“No soy un sacerdote de misa y mesa”, dijo Fray Tomás González, y se dispuso a caminar por entre mercados, vías de tren, prostíbulos, o cualquier lugar donde pudiera apoyar a madres de migrantes desaparecidos en México. Y no es que Fray Tomás no imparta los oficios religiosos de la fe Católica –lo cual hace puntualmente y las veces que sea necesario- pero este joven sacerdote, párroco de la Iglesia de Cristo Crucificado, en Tenosique, Tabasco; forma parte de ese grupo de religiosos y religiosas que dejó atrás la opulencia y sociedad de privilegios en que la clase política y […]
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