La afrenta que viene

#Elecciones2018 – Foto Francisco Velazqu

El gobernador del estado, Manuel Velasco Coello envío un comunicado en el que asegura que repudia las acciones de los partidos políticos que están presionando a las mujeres candidatas en Chiapas a renunciar a su posibilidad de alcanzar una regiduría o diputación plurinominal. Los partidos que están incurriendo en esa práctica son, precisamente, en los que tiene una clara injerencia el Ejecutivo del Estado. El Partido Verde Ecologista (PVEM), el Partido Chiapas Unido y Partido Podemos Mover a Chiapas.

Unas 40 mujeres candidatas presentaron su renuncia a ser regidoras o diputadas por la vía plurinominal así como la presidenta municipal electa del municipio de  Frontera Hidalgo.

Todo parece indicar que la renuncia de las candidatas no procederá –al menos ahora-. La decisión de echar reversa en este tema tiene que ver con la presión pública que se ha ejercido, y ahora, Chiapas y el gobernador no están para más escándalos. A eso hay que sumarle la posición tanto del órgano electoral a nivel nacional y el local que han fijado una postura clara y dicen que no dejarán que los partidos políticos se burlen de la Ley.

¿Pero, qué sucederá dentro de unos meses cuando la decisión de las renuncias ya no recaiga en los órganos electorales, sino en el Congreso del Estado? ¿Qué pasará cuando el costo político para Manuel Velasco ya no sea tan alto porque ya no será gobernador, sino senador? ¿Quién estará para vigilar que en la práctica las mujeres también ejerzan el cargo y no sean solo autoridad en el papel como sucedió con regidoras y presidentas municipales en el trienio pasado?

En el trienio pasado dos presidentas municipales, Chanal y Tila, renunciaron a su cargo y el propio Congreso del Estado nombró a los Síndicos Municipales, quienes eran los esposos de las alcaldesas, como ediles.

Por acuerdo político todas las  renuncias de las regidoras, que llegaron al Congreso del Estado se aprobaron y fueron hombres los nombrados en su lugar.

Lo que sucedió al inicio de esta legislatura se puede repetir, después de que tomen protesta las regidoras, alcaldesas y diputadas no hay nada que impida que presenten su renuncia, y es al Congreso del Estado al que le toca darle tramite y designar a quienes queden en su lugar.

Además de esta práctica también está el riesgo de que se vuelvan a registrar casos tanto de presidentas municipales y regidoras solo de papel, pero quienes ejercen son hombres, regularmente, familiares de ellas. La paridad de género en Chiapas, hasta ahora, ha sido una simulación.

Hay casos documentados en donde las alcadesas no están fungiendo en la práctica como tal,  en los municipios de: Altamirano, Bejucal de Ocampo, Bella Vista, Berriozabal, Frontera Hidalgo, Huitiupan, Las Rosas, Marqués de Comillas, Rayón, San Andrés Duraznal, San Lucas, Santiago el Pinar, Suchiapa y Yajalón. Para nadie es un secreto que esto sucede.

Bajo este panorama ¿Qué se necesita? Que la ciudadanía, los medios de comunicación, los órganos electorales estén atentos a este tema, que no lo perdamos de vista, que no lo dejamos pasar.

Es claro que los partidos políticos son los principales violentadores de los derechos políticos de las mujeres en Chiapas.  No han ejecutado los recursos asignados para la formación de cuadros de mujeres en los propios institutos políticos. Cada vez que dicen que “ no hay mujeres para que integren sus planillas porque no hay mujeres que quieran participar en política” se nota que ni siquiera entienden que no entienden, que ni siquiera se han dado cuenta de que la principal razón por la que las mujeres no participan en política es porque no existen condiciones para ellas porque los propios partidos y poderes de gobierno no las han propiciado.

Las mujeres que están dentro de esos institutos políticos tienen una gran responsabilidad ética con su género, con el respeto a los derechos de las mujeres, con la historia. No deben de convertirse en cómplices, no deben de salir a dar la cara por los machos de sus partidos, no deben de justificar el sexismo dentro de estas estructuras, al contrario, deben de denunciarlas, luchar contra ellas. No es democracia sin la participación real de las mujeres.