Vox populli
Los secretos salen a la luz. Los afectados, privilegios mantenidos desde las épocas doradas del “neoliberalismo”, usufructo extraído a la Nación para ser parte de empresas privadas extranjeras. Nación debatida entre dos proyectos: el enteguista, hoy en la banca, y el soberanista, hoy en el poder desde prácticamente el último giro estacionario a la “izquierda” en el México posrevolucionario: el cardenismo
Salen del closet y se desenmascaran los intereses políticos y económicos en el traspaso público al privado de la nación, en leyes laborales que limitan el mantenimiento eterno en el poder de los sindicatos; en transacciones financieras personales, fortunas de dinero, incluyendo; el control estatal de las aduanas y puertos. Unos horrorizados por la cruzada anticorrupción despliegan sus fuerzas rasgándose las vestiduras frente a semejante espejo; otros, simplemente sonríen ante tal agravio probablemente sabido pero callado. ¿Por qué sorprende si la principal promesa del presidente ha sido desde la campaña política, la corrupción que corroe todo el edificio? ¿No fue acaso, esa su principal bandera?
Desde Ruiz Cortinez, pasando por la “renovación moral de la sociedad” delamadridista, los intentos por detener el despilfarro y la corrupción, han sido francamente una demanda legítima, pero tal vez insuficiente. Sólo hasta hoy nuevamente se toca el tema…, y “los enormes privilegios”, que también sacuden a la máxima casa de estudios, “la universidad de la nación”. A las universidades públicas ha llegado con pase neoliberal, lo que voces críticas han denominado “la ofensiva contra las universidades públicas”. Como huésped distinguido ha permitido los puentes para el acceso de proyectos para la imposición de “las competencias y la sumisión de las universidades y el sistema educativo a los requerimientos de los empresarios, los dictados de la OMC, el Banco Mundial y la dictadura del mercado”, como escribió el sociólogo Félix Hoyo. El viejo tema de la privatizar la educación pareciera ser lo que se esconde detrás de los años de cimentación del piso neoliberal, cuya máxima doctrinal es la privatización de prácticamente todo.
En ese proceso los ejecutores corresponsables como cree Hoyo: “Las burocracias universitarias siguen operando esa ofensiva, violentando los conceptos de educación pública, Paideia y universidad, para cancelar el pensamiento crítico y la disidencia de académicos que resisten al proyecto de (des) educación (Chomsky)”.
Viejos edificios de acumulados tiempos se tambalean frente a todos. Muchos no se atreverán a arrojar su piedra. En poder de la minoría se encuentran los viejos medios tradicionales del viejo régimen. Desde allí todas las plumas y bufones de la Corte en decadencia señalarán “el regreso al pasado”, la paranoia comunista, toda la tinta contra cualquier injerencia “monopólica” del Estado en el rubro estratégico.
Pero el Estado no ha muerto.
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