El abandono al Congreso del Estado
La lógica de las y los diputados del Congreso del Estado es un poco, para mi gusto, cuestionable. La semana pasada pagaron con recursos públicos 18 mil pesos para poder sesionar en un salón del hotel Fiesta Inn porque integrantes del movimiento magisterial tenían bloqueado el acceso del edificio legislativo, y ayer que tenían el paso libre decidieron no llegar y la sesión tuvo que ser suspendida.
Supuestamente la mayoría de las y los diputados no llegaron porque asistieron a la entrega de la medalla Belisario Domínguez en el Senado. Me pregunto si las y los legisladores locales piensan que su presencia es trascendental para el evento y para la ciudadanía a quienes se deben. A lo que van es a lucirse, a encontrarse con sus “jefes”. En más de una ocasión les he escuchado decir “nada más que vea el gobernador que vine”. De a seguro el gobernador o el presidente pensarán “¿Será que vino el diputado del distrito tal de Chiapas?”. Capaz y lo piensan una nunca sabe que pasa en el imaginario de los políticos.
La actual legislatura del Congreso del Estado es un reflejo de lo que pasa en Chiapas. Está rebasada. Cada diputado le rinde cuentas a quien cree su jefe, los titulares de los órganos de gobierno –Fernando Castellanos de la Junta de Coordinación Política y Neftalí del Toro de la mesa directiva- no tienen interlocución con el resto de las y los legisladores, y no ordenan nada–entendiendo el término como poner orden mediante el consenso, no el de mandar desde el autoritarismo-.
Muestra de ello es lo que sucedió, precisamente, en la última sesión ordinaria realizada en el Fiesta Inn. Una sesión atropellada, en donde cada uno interrumpía a placer, y al final con dos diputados en tribuna exhibiendo de forma pública algo que pudo haberse resuelto en los órganos de gobierno del Poder Legislativo si hubiera interlocución, entendimiento, gobierno.
El presidente de la Comisión de Vigilancia, Ángel Córdova Toledo, quien fue acusado por la diputada Alejandra Soriano de amenazas, sólo ha asistido a tres sesiones desde que inicio el actual periodo ordinario y ni siquiera ha visto reflejada sus inasistencias en su cheque mensual, que rebasa los 45 mil pesos.
Es paradójico ver que desde el lugar donde salen las Leyes, no se puedan cumplir los ordenamientos básicos para el funcionamiento del Congreso: la Ley Orgánica y el Reglamento interno.
Quien sale perdiendo con la situación en el Poder Legislativo Local es la ciudadanía, que sigue manteniendo con sus impuestos a 41 congresistas, un número por demás alto en comparación a otros congresos locales, que en poco o nada responden al reclamo de la sociedad.
Ojalá y la ciudadanía tenga memoria y les recuerde este abandono en el proceso electoral del 2015, que es donde realmente están los intereses de la mayoría de las y los legisladores.
Y no duden que busquen saltar para estos espacios, ya que dejan muy buen dividendo.
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