
El valor de compartir la palabra
Ambas entraron al auditorio que comenzaba a llenarse. Mónica observó el escenario, el atril, la iluminación, dentro de unos minutos estaría frente al público compartiendo la palabra y honrando a su linaje.
Ambas entraron al auditorio que comenzaba a llenarse. Mónica observó el escenario, el atril, la iluminación, dentro de unos minutos estaría frente al público compartiendo la palabra y honrando a su linaje.
La guerra digital deja de usar piedras y ya usa fuego.
La sorprendente partida del historiador Juan Pedro Viqueira deja un irremplazable vacío para la construcción de la historia de Chiapas, desde su periodo colonial hasta el presente.
Si me dan a elegir algún día, el primero que viene a mi mente es el miércoles.
María Yolanda García: “Mi reino: un rebaño de latas vacías. Hecha añicos. Beber promete libertad, pero te deja de rodillas vomitando”
Por Diana Érika Cruz Jiménez/ El cinematógrafo llegó a México en los últimos años del siglo XIX mitigando la monotonía de la vida porfiriana; desde sus orígenes fue uno de los entretenimientos más populares. Los escritores José Juan Tablada y Luis G. Urbina se complacieron por la proyección de películas en una ciudad ávida de espectáculos.
Si en algo nos caracterizamos musicalmente los/as mexicanos es en el amor y desamor. Nos encanta regodearnos en esa dialéctica tan desgastante, pero muy atractiva en los nuestros rincones emocionales. En cualquier fiesta, después de alzar las copas para los brindis, inevitablemente nos aprestamos a bajar, sin la mesura o el más mínimo tacto, a ese retorcido espacio de los desencuentros amorosos. Lloran nuestras almas, y lo disfrutamos. Sufren los corazones y así los cicatrizamos. Pobres de nosotros, inmundos mortales que no entendemos la felicidad sin el desamor.
Como una cruel ironía, esa tierra que buscan es justo el centro del colonialismo contemporáneo, la sede de los poderes más peligrosos para la vida, el lugar en donde los millonarios juegan con el destino de la Humanidad. ¿Hasta cuándo? No lo sabemos.
En los deportes, pese a que muchos lo duden, se ejemplifican a la perfección los cambios en nuestras sociedades. Una nítida señal de los tiempos en los que vivimos y que, sin reservas, se expresan con argumentos añejos por dirigentes políticos en demasiados países del planeta.