Perdón
Uno. “Hoy me disculpo”, expresó hace días el rey de los Países Bajos, Guillermo Alejandro, por las “prácticas esclavistas” hechas por su país. Lo hizo en el aniversario de los 150 años de la abolición de la esclavitud, la que consideró un “crimen contra la humanidad”. Fue una disculpa, y esta vez su gobierno sustituyó la palabra perdón por aquella, porque en diciembre de 2022, su primer ministro, Mark Eutte, sí pidió perdón por los 250 años de esclavismo holandés: «Fue un crimen de lesa humanidad que provocó sufrimientos indescriptibles», dijo. y agregó: «… durante siglos, el Estado neerlandés y sus representantes han permitido, fomentado, mantenido y se han beneficiado de la esclavitud». Por ello 600.000 africanos fueron sacados del continente para ser llevados por los barcos holandeses a través del océano atlántico y usados, «con fines lucrativos, como bestia de carga, sin voluntad propia», «encadenados, comerciados, marcados, trabajados hasta los huesos, castigados. O incluso asesinados con impunidad”, expresó frente a su gabinete.
Dos. El papa Francisco dijo también estar “profundamente dolido”. “Pido perdón”, por la mentalidad colonialista, por los cristianos que oprimieron a los pueblos indígenas, expresó frente a las comunidades originarias del Canadá, en un encuentro que podría ser interpretada como de “reconciliación”.
Tres. En plena guerra fría, un firme y serio ex canciller alemán Willy Brandt se hincaba frente a la tumba del soldado desconocido en Varsovia. Pidió perdón. “Hice lo que se hace cuando las palabras no alcanzan”, expresó.
Cuatro. Pero en 1992 la fallecida reina inglesa no pidió perdón durante su visita a la ciudad de Dresde, Alemania, bombardeada por la fuerza aérea inglesa -y norteamericana- al final de la segunda guerra mundial. La enigmática reina no creyó hacerlo. Se podrá decir que las bombas de la Luftwaffe sobre Londres estaban en su memoria.
Cinco. El ex presidente Obama tampoco lo hizo al visitar Japón -prácticamente rendido-, donde dos de sus ciudades fueron arrasadas por bombas atómicas -las únicas lanzadas hasta el momento-. «No, porque creo que es importante reconocer que en medio de una guerra los líderes toman todo tipo de decisiones», dijo. Y el efecto llegó hasta la Jennifer Lind, de la universidad Dartmouth College, quien habría dicho: «Estados Unidos, igual que otros países, simplemente no piden perdón». «Nosotros nunca nos disculpamos»…»Los países en general no se disculpan por la violencia contra otros países».
Seis. España dejó clara su postura frente al pedido del presidente de México de pedir perdón por los abusos durante su conquista y colonialismo. “… solo se disculpará si ellos piden perdón por los mariachis”, fue la respuesta del rey español Felipe VI.
Siete. Durante su primer discurso de toma de posesión, Nelson Mandela invitó a su carcelero para que se sentara en la primera fila. Allí oyó el discurso del primer negro en el poder en Sudáfrica.
Ocho. En México, un gobierno despistado y carente de memoria dijo a los zapatistas que los perdonaría. “Perdonarnos de qué”, respondieron.
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