Preludio
El orden mundial basado en el triunfo militar después de la segunda guerra mundial, estructurado e impuesto con las redes comerciales y financieras -FMI, OMC, BM-bloques militares, geopolíticos y geoestratégico -OTAN-, que a estas alturas está siendo cuestionado por Rusia y China y otras fuerzas regionales -BRICS-, propicia y prolonga una cambiante y riesgosa carrera armamentista en un mundo que dejó de ser “bipolar”. En ese otro orden mundial, Rusia encabezó desde 1917 la alternativa al capitalismo salvaje de las principales empresas. En el fondo del problema está el asunto de cambiar las reglas del juego heredado de Breton Woods. La pregunta que está aún el aire es cómo se resolverá a estas alturas, esta “crisis hegemónica”: por el diálogo… o las armas.
Por más que se quiera minimizar la reciente cumbre en Suiza que tuvo el propósito de discutir la guerra en Ucracnia sin contar con Rusia, uno de los involucrados, deja un sabor amargo, porque al no ser invitado, atenúa más el peso de los militaristas y de las empresas en juego. Experiencias en esto han tenido: desde Yugoslavia hasta Irak. El mensaje al unísono del bloque atlantista aliado a Ucrania no deja lugar a ninguna duda acerca de quién es el enemigo, quién ha sido el enemigo de los Bildelberg, de Davos. Es una situación que parecería no ajena entre 1917 y 1945, entre 1991 y 2022, con la guerra Rusia y Ucrania. Pareciera ser que ese “enemigo rojo” no dejó nunca de ser el villano de los liberales, globalistas ortodoxos, militaristas encumbrados, unidos para arrasar y aplastar si de coaligarse se trata para hacer frente a un enemigo. Allí está en la memoria Napoleón y 1815, Hussein, Kadafi. Y ahora, Putin.
La OTAN cierra filas en torno a Ucrania. No tuvo muerte cerebral, como denunció el presidente Macrón, para después pasar pronto de ser su nación un claro anti atlantista, dejó en el pasado el espíritu degaulliano y pasó a ser un claro impulsor de la alianza secundando la defensa ucraniana. Hasta ese punto han llegado las voces, ahora, de intentar mostrar a Rusia como la invasora del viejo continente. Pero no hay ni líneas militares ni en Polonia ni en Moldavia, y más bien Rusia se encuentra ahora en una posición defensiva debido al cerco militar en su frontera occidental como consecuencia de la invasión a Ucrania.
Tampoco China estuvo en la cumbre en Suiza. Por ello ha sido una reunión de un bando. “un alineamiento del lado de la guerra”, como dijo el presidente Petro. No ayuda en nada la ausencia de Rusia en esta aparente cumbre por la paz. Una hoja de ruta pero hecha por un bando. Mientras tanto, Rusia ha exigido la rendición de Ucrania. Su posición es la misma desde el inicio de la guerra: retiro de tropas ucranianas de los territorios ocupados por Rusia, no adherirse a la OTAN, mantenerse neutral no alineado no neutral, y las sanciones contra esta nación deben terminar.
Em rigor, Rusia no ha dejado de ser el principal motivo ideológico político y militar para Occidente. El pretexto había sido la guerra fría, permanente estado de disuasión y armamentismo y acuerdos. Desde la invasión a Checoslovaquia, a Hungría, a Afganistán, no había un problema de frontera y guerra entre Rusia y Estados Unidos vía la OTAN. Su desintegración en 1991 la Unión Soviética pasó a reconfigurar su geopolítica y rivalizó en al campo de batallas con Estados Unidos, como ocurrió en Siria. En Afganistán los talibanes y la CIA hicieron su parte y obligaron a las fuerzas armadas soviéticas a involucrarse allí. Ahora con una guerra en su frontera, Rusia hará frente a un conflicto donde Sarajevo podría quedarse no sólo corto, sino abrumadoramente aleccionador.
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