Sombras

Ribbentrop-Mólotov: 75 años del pacto de no agresión entre Hitler y Stalin.
Cortesía: ABC Cultura

Un breve recuento de las fuerzas armadas rusas nos lleva a la segunda guerra mundial, sin descartar la ruptura del pacto Riventrop-Molotov con la Alemania nazi, una estrategia que consistió en ganar tiempo, nos sitúa en la llamada Guerra Fría, cuando tropas soviéticas ingresaron a Hungría en 1956. La foto de los tanqueros dio la vuelta al mundo, como se dice, para proyectarla como propaganda anticomunista. Después siguió Checoslovaquia. Lejana está la invasión a Afganistán, pero es parte de esta historia. Chechenia, Crimea, Siria, Georgia, Crimea, son igualmente escenarios de una política militar muy activa, en ocasiones forzada, como en Crimea, Siria, y ahora, Ucrania; en realidad han sido conflictos y guerras en las que su espacio vital ha sido puesto en alerta. En realidad, no debería sorprender demasiado su actual conflicto bélico porque ha sido un proceso donde las fuerzas armadas rusas han estado -y están- en constante movilización.

En medio de las advertencias, quizá las más enfáticas desde el inicio de la guerra rusa-ucraniana, hecha por la ONU, Polonia toma medidas adicionales moviendo las baterías de los misiles patriot a Varsovia, como parte de los ejercicios militares en curso. “El mundo se dirige hacia una «guerra más amplia», dijo el secretario. Los «riesgos de escalada» se perciben desde el Consejo de Seguridad como una situación especial en este año: «Hemos iniciado 2023 ante una convergencia de desafíos nunca vistos en nuestras vidas”, remató.

Es posible que esta situación sólo fue advertida por los principales líderes previo a la primera guerra mundial, pero no fue suficiente porque la carnicería se hizo presente. Esta brutal expresión salió de los labios del secretario Guterrez, como presagiando momentos oscuros sin que ese organismo pueda impedirlo. No lo ha hecho, si contamos todas las guerras después de la Segunda, pasando por Corea hasta llegar a Ucrania, en Eurasia, espacio, repito, ruso. «Las perspectivas de paz no cesan de reducirse. Los riesgos de una escalada y una carnicería más no cesan de aumentar», advirtió.

Más fuego a la paja resulta un retroceso. Ningún diálogo, ninguna negociación aceptable, ninguna cumbre. Por eso avanzamos inexorablemente hacia un camino donde al final se ve 1917. Avanzan de esta forma, los tanques alemanes Leopard, los Abrhams, norteamericanos, los Challenger británicos. Grandes cantidades de armamento y los preparativos de una mayor escala, movilizaciones, ejercicios militares, giran en torno a Ucrania, que sin ser miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte -una razón para la guerra-, suma puntos.

Qué ocasión más coyuntural para el presidente Putin que la memoria de la batalla de Stalingrado. Volvió, una vez más, a la historia, de este lugar que dio un giro esencial a la Segunda Guerra Mundial. Qué ocasión, justo cuando los tanques alemanes fueron autorizados para entrar en combate en esas tierras con olor a historia. Putin: «Es increíble pero cierto» … Estamos nuevamente amenazados por los tanques Leopard alemanes». ¿Increíble? Increíble es que la persona ganadora del premio de la paz, vaya a pedir armas vestido de verde militar, como lo hace el presidente ucraniano.

Alfred Nobel, donde esté, frunciría el cejo.

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