El Congreso del Estado y las candidaturas independientes en Chiapas
Por el Congreso del Estado de Chiapas pasan todas las iniciativas de Ley, se discuten –o deberían de discutir- las acciones públicas de gobierno más importantes, pero el Poder Legislativo se ha convertido en una extensión del gobernante en turno, cada vez peor, cada vez de forma más descarada.
Las y los legisladores, sin problema, cambian la Constitución a modo del Poder Ejecutivo del Estado. Muchos diputados y diputadas locales utilizan su cargo como trampolín político –lo cual no estaría mal- si se comprometieran con su labor; extorsionan a funcionarios y alcaldes; ofertan su voto y su posición política al mejor postor.
Como periodista me ha tocado cubrir varias legislaturas, cada una peor que la otra, en cada una un aliado o aliada menos de la ciudadanía que la anterior. Muy pocas excepciones. Ni siquiera se les pediría que fueran críticos, pero que al menos cumplieran con sus labores básicas: asistir a las sesiones, leer las iniciativas, saber qué están votando, informar a la ciudadanía.
La forma en cómo se desempeñan los congresistas tiene mucho que ver con el cómo llegaron a esos puestos. A muchos no les costó el voto, le deben más a su partido político o algún gobernante su posición que a la ciudadanía –en su cabeza así funciona-y responden a esos intereses.
Las candidaturas ciudadanas a primera vista pareciera que pudieran romper con esos esquemas y construir poderes de gobierno que se deban más a las y los ciudadanos, que los intereses de sus partidos o gobernantes. Pero, las reglas que impusieron los propios partidos desde el Poder Legislativo para que se pudieran dar esas candidaturas son casi imposibles de cumplir. Los métodos del Instituto Nacional Electoral (INE) son ampliamente cuestionables.
La forma en que se tienen que registrar los apoyos ciudadanos –vía internet-, el número de firmas y el tiempo en que se tienen que juntar requieren de recursos económicos y humanos que un candidato o candidata ciudadana de a pie difícilmente tiene.
La ciudadanía no está lo suficientemente informada sobre las candidaturas ciudadanas y la forma en que se tiene que registrar el apoyo, lo que ha complicado el trabajo de las y los brigadistas voluntarios, que apoyan a algún candidato o candidata. Las y los ven con desconfianza cuando les tocan la puerta para hablarles de su proyecto y solicitar su firma.
Hay candidaturas ciudadanas para puestos de representación popular a nivel nacional y local. En Chiapas la activista feminista Karen Dianne Padilla busca la candidatura ciudadana por el distrito 01 con sede en Tuxtla y el comunicador Raymundo Zenteno por el distrito 13. Les toca abrir camino y no la han tenido fácil. La campaña de ambos –se nota- se financia con sus propios recursos y personas voluntarias que ofrecen su trabajo. Se enfrentan a una estructura muy vieja de los partidos políticos, su candidatura va en contra del voto corporativo.
Las candidaturas ciudadanas pueden ser la opción, una esperanza, habría que replantearse el esquema para lograrlas porque el actual juega en contra.
Ojalá el Congreso del Estado de Chiapas se convierta en un Poder integrado por congresistas comprometidos, que le deban su puesto a la ciudadanía. Ojalá y la próxima legislatura no sea peor a la actual –porque nos pueden sorprender más-. Ojalá y las ciudadanas y ciudadanos de Tuxtla hagan eso posible y que al menos haya dos personas aliadas en el Poder Legislativo.
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