Pinturas abandonan el museo y salen a la calle
Conocidos y amigos me han contado su visita al museo de Louvre, la anécdota que más recuerdo es la de mi amiga que viendo a la Monalisa (protegida detrás de su vitrina de cristal), le asaltó un pensamiento, ella estaba parada justo donde quizá alguna vez el propio Leonardo Da Vinci daba los últimos toques a la famosa pintura.
Jamás he visitado el mítico museo de Louvre ¿cuántos de nosotros lo hemos hecho?, ¿cuántas personas de a pie corriendo para llegar al trabajo o para ir por los niños a la escuela tendrán la oportunidad de entrar a ese palacio a caminar y apreciar dichas obras?.
Julien de Casabianca, artista francés se hizo más o menos la misma pregunta, así que inició un proyecto para que las pinturas abandonaran el museo, se liberaran de ese espacio simbólico y caminaran junto a las personas y que quizá en su rutina del día a día pudieran contemplar, cuando menos en una reproducción, la capacidad de esos antiguos maestros para realizar sus obras de arte:
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