Los Tanchaks en el carnaval de Huixtán
Este domingo con la reunión de los “Tanchaks”, la visita de los “Mashes”, “Potsets” y otros singulares personajes, comenzó el tradicional carnaval en el municipio de Huixtán para regocijo de los habitantes, los turistas y los protagonistas de estos bailes y rituales indígenas que se repetiran todos los próximos 4 domingos hasta el miércoles de ceniza cuando inicie la cuaresma.
Desde las primeras horas del día en los alrededores de la plaza central, los indígenas comenzaron a prepararse untando pintura blanca en cuerpo y cara, -razón por las que se les llama “Tanchaks” o “nalgas pintadas”- colocándose pañuelos con la virgen de Guadalupe para cubrir sus rostros, listones en los sombreros, poniéndose mascaras y sombreros extraños, colgándose pieles o animales disecados y brindando con posh.
Finalmente a las 12 del día, en el atrio del templo católico de San Miguel, comenzó la danza que según explicó el presidente municipal Waldo Martín Pérez Bautista es un “sincretismo religioso de las culturas maya y española aunque la Iglesia quiso desaparecerla en la época de la colonia” pero es una fiesta milenaria de los mayas.
Los Tanchaks son, dijo, “representaciones de cuerpos que se observan en los murales de Bonampak y se ocultan el rostro para decir ‘aquí estamos, no nos han borrado’”.
Participaron en esta ocasión y para lucirse con sus bailes desgarbados un grupo de indígenas de la comunidad tseltal de La Libertad del municipio de Oxchuc, que colinda con Huixtán, bailaron, tocaron guitarras, tambores y otros instrumentos tradicionales, vestidos con la túnica femenina caracteristica de Oxchuc, pero con máscaras de personajes grotescos como gorilas, gnomos, el diabólico Chuky y la maestra Elba Esther.
Los Tanchaks, bailaron con listones y palmas y sacrificaron simbólicamente y en medio del júbilo de niños y ancianos a un hombre con una cabeza de toro que significa “la maldad y un poco el acercamiento de la muerte de Jesús”; participan en la representación los “Potsets” que llevan mascaras y chamarras y los “K’ameel” o mujeres malas.
Un grupo de “Mashes” o monos de San Juan Chamula llegó de la comunidad San Pedro Tejeria, con sus rostros cubiertos con anteojos oscuros, sombreros de conos y sus llamativas banderas para correr sobre palma ardiendo y danzar al ritmo de enormes tambores a fin de “purificar el alma”, “sacarse malos espíritus” y “pedir perdón a Dios por los daños que hemos hecho al mundo y a la tierra”.
Con anticipación, el ayuntamiento que encabeza Perez Bautista, hizo promoción especial y mando invitaciones a medios de comunicación y ciudadanía para que asistan y conozcan estas tradiciones que, explicó el alcalde, se busca preservar, recuperar para que las aprecien principalmente las nuevas generaciones.
“En la época de la colonia la Iglesia quiso desaparecer las culturas y hace poco ya no permitía la celebración del carnaval por el problema del alcoholismo pero se ha rescatado y aunque ya no hay sistema de cargos, por lo menos está el carnaval” en este municipio a 45 minutos de San Cristóbal de las Casas y cuya ubicación geográfica reúne a grupos étnicos tsotsiles y tseltales de cinco municipios
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