El esfuerzo de un pueblo por mantener la tradición del barro bruñido
Sergio Ferrer
Los golpes contra las rocas de barro son con un palo grueso que hace retumbar la tierra, al impacto poco a poco comienzan a volverse polvo. Rodolfo, padre de familia nacido en Agua Mezquite, una pequeña comunidad de origen indígena asentada en el municipio de Zapotitlán Salinas en Puebla, muestra sus distintos tamaños que servirán, el más grueso para comales y el más fino para piezas mas detalladas.
Sus hijas y Minerva, su pareja, observan la técnica única. No puede cambiarse, ya una vez intentaron usar molino pero las piezas no quedaron igual, se quebraban. La harina se deja reposar mas o menos un mes, luego elaboran las piezas sin molde y esperan a que haya las suficientes para cocerlas al aire libre cuidando todos los detalles. El ximado (pulido) con cuarzos también es importante, no hay ningún proceso químico ni colorante artificial.
Este pueblo Popoloca, así como ocurre en Los Reyes Metzontla, mantiene la tradición prehispánica de la elaboración de vasijas, platos, vasos, ollas, comales hechos a base de distintos tipos de barro que se encuentra en los cerros que circundan los poblados. Esta alfarería sigue el proceso ancestral del bruñido para que el material no quede poroso y pueda servir muchas veces de contenedor de líquidos.
Para obtener las piedras de barro, las señoras o señores acuden a los distintos cerros y pala en mano, desgajan poco a poco la tierra para separar los pedazos que serán útiles, Nemesio habitante de Agua Mezquite, me llevó a uno de esos cerros, me muestra la vegetación del lugar dentro de los cuales hay árboles de los que se pueden obtener colorantes naturales. “Más allá están los vestigios de una antigua hacienda de españoles que extraían y fundían hierro…” me comentó mientras recordaba que hace años extranjeros buscaron instalar mineras a gran escala, “¡un día un cerro amaneció siendo propiedad privada!”
Así como ocurre en otras partes del estado y el país, de Agua Mezquite han migrado varias personas que ahora están en ciudades estadunidenses: Wisconsin, California, Chicago, Washington, Nueva York, donde se cuentan aproximadamente 60 familias, o a Tehuacán a trabajar en las maquilas, otras no, se han quedado a trabajar el barro como el grupo de señoras convocado por Aldeas Infantiles, que trabajan por las tardes en la primaria del pueblo buscando aprender más de nuevas técnicas como el uso del torno para la elaboración de piezas únicas además de conformar un grupo de artesanas organizadas.
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