¿Por qué las mujeres no denuncian cuando sufren violencia?
El siguiente relato nos llegó a Chiapas Paralelo hace unos días, después de que se diera a conocer la denuncia de Lourdes Albores Figueroa, quien fue atacada por un taxista hace unos días.
El día (…) del 2013 a media noche tome un taxi en la avenida central (…). Al taxista le di mi dirección (…) y él doblo hacia la OCC, le dije que por qué doblaba hacia ese rumbo y sin embargo le puso seguro a la puerta y las ventanillas no bajaban por que estaban barridas, en ese momento por más que golpee la ventana nadie me vio y el taxista se siguió hasta la colonia que esta frente a la OCC.
Antes de llegar a ese lugar, él empezó a golpearme la cara a puño cerrado, trate de aventarme del vehículo en movimiento, sin embargo no pude y él me llevo hasta la primera casa de esa colonia (no sé ni cómo se llama) era un lugar oscuro y siguió atacándome e intento violarme.
No sé ni cuantos minutos forcejeamos, con desesperación agarre a golpes la ventanilla con la intención de que se rompiera y se escucharan mis gritos de auxilio, después de unos minutos que me parecieron eternos salieron los dueños de una de las casas que rodeaban los alrededores, porque vieron desde la ventana de su casa que yo estaba siendo atacada (vieron los golpes de desesperación que hacía a la ventanilla del taxi para romperla y que me escucharan, porque el taxi estaba cerrado) para entonces el taxista estaba atrás dándome de golpes y tratándome de violar.
Gracias a la misericordia de Dios y de esa familia que Dios la bendiga siempre. Ellos tuvieron el valor de salir a socorrerme y le gritaron al taxista, y él al verse acorralado por toda la familia, le quito el seguro de la puerta y el jefe de familia y su señora me sacaron casi a rastras de ahí porque ya me encontraba golpeada y ensangrentada, se espantaron mas porque yo traía una blusa amarilla donde resaltaba la mucha sangre que perdí.
El taxista se dio a la fuga y la familia empezó a socorrerme y solicitaron ayuda a los paramédicos y llegaron después de unos minutos (no recuerdo cuando porque pero fueron los más horrorosos de mi vida. Fue un infierno) los paramédicos llegaron me dijeron que me llevarían para curar mis heridas pero no fui por vergüenza, porque algunos integrantes de mi familia son personas públicas y no quería afectarles porque para mí es muy vergonzoso y horroroso. No levante ninguna denuncia por vergüenza.
Aun recuerdo el físico de mi atacante él era delgado, aproximadamente media 1.60, piel morena clara, cabello lacio abundante, traía pantalón mezclilla azul pálido de viejo y una playera polo guinda pálida, su rostro es de nariz chica recta, y si lo volviera a ver recuerdo aun su rostro de demonio. Todos los días desde esa fecha he pensado en denunciarlo, pero por vergüenza aun no lo he hecho. Quisiera compartir mi triste historia para que las mujeres la sepan y tengan más cuidado al tomar un taxi. Quisiera que mi nombre quede en el anonimato, porque aun sigo en terapias psicológicas.
Después que se dio a conocer la denuncia de Lourdes a Chiapas Paralelo nos llegaron tres casos más de mujeres que fueron atacadas por taxistas, éste es uno de ellos. Algunas partes del texto se suprimieron para guardar la identidad de la persona que nos confío su relato.
Estas denuncias nos dan una señal del grado de violencia que existe hacía las mujeres, pero también la desconfianza que hay hacía las autoridades.
Las mujeres, que sufren algún tipo de violencia, siguen desconfiando de las autoridades y por eso no llegan a denunciar. Temen ser, de nueva cuenta, agredidas, que su denuncia no sea levantada.
Después de un episodio de violencia es difícil reponerse, pero todas las mujeres debemos reconocernos como ciudadanas con derechos y debemos defenderlos.
Vivimos en un Estado en donde se puede denunciar a una persona en el anonimato por narcomenudeo y se le llega a detener en unas horas –caso Gumalo-, pero en el que una mujer que es atacada aún llegando ensangrentada a interponer su denuncia no se le toma en cuenta. Vivimos en un Estado en donde se invierten miles de pesos en una campaña publicitaria a favor de un político, pero solo se pagaron dos o tres espectaculares para prevenir la violencia de género.
Se necesitan políticas públicas reales y efectivas para erradicar la violencia hacía las mujeres.
La propuesta de tener taxis rosas –manejados por mujeres como existen en otras ciudades- en Tuxtla Gutiérrez, que es una iniciativa que desde cuando se dio a conocer, pero no se termina de cocinar-, es una acción afirmativa que en algo podría ayudar; pero sólo será un paliativo, no una solución al problema de violencia que sufren las mujeres en las calles.
No es posible que el discurso, hasta de las autoridades, continúe siendo “mujeres cuídense” y no “hombres, no sean violentos”. Las acciones preventivas para que las mujeres no sean atacadas va en contra inclusive de sus derechos: “no salgas de noche”, “no vayas sola”, lo que llega a ser controlador. Por qué no mejor trabajar con eliminar la violencia.
Durante las vacaciones de verano, que se dieron a conocer el crecimiento de número de feminicidios, el tema parecía, al menos en el discurso, ser del interés de las autoridades, pero nada más los casos se salieron de los medios de comunicación y las redes sociales y el gobierno también se olvida de él. No se ve una política pública clara para eliminar la violencia de género.
Mientras eliminar la violencia en contra de las mujeres No sea una prioridad para el Estado, lamentablemente, seguiremos viendo más casos como éste o lo que es peor continuaremos contando asesinadas. Algo debemos hacer.
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