Fiestas patrias, nada por celebrar
Hoy podríamos ser acusados, como en el poema de José Emilio Pacheco, de Alta traición por no celebrar a la patria, más ahora en que no hay nada que celebrar: No amo a mi patria. Su fulgor abstracto es inasible. La celebración de la patria es ahora el guiño al comercio, a la venta de banderas y hasta de la dignidad. Una celebración a la que no todos tienen derecho: en especial, los pobres que son ignorados; los maestros que son expulsados de las plazas, y la justicia que es pervertida y mercantilizada. No hay nada que celebrar cuando miles […]