Luis Pescetti y la pasión por el oficio
Fabián Cuellar/ Revolución tres punto cero
Luis Pescetti viene a México. Su nombre se encuentra lo mismo en marquesinas de foros de conciertos que en las portadas de decenas de libros para niños que circulan en países como España, Cuba, México, Estados Unidos, Brasil, entre otros. Pero, como en muchos otros casos, el nombre puede decir poco de la persona.
Con Pescetti existe la suerte de que es un personaje franco y transparente. Con una entrevista a larga distancia entre México y Argentina, internet mediante, pudimos acercarnos un poco más al hombre de voz afable que hace música para niños y adultos, y que busca promover la convivencia familiar.
Luis Pescetti nació en la provincia de Santa Fe, en la región Centro de Argentina. Estudió musicoterapia, canto, piano, armonía, composición y literatura. En retrospectiva, parece poco para todo lo que logra a través de su música y sus libros.
Le pregunto si, en sus conciertos, existe una barrera entre el público infantil y él, Luis Pescetti, el adulto. “En realidad, la edad no es una barrera en la relación con los niños. Es lo natural, que los maestros sean más grandes, es lo natural que los profes de deportes sean más grandes, es lo natural que los niños estén rodeados de gente más grande que los cuide, los proteja, los tutele, los guíe”.
Es entonces que Luis pronuncia una palabra esencial en su carrera: guiar. Cuando está en el escenario, escribiendo un libro o grabando un video para sus seguidores, Pescetti no deja de guiar. Es demasiado humilde para considerarse un maestro. Sin embargo, en esto último tiene experiencia: “En ese aspecto yo sí vengo del mundo pedagógico, empecé como docente por una parte, me gustó mucho siempre hacer análisis de música cuando estudiaba armonía y composición, y luego cuando estudié literatura también hice análisis de los textos”.
Y a pesar de que no trata de dar cátedra durante sus conciertos, sí queda claro su interés por transmitir el gusto por la música y las artes. Su trabajo se orienta en promover prácticas sanas en la familia, aunque tampoco se considera terapeuta. “Como artista, yo trato de llevar la atención sobre la vida de las mismas personas, sobre los hechos cotidianos, de una manera alegre, vital y amorosa. Y creo que eso, sí, también tiene relación con la salud, pero el eje está puesto en el humor, en la vitalidad, en la alegría, en la humanidad de nuestra vida, en la sensibilidad con la que podemos mirarnos.
“El espectáculo apunta a lo artístico. Y como espectáculo tiene muchas resonancias. Mi intención no es pedagógica. No trato de dejar una enseñanza de manera explícita. Trato de ser sano, trato de no ocultar los trucos como artista”, me dice. “No creo que sea la obligación de un artista, pero siempre que uno disfrute haciéndolo, es honestidad intelectual compartir y enseñar y transmitir uno cómo hace las cosas. De alguna manera, uno fue un beneficiario de otros que compartieron sus trucos, sus recursos, la iluminación con la que hicieron sus obras, entonces es lo justo que uno siga ese mismo camino”.
Y en ese ejercicio de honestidad sigue sus palabras al pie de la letra. En su sitio web www.luispesceti.com, además de videos, textos y material que comparte con los visitantes, resalta el Taller Digital, una serie de videos con ejercicios creativos para todos aquellos que les interese.
“Taller Digital es tomar un punto de un tema en especial, desarrollarlo de dos maneras: conceptualmente por una parte y, por otra parte, con ejercicios muy prácticos. Vale decir que dé tanto para la reflexión, como que dé tanto una oportunidad de juego, de ejercicio de taller para alguien que mañana tiene que enfrentarse a una clase”.
En el mismo sitio de internet comparte un texto sobre la importancia de leer, en una sociedad que no le da el valor suficiente a la educación. De ahí me surgieron dos preguntas. La primera, si va desapareciendo la importancia de leer, ¿cuál es la importancia de seguir escribiendo?
Luis responde: “Radica en tener la potencia y la fuerza de que uno mismo hace el relato, que a uno le importa para ordenar y darle sentido a la propia experiencia. Que uno sea capaz de ordenar y darle sentido a la propia experiencia, que uno sea capaz de ser testigo de la experiencia propia, de la experiencia ajena y transmitirla”.
En ese texto menciona una palabra que va perdiendo su significado en los últimos años: el oficio. Le pregunto cómo hacer que un niño se vuelva a interesar en un oficio, cómo lograr que no se pierdan y que vuelvan a ser relevantes. Para Pescetti, la respuesta es sencilla: “Mostrándose uno alegre y feliz con lo que hace. Cuando un niño ve que un adulto disfruta, siente placer, sin duda va a querer hacer eso o algo parecido. Trabajando en algo que provoque pasión en uno y compartirlo con los niños. Compartir, sobre todo esa pasión”.
Pasión, oficio, van de la mano en el trabajo de Pescetti. Así ha contestado cada una de las preguntas que le he hecho. Así mismo me cuenta cómo será el concierto en esta gira por México. “Es la primera vez que voy a México con mis músicos, la banda, con el grupo de jazz, de rock. Son unos músicos muy dúctiles, con una gran formación musical, casi todos ellos son papás, así que tienen una sensibilidad que pasa por su propia familia. Gabriel Spiller en la batería y la percusión; Martín Rur, clarinete y saxo; Diego Pojomovsky en bajo y contrabajo, y Martín Telechansky en guitarra, pueden pasar con mucha plasticidad desde la música folclórica al rock, al jazz. El público en México va a escuchar algunas canciones nuevas, chistes nuevos desde luego, pero sobre todo canciones conocidas reversionadas con la banda en vivo, que es un sonido muy potente, a mí me gusta mucho”.
El 4 de mayo, en el Auditorio Nacional, se presentará Luis Pescetti como nunca se ha visto en México. Los precios de los boletos oscilan entre los $200 y los $600. Vale la pena ir en familia a este espectáculo de humor para todos.
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