¡Esos archivos son míos!
Un día comencé a preocuparme por estar postergando la necesaria actividad de hacer un respaldo a mis archivos. Darle largas al asunto se debía a que primero había que organizar mis archivos. Mi «Escritorio», por citar un ejemplo de mi situación, era una escena propia de esa caricatura de «¿Dónde está Willy?», miles de archivos desparramados por todos lados. Invertí un día completo para «depurar» los archivos, ya saben: Esto no me sirve, ¿para qué descargué esto?, esta película ya la vi, este libro… no tengo tiempo ahora mejor después, esto ya no me sirve, ¿para qué diantres descargué esto?….
A final de cuentas me percaté que los únicos archivos de mi propia producción y autoría en realidad eran pocos y los archivos que realmente me eran útiles siempre estaban disponibles en la Internet.
Lo demás eran esos archivos propiedad de otros y que al ser «prohibidos si no pagas» nos motivan a querer descargarlos como si con ello nos convirtiéramos aunque sea un poquito en dueños de esa genialidad. Así tenemos gigabytes y gigabytes de canciones, colecciones completas de música por autor, banda o conciertos. Gigabytes y gigabytes de películas aquellas populares y aquellas que «son escasas y por eso es necesario ayudarle con mi respaldo», fuentes, software, plugins y otra cantidad increíble de chucherías digitales.
También como mi nivel de intelectualidad es capaz de ganarle hasta al propio EPN guardo miles y miles de libros digitales que para leerlos necesitaría ganarme una beca del Guggenheim, FONCA y PECDA todas al mismo tiempo, para cuando menos tener algunos años dedicándome a la lectura en jornadas intensísimas para poder leer un poco de tanto libro (Y después de leerlos ni sé que haría).
Esto me lleva a la pregunta.
¿Estos archivos son míos?
«Sólo los débiles hacen copias de seguridad, los hombres de verdad tan sólo suben sus cosas importantes a Internet y dejan que los demás hagan las copias de seguridad por él» – Linus Torvalds creador del sistema operativo LINUX
Con las Tecnologías de la Información y Comunicación (sí, así se le llama a la tecnología de la cuál algunos de sus productos populares son: Internet, Computadoras, Tabletas electrónicas, Teléfonos inteligentes, etcétera). Ordenar y distribuir archivos ha hecho que sea mucho más fácil la consulta de los mismos, la cosa es que algunos archivos aún no dan el salto a estas nuevas tecnologías. Por ejemplo hace mucho tiempo mi padre compró una grabadora de casete allá por los años 1982 y para probar la función de grabado se le ocurrió sintonizar una estación de radio y pues grabar lo primero que allí apareciera, el casete quedó rodando por toda la casa y le pasó encima los años 1982, 1983, 1984, 1985…. hasta llegar al año 2006 y el día 17 de julio decidí que esa grabación diera el «salto» para montarse a esta nueva forma de distribución de información, así que «digitalicé» la grabación para compartirlo en mi proyecto www.archivosonoro.org aquí parte de lo que se grabó en aquel 1982 y el resultado de este saltito a lo digital:
Descargar audio en mp3 (Clic derecho guardar como…)
Una cosa curiosa de los archivos es que todos queremos respaldar aquellos que son «extraordinarios» o «super exitososos» o populares, pero nadie respalda lo humildemente cotidiano, pero después que a lo cotidiano le pasan encima un montón de años este humilde y sencillo archivo cobra un valor emocional e incluso en ocasiones hasta económico.
Según los expertos en estos temas un archivo desde su creación puede adquirir dos valores, el valor primario que es el práctico el inmediato que te ayuda a resolver algo al momento y el valor secundario y que tiene que ver con cuestiones más subjetivas como el valor histórico de dicho archivo.
Es decir los archivos es una especie de patrimonio una especie de riqueza.
Me pregunto
¿Cuánta riqueza tenemos aquí?
Los archivos son la memoria, un País sin memoria es como una persona con alzhaimer, de pronto no sabrá de dónde viene ni por qué esta aquí y mucho menos a dónde debería ir
Hace algunos años la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos inició la digitalización de sus archivos, para dar una idea de lo que representa el proyecto les comento que se digitalizarán 21 millones de libros, 5 millones de mapas, 12.5 millones de fotografías, y 100,000 posters más otros archivos almacenados en formatos tan variados como discos de vynil, casetes, video, etcétera llegando a un total de 151 millones de piezas a ser digitalizadas.
Todo esto será guardado en un servidor que tiene la capacidad en sus discos para almacenar 37 Petabytes (Algo así como 39 millones de Gigabytes, algo así como más de 19 millones de «memorias usb de 2 gigas»)
¿Por qué? ¿por qué digitalizar? ¿por qué el esfuerzo?. Preservar una memoria y una memoria es cultura, preservar para el futuro la cultura estadounidense, eso está muy bien pero me pregunto ¿llegarán las fotos de nuestro país al futuro? los documentos en papel, los libros, los audios, los videos. ¿Se está preservando para el futuro?.
¿Qué hay en nuestro estado Chiapas?, tenemos un Archivo General del Estado de Chiapas ¿cómo podríamos hacer para ayudarle?. Creo es necesario, cuando muchas veces un archivo representa «Transparencia» y a esa palabrita los políticos no la pueden abrazar como a una viejita. Los archivos nos podrían hablar y nos podrían indicar los errores cometidos y los que estamos cometiendo de nueva cuenta, tal vez podría proporcionar a los estudiantes otra visión de su propia región. Podría poner en perspectiva la deforestación de áreas naturales, no sé tantas otras cosas.
Una de las formas para preservar la cultura es digitalizar pero para ello además de los medios es tal vez necesario darle importancia al archivo un tipo de importancia crucial para la construcción de cultura, y otra vez, esto tiene que ver con la educación, educar para comprender el valor de los archivos.
Pues bien eso es lo que quería compartirles, ahora voy a hacer clic en el botón «Publicar» y ¡ya está! un archivo más que comenzará a ocupar espacio y con suerte recorrer su camino y su tiempo. ¿Valdrá el esfuerzo?
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