedicaban a otra cosa y no tenían tiempo para hacer sus propias casas así que le pagaban a otro para hacerlas.
Dicen que ahora las personas ya no saben ni cómo se hace una casa, que han perdido la habilidad para construirlas por ellos mismos porque siempre están tan ocupados haciendo otras cosas de su profesión de su carrera que sin embargo de todos modos no ganan el dinero suficiente para pagar a alguien que le construya su casa, así que van a los bancos a prestar dinero para comprar una ya construida por alguien más que ni contrataron y que no conocen, con dinero que ni es de ellos.
Un día un tipo que no tenía dinero ni trabajo, ni un banco que le quisiera prestar encontró la manera de hacer su casa, pues descubrió que la misma ya estaba en la ciudad sólo que aún no la había habitado, no la había hecho suya, puso manos a la obra.
Decidió que su cuarto estaba en la alcantarilla del centro de la ciudad, que su baño estaba en el registro eléctrico de una bodega vacía y que su estudio era el amplio desagüe que desembocaba al río.
Tomó posesión de su casa y comenzó a decorarla según sus gustos, aquí las fotos que ha compartido con todos nosotros:
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