Cumpleaños
No es mínimo el hecho de que dos Estados llamados o autonombrados como “pacifistas” dejaran su neutralidad bélica para adentrarse en un lógica guerrerista de discursos, actitudes, compra de armamento, y en general, a alinearse a la estrategia atlantista, como ocurre con Finlandia y Suecia. Desde que los años 2000 se incorporaron Polonia y la República Checa , la Organización del Tratado del Atlántico Norte -OTAN-, no ha cesado de ampliarse en número y territorio. Pronto se instalarían en esos países misiles de corto alcance con dirección hacia Rusia. No había guerra alguna, ni una “amenaza rusa” como para estas dos naciones le llamaran en su auxilio. ¿Una invasión? No. ¿Misiles en sus fronteras? No. Fue al contrario. Y no corrían los fríos tiempos de los discursos anticomunistas. Porque ese enemigo ya no existía más. Bueno, eso se hizo creer en Occidente. Es más, las celebraciones anticomunistas continuaban.
Ni el brindis entre Gorvachov y Reagan logró convencer a algunos situados detrás de la Cortina de Hierro. Lo fue por un tiempo, hasta que Rusia se recuperó de su nuevo parto en el mundo capitalista. Pronto veríamos que el fin de “la guerra fría” no sería el parteaguas anhelado. Por lo mismo, y al no existir más el pacto de Varsovia, la alianza militar encabezada por la Unión Soviética, parida como resultado de, también, “la guerra fría”, la otra alianza, la OTAN, parida un 4 de abril de 1949 en Washington -of course-, no tendría razón de ser. Pero como sabemos, ocurrió todo lo contrario: siguió siendo una importante pieza estratégica de Estados Unidos en Europa y en el mundo, contra terroristas, migrantes, cambio climático.
Su regalo de cumpleaños ha sido Finlandia. Nuevo miembro importante por su “neutralidad” y, sobre todo, por su cercanía con la frontera noreste rusa: 1340 kilómetros. Es como si Coahuila formara en estos días parte de la estructura de seguridad lidereada por Rusia. ¿Qué ha pasado este país cambiara una postura histórica de neutralidad bélica? Suecia, por su parte, también terminó con dos siglos de neutralidad. Misma pregunta. Todo muestra que para el tamaño y consecuencias de esa histórica decisión, no se consultó a la sociedad, y poco fue el debate interno. No hubo un plebiscito o referéndum. Muchos pensarán, qué extraño, que, siendo esta nación una especie de “modelo democrático”, no haya practicado esta vocación alternativa y necesaria.
Los políticos socialdemócratas, por ejemplo, estuvieron de acuerdo, pero Linda Åkerström, jefa de desarme de la Sociedad Sueca de Paz y Arbitraje, cree hay mucha gente molestia. En parte porque la vocación neutral sueca está asociada a una identidad si de conflictos se trata, pues “durante todos estos años, muchos suecos se han visto a sí mismos como voces a favor de la paz en el mundo. Creo que muchos sienten que esta decisión de unirse a la OTAN ha sido precipitada y está basada en el miedo”, expresó. O sea, mejor no consultamos; mejor metemos miedo. Esto podría haber sido la expresión de un personaje de una novela política. Pero otras voces pusieron en duda esa neutralidad porque en realidad Suecia desde 1990 ya cooperaba normativamente con la OTAN. Tan es cierto esto que, era de facto, un “aliado” más, y la decisión fue considerada como «un pequeño paso en el plano militar y operativo» (Alina Engström, analista de política de seguridad en la Agencia Sueca de Investigación de la Defensa, citada por la cadena alemana Deutsche Welle). La creencia sueca de su neutralidad mantenida se debilita, además, por ser un exportador de armas.
Ambas naciones habían cambiado de opinión de no ingresar a la Alianza, pero después la cambiaron. Ya con Marte posesionado en los discursos y acciones, la negativa aún se mantenía. Por ejemplo, la posición del gobierno finlandés era que su país “no estaba bajo ninguna amenaza rusa”. Peo en mayo de 2022 se produjo el cambio después de reuniones con representantes angloamericanos.
Creada en plena guerra fría contra el enemigo surgido de la segunda posguerra, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), la OTAN ahora también se moviliza frente a su viejo enemigo, sólo que hoy se llama otra vez Rusia, o la Federación Rusa, y vuelve después de su “muerte cerebral”, como la caracterizó el presidente francés Macron. Y es que, al desaparecer el viejo enemigo de la guerra fría, no había una razón de su existencia, porque para eso fue hecha. Ocurrió lo contrario: se expandió y acumuló en su filas a más países que no tienen y que en la actualidad tiene prácticamente rodeada a Rusia de norte a sur y también en el sureste porque Japón acaba de ingresar al tablero estratégico, mostrando su apoyo a Ucrania. Con ello ha abierto una hoja también histórica de una nación vencida y única en ser bombardeada por dos armas atómicas, después de que el general MaCarthur les hiciera firma la pax norteamericana. Ahora la OTAN limita una defensa europea, Llegó pues el pretexto para seguir existiendo y seguir el camino. ¿Dónde terminará ese camino?
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