El tambor y pito suenan de nuevo en Tuxtla
El tambor y pito suenan de nuevo en Tuxtla, bajan por la carretera de Villaflores, bajan musicalizando el andar de las vírgenes, bajan junto a los priostes, a los mayordomos , junto a las bailadores del tonguy etzé. La cofradía se extiende y festeja el inicio de la cosecha o su termino. Bajan a Tuxtla, un pueblo ahora con funciones de ciudad, de donde fueron un día sacadas a escondidas y llevadas a Copoya. Bajan las vírgenes acompañadas del tambor y el pito, a pesar de que la iglesia católica lo ha querido prohibir desde 2005, la costumbre es más fuerte que los decretos de una iglesia que hace dictados desde Roma.
El tambor y el pito retumban por las pocas casas de adobe que existen, muchas de ellas convertidas en cuadros de concreto, casas que antes tenían patios enormes y ahora solo les queda la sala y la calle para celebrar la llegada de las vírgenes de Copoya.
El tambor el pito y después la jarana hacen la fiesta pagana de las copoyitas, dan sonido y ritmo a los bailadores de el costumbre. Que recorren las calles de la ciudad durante dos meses, febrero y marzo convirtiendo esta celebración en la fiesta con mayor duración de todo México.
Los músicos zoques han trasmitido su conocimiento de generación en generación de manera empírica, su memoria auditiva da continuidad al sonido de la fiesta, su memoria auditiva sostiene el ritmo de la fiesta y con ello la vida diaria de los zoques que practican el costumbre.
La potestad de la música de los zoques de Tuxtla es colectiva , pero cada interprete le da su respectiva variante y personalidad, algo similar pasa con el baile, cada bailador de carnaval , cada bailadora de tonguy etzé , le imprime su ritmo, candencia y espacios a la danza que celebra el mito fundacional.
Mito fundacional que ahora la digitalización y el trabajo de campo de Aurora Oliva y Fernando Hijar, ha capturado para nuestro regocijo. Para conocer el costumbre de una cultura de siglos, que ahora persiste en medio de la modernidad, en medio del concreto, en medio del cambio de oficio, en medio de talleres mecánicos que antes fueron parajes para carretas llenas de los productos de la tierra. Unida por el sentido de pertenencia , el mestizaje ha hecho a un lado la pureza racial y esto ya no cuenta en la integración de la comunidad zoque.
El CD Zoques de Tuxtla , Música y celebraciones, que generosamente me regaló Aurora Oliva y Fernando Hijar congrega no solo la música de nuestros pasos de zoque , en el están los diálogos en español de los practicantes de la costumbre, de los que siguen el espíritu de ser zoque en medio de la globalización. La cuna de nuestros recuerdos se mueve al ritmo del tambor, pito y la jaranita que escuchábamos en las calles de San Pascualito.
El trabajo de recuperación y edición es impecable, no solo escuchamos la música y el ambiente que lo rodea. El CD da voz a los protagonistas y su cotidianidad en el Mequé. Acá esta los nuevos maestros de los sones zoques, Polo Gallegos, Fernando Sol, Benito Aquino, Cecilio Hernández . Acá no caben todos los nombres, pero ellos son herederos de la memoria musical como lo fue en su juventud el maestro Ramón Chacón, está todos los que componen el Meque. Cronistas como Sergio Cruz, ramilleteros, viejas, priostes, mayordomos.
El CD Zoques de Tuxtla , Música y celebraciones. Producido por el FONCA y CONACULTA, reúne los diferentes tiempos, celebraciones y la música de cada una de ellas.
La virgen de la Candelaria, El Carnaval, San Marcos, Santa Cruz, Octava de Corpus, Santísimo Sacramento, El Belem, San Roque, Santa Catarina, etc,etc, y demás deidades del santoral zoque católico se concentran en éste trabajo, el cual sistematiza el mundo cotidiano de los zoques en Tuxtla.
La historia musical de los zoques no tiene fecha determinada , la tradición oral cuenta que fue San Antonio de Guzmán quien los inició en ella. Lo cierto es que él nunca vino al nuevo mundo, pero estas tierras al igual que en la cuenca del Grijalva , los Dominicos tuvieron sus dominios e impusieron su orden, sustituyeron las deidades y toponimias fundacionales de los pueblos nativos , por nuevos santos y nombres patronímicos , al igual que designaron a los indios los instrumentos para celebrar su música, que se toca en forma de sones y alabados, a las nuevas deidades católicas que se siguieron celebrando en el calendario del ritual agrícola de los pueblos nativos.
Esta constante dio una nueva estructura musical a los sonidos prístinos, que son los que escuchamos actualmente. A diferencia de las etnias de los altos de Chiapas a los que la religión solo les dio acceso solo a los instrumentos de cuerda y después al acordeón. los zoques de Tuxtla , tuvieron acceso a la educación musical y muchos de ellos fueron directores de marimbas, acá en Tuxtla nuestro mestizaje permitió el acceso al nuevo instrumento que se oficializo con el nacionalismo revolucionario. Manuel Sol, Víctor y Chus Megchun, Ricardo Sánchez Solís, son ejemplo de ello. Algunos sones fueron adaptados a la marimba como Pañuelo Rojo de el Fax Ovando, que tiene como estructura musical la Octava de Corpus.
Hoy el Mequé ya tiene memoria digital y seguramente este producto servirá de aprendizaje y escuela para los próximos practicantes de la costumbre, que encontraran en las exquisitas fotos de Rene Araujo a sus antepasados que la practicaron en el cambio de milenio, justo cuando se pronosticaba el fin del mundo, justo en ese tiempo y espacio , los zoques de Tuxtla celebraban en medio de una ciudad caótica, calurosa , poco funcional, y ya no en los campos y sembradíos que dieron origen al Mequé. Encontraran las voces, el olor a incienso, el sabor del pozol sin dulce, al curado. Encontraran en esta memoria digital el memorial de su historia musical.
Gracias Aurora y Fernando
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