
A orillas del Grijalva, la quietud se rompe por la llegada de Chicoasén II
En los pueblos y en las aguas del río Grijalva los agravios flotan, fluyen, se entremezclan. Los resquemores se convierten en murmullos, en gritos de cantina o en disparos aislados lanzados en alguna ruta de montaña. Los agravios a El Grijalva están vivos. No consiguieron sepultarlos las enormes estructuras de concreto que sostienen las cuatro centrales hidroeléctricas que alteraron para siempre la vida en esa zona zoque de Chiapas. Las letras CFE sobre los muros de las construcciones figuran como los sellos de consumación de la paraestatal. Los moradores mantienen el asombro y la impotencia, que hace décadas les produjo el […]