
Un agresor, cinco perfiles falsos y una disculpa pública: el caso de la periodista Ángeles Mariscal
Amenazar a un periodista tiene pocas consecuencias para el agresor. Basta que ofrezca disculpas públicas, que diga que se equivocó y que está arrepentido. Las leyes son laxas en este sentido, y por supuesto, no solo cuando intimidan a periodistas sino a cualquier otro ciudadano.