El de Velasco Coello, un gobierno que los chiapanecos siguen esperando

Un año después de haber asumido el cargo de gobernador del estado de Chiapas, Manuel Velasco Coello se ha dado cuenta que no es lo mismo andar en campaña durante 12 años que asumir el mando de un estado con una compleja realidad social y política, a la que se le suma una crisis en las finanzas públicas.

Los primeros 12 meses de Velasco Coello en Chiapas, no han sido los más fáciles para un mandatario chiapaneco, el camino que le dejó su antecesor fue el más difícil que puede enfrentar un sucesor cuando se le ha dejado la deuda más alta en la historia de sus finanzas públicas.

El primer mandatario que presume un millón 300 mil votos en las urnas para ganar una elección, ha visto desinflar el globo, se ha dado cuenta que no todo en el ejercicio del poder son cifras electorales.

Velasco Coello ha tenido que enfrentar primero un reclamo para que su antecesor Juan Sabines Guerrero, sea llamado a rendir cuentas, situación que ha dejado de manifiesto el actual mandatario, no es de su más mínimo interés hacerlo.

Después, una crisis en la burocracia estatal donde miles han reclamado su bono, sus pagos quincenales y otros adeudos acumulados.

Las multitudes y cientos de colaboradores en tiempos de campaña se han reducido como algodón de azúcar a la hora de pretender de ocuparlos en cargos claves o estratégicos dentro de su gobierno.

Y de los pocos puestos en que ha podido nombrar a algún colaborador, Velasco Coello ha echado mano de personajes ligados a diversos partidos políticos para mandar un mensaje de un gobierno plural e incluyente.

A sus 33 años, Velasco Coello, huérfano de padre a muy temprana edad, es el primer mandatario que al tener una novia ligada al mundo de la farándula se ha visto envuelto en estas revistas del corazón. Lo que le ha ocasionado ruido entre sus gobernados por su alta presencia en programas de espectáculos como Hoy, La Oreja y otros.

El gobernador señala haber realizado ya más de 200 giras de trabajo en las 15 regiones económicas de Chiapas; que ha encabezado 662 eventos, cuatro de ellos en compañía del presidente Enrique Peña Nieto.

El mandatario, a quien sus colaboradores consideran “digno representante de la nueva generación de políticos comprometidos con México y con Chiapas” le han llovido las críticas que en otros tiempos no se le podían hacer al mandatario en turno, con Juan Sabines Guerrero.

La carrera política de Velasco Coello en Chiapas no va más allá del 2001 en que su abuelo el médico y exgobernador Manuel Velasco Suárez lo trajera a presentar con el entonces gobernador Pablo Salazar para que iniciara trayectoria en la política local.

Se le ha criticado que es un gobernador que sigue en campaña. Que prioriza sus apariciones en revistas de la farándula.

El 08 de diciembre del 2012, su gobierno inició con un plan de austeridad para supuestamente optimizar recursos del gobierno, generando ahorros que se destinan a programas prioritarios para el beneficio social.

Aunque según Velasco Coello, “la disminución de los sueldos de los funcionarios es un hecho, así como la eliminación de los gastos innecesarios y suntuosos y por supuesto, la reducción del salario del propio mandatario, en un 50 por ciento”, en realidad las denuncias ciudadanas delatan lo contrario, la austeridad sólo aplicó a los más jodidos en la administración pública.

En una reciente conferencia en San Cristóbal de Las Casas, su responsable de la política interior, Eduardo Ramírez Aguilar, dio esperanzas de que el 2014 sea mejor que el 2013. Pues gran parte del presupuesto se fue en pagar y renegociar la deuda pública.

Según una misiva oficial, “a 365 días de trabajo continuo, la administración pública presenta finanzas sanas, y de manera gradual se supera la crisis económica que Velasco Coello tuvo que enfrentar durante este primer año de gobierno”.

El gobierno denota timidez a la hora de hacer los cambios en su gabinete. Titubea.

En el 2014 Velasco Coello tiene la oportunidad de dar un giro radical en la toma del control de la administración pública porque de seguir así sólo fortalecería la hipótesis de un gobierno débil.