Azul Turquesa Teatro, la posibilidad de editar dramaturgia*
El texto como pretexto escénico, como la vertiente que causará los estragos necesarios para cuestionarse el presente. ¿Qué es sino el teatro un eterno presente? Lo que sobrevive a la vorágine de estilos, del alejamiento de la fábula, lo anecdótico, el diálogo. Es el presente lo que nos sitúa en la necesidad o necedad de escribir teatro y luego, como en un juego de espejos, en publicarlo. Pero porqué escribir teatro o para qué intentar una editorial de teatro. Y digo intentar, como ese juego eterno de lo que ahora es, tal vez mañana no será, o pasado no fue, pero sólo tiene el hoy para existir.
Si acudimos a una librería notaremos, si es que hay, que la sección de teatro es pequeña, minúscula ante la fertilidad de la poesía, la narrativa, incluso los cómics. Ahora bien, quien se acercará a este sector y con qué interés. ¿Un director? para elegir su próximo montaje. ¿Un actor? para leer el texto que el director le sugirió. ¿Un maestro? para seleccionar una obra del tema que abordará con su alumno.
¿A quién le interesa leer teatro y para que? No es la pregunta que hice cuando decidí iniciar una editorial que sólo publicara textos teatrales, ya sea dramaturgia, investigación y ensayo. Mi primer interés fue desentrañar un texto de mi autoría. Que suele ser el primer binomio dramaturgo/hacedor teatral. Surgió de la necesidad de ser escuchada, entendida, de crear ese puente entre el espectador/montaje, segundo binomio. Entre esa necesidad imperante de ser entendida y lograr una conexión con el espectador, surgió Azul Turquesa Teatro. La siguiente esquina es la primera obra publicada, de mi autoría.
Pero esa necesidad particular es compañía de otros deseos. Después de todo, el teatro nos habla de soledades compartidas, de una fusión de caracteres que van a un mismo fin: la escena. Y así, con causalidades inicia Azul Turquesa Teatro. A su propio ritmo y aspiraciones, que han dictado su camino. Las dos obras editadas bajo este sello han tenido la característica de estar en escena al mismo tiempo, ambas con la producción del Centro de Formación Teatral La Puerta Abierta y entonces la editorial creció.
Creció, no en tiraje, continúa siendo de cien ejemplares. No en ediciones, aún tenemos sólo dos títulos, en el año que dio inicio. Creció porque dio la posibilidad de tener lectores de teatro. Porque el espectador puede ser lector y el lector espectador. Y en esta posibilidad se encuentra el acierto de esta editorial.
La Siguiente Esquina, de mi autoría y Azar de Héctor Cortés Mandujano, son las obras que la conforman hasta el momento. Son las que esperan que en este 2016, se sumen dos textos teatrales más y por lo menos un ensayo o investigación. Porque preferimos crecer con paso lento pero no cambiar nuestro objetivo. Porque precisamente en este encuentro La Mujer en la Escena Teatral Latinoamericana de Frente al S.XXI, me brinda panoramas que necesito vislumbrar para que la editorial crezca. Se necesitan lectores para teatro, se requieren editoriales para publicar dramaturgia, se solicitan dramaturgos.
Para José Sanchís Sinisterra «leer un texto teatral es asistir a una representación imaginaria». Manuel Aznar, agrega «para leer teatro se necesita sentido escénico, sensibilidad escénica, imaginación escénica», añade también que «es el género que menos se vende».
Tal vez algunos se preguntarán porque iniciar una editorial de teatro, ante el gris panorama, aunado a intentarlo en un estado que no se distingue por su dramaturgia (a estas alturas nos preguntaríamos cuál estado sí), pero precisamente en esta adversidad hay posibilidades de acertar.
Me permito hacer observaciones para que una editorial de teatro tenga posibilidades de ser, si bien no redituable, sí autofinanciable y, principalmente, generar lectores:
Tener precios accesibles, que un estudiante pueda adquirirlo.
Tener tiraje por millar.
Manejar a la par una intensa campaña publicitaria.
Preferentemente tener en montaje la obra.
Si Azul Turquesa Teatro cumple estas expectativas, les diré que sólo una, la cuatro. Que es precisamente en este tipo de encuentros donde las necesidades y la falta de estrategias que acerquen a nuestro objetivo, hace cuestionarnos. Necesitamos público teatral y lectores para dramaturgia. Y este acierto nos abre las posibilidades de replantearnos. De hallar cómplices que decidan invertir su dinero adquiriendo libros de teatro, de la dramaturgia de autores contemporáneos. Que al ver la obra nazca la inquietud de leerla o bien al leerla, se tenga la opción también de presenciarla.
Que se logre incentivar la lectura de obra dramática, que tal vez es necesario hacerlo desde la iniciativa privada porque por lo menos en Chiapas, a las editoriales institucionales parece no interesarle publicar textos de teatro. Por ejemplo en Chiapas, la editorial independiente Public Pervert inició una serie de dramaturgia. A nivel nacional la revista Paso de Gato tiene una importante colección titulada Cuadernos de Dramaturgia, a precios realmente accesibles y la reconocida editorial El Milagro.
En este universo escénico es imperante que la semilla de Azul Turquesa Teatro se reinvente. Que sea este 2016 una revaloración, que contemple estrategias mercadotécnicas sin hacer a un lado la calidad de los textos y el deseo genuino de acrecentar los lectores de dramaturgia, porque en esta búsqueda se puede ganar una sociedad más analítica, cuyo conflicto no quede en el escenario sino vaya con ellos a casa y nazca el deseo de ver una obra más. Entonces, crearemos un suceso cíclico que sin duda tendrá sus mejores frutos de aquí a un lustro pero es necesario preparar el camino con entusiasmo, que pueda iniciar la experiencia escénica desde la mente de un ávido lector.
*Texto leído durante el Encuentro la Mujer en la Escena Teatral Latinoamericana de Frente al S.XXI, realizado en Mérida, Yucatán, del 16 al 18 de marzo de 2016.
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