La fotografía erótica de Gonzalo Gurgúha
Raúl Vera
Las encuentro seguido en mi camino del ciberespacio, ocupan mi vista y la de los que ahí habitamos, regodean la mirada, sugerentes y propias de la intimidad de las fotografiadas, intimidad a la que Gonzalo nos conduce en texturas y pieles matizadas por el claro oscuro, con la medida precisa de luz.
Gonzalo, de plática amena, nos cuenta como llego a la fotografía, como se descubrió hombre de imágenes, de pinceladas de lux. “Mi inquietud nace en el año 1993, cuando trabajaba en una tienda departamental como vendedor de equipos electrónicos, cámaras de video y fotográficas, ahí es mi primer encuentro con una cámara… pero diré que fue algo extraño, tenía que aprenderme el instructivo para poder venderla….sin embargo apenas y las usé para captar imágenes, pero mi destino como fotógrafo estaba por iniciar”.
La fotografía erótica nace a mediados del siglo XIX, con el invento de la fotografía, en su etapa del Daguerrotipo, con el nuevo instrumento se pretendió sustituir la visión de los pintores y se quiso avanzar en la percepción de la realidad. Las primeras fotos eróticas que se conocen son aquellas como la primera aproximación al desnudo fotográfico que realizó el francés Louis Daguerre, cuando en 1839 fotografío una estatua de yeso y la llamó “Naturaleza muerta con esculturas”: las mismas hacían alusión a las Tres Gracias en el estilo de la Antigüedad Clásica.
El proceso de Daguerre no permitía la representación de la figura humana, por la necesidad de largas exposiciones; él incluyó esculturas de forma humana en sus naturalezas muertas. Eróticas, lánguidas y vigorosas figuras femeninas. Sin embargo, nadie ha comentado jamás acerca de este elemento erótico de su trabajo, pero seguramente no pasó desapercibido.
No se sabe exactamente cuándo se realizó el primer desnudo ni tampoco quién lo hizo. En 1845 aparecen las primeras vistas en forma de Daguerrotipos de pequeño tamaño. Generalmente esas mujeres eran prostitutas, bailarinas o jóvenes anónimas que por unos billetes dejaban sus prendas para inmortalizarse.
Pronto muchos pintores dejaron el lienzo y se dedicaron a plasmar la realidad con luz, el desnudo formó una gran industria la cual llega a nuestros días en un formato en peligro de extinción, las revistas impresas. Italia Flores, de oficio escritora, me platicó que en una vieja casona de San Cristóbal, fue encontrado un baúl con fotos eróticas de finales del siglo XIX o principios del XX, no se había establecido la fecha de su realización.
Este es el primer referente que se tiene de este tipo de fotografías en el estado, desde luego estas no fueron públicas y permanecieron en el anonimato. Italia escribía una novela sobre el tema, desconozco si la concluyó. Haberlas publicado en el San Cristóbal de ese tiempo, lleno de moral religiosa y puritanismo medieval, le hubiera costado la vida a los protagonistas quienes se les habría visto como transgresores de las buenas costumbres que en ese tiempo comandaba el Obispo Francisco Orozco y Jiménez, el mismo que realizó un extrañamiento y casi excomulgo a Tuxtla porque no le permitieron casar al gobernador Flavio Guillén, ya que los tuxtlecos estábamos (me incluyo) enojados con él por haber organizado la guerra en Tuxtla y San Cristóbal en 1911.
En tierras conejas la fotografía erótica ha experimentado diferentes etapas, conozco el trabajo de Oscar Fillio de oficio diseñador gráfico y Oscar Ramírez. Los cuales han realizado fotografía erótica en diferentes etapas de su carrera, fotos bien logradas en escenografías bien pensadas y que no transgreden esa delgada línea entre lo erótico y lo vulgar, línea que solo puede ser marcada por el oficio de cortar la luz en el lugar y textura correcta, de lo contrario las buenas intenciones de hacer arte terminan en la basura de la vulgaridad.
Gonzalo ha aprendido a pintar con luz, a medirla, plasmarla en la piel de sus retratadas, a matizar, arrancar de lo cotidiano y realismo de la fotografía, ese pequeño espacio que sugiere el ser contemplado como arte. Me cuenta que lleva más de 100 sesiones, lo cual es un verdadero reto, la sola producción de esto era impensable en los años 90 en Tuxtla, conseguir una modelo era una labor titánica, pero tal parece que la globalización y el resultado de su trabajo que se difunde en la red, ha generado que las antes penosas Tuxtlecas se atrevan a mostrar y romper con el mito del pecado de la carne.
Utilizando nuevas texturas como el vidrio, el contra luz de un pie con una rosa entre los dedos, hacen que la foto fashion pase a un escalón de mayor nivel. Gonzalo ha pasado de ser fotógrafo de prensa a creador con un imaginario propio, Junto a Rene Araujo han dedicado horas a la experimentación, la constancia rinde sus frutos, los resultados son de primer nivel. Así que esperamos la próxima exposición de esta rama de la fotografía que en el mundo lleva más de 150 años pero que en Chiapas es relativamente nueva. Fotos sugerentes donde se invoca y asiste la sensualidad, de estupenda resolución, de amable composición; dignas de un buen fotógrafo. Espejos de luz, en claro oscuro.
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