La pirinola
La fuerte red de poder –televisoras, radios, redes sociales, intelectuales, periodistas, académicos, artistas, periodistas, deportistas, payasos, partidos políticos (PAN, PRI, PRD, PVEM,MC, PANAL), gobernadores, Ong´s, “líderes de opinión” y algunos empresarios-, atiza sin descanso y reacciona por un oscuro pasado donde amistades y privilegios con el gobierno en turno les caía como anillo en el dedo. Esta ostentosa, descarada red tuvo tiene y tendrá el objetivo de detener o neutralizar por todos sus medios posibles –muchos de los cuales estaban monopolizados en prácticamente todos los espacios que sirven de control de la información de las masas-, toda acción contra el gobierno antes de 2019. Una de las víctimas de esta maquinaria fue Cuahutémoc Cárdenas, Clohutier y el actual presidente de México. Este poder, acaso ahora golpeado, debilitado, lucha por reacomodarse sin el poder político pero sí con el poder mediático, resultado de su alianza con el poder en turno y a través de concesiones a televisoras, radio e internet. Desde esos espacios estratégicos se habían dedicado a detener como sea, el triunfo electoral de López Obrador, y ahora, aparentemente, destituirlo como presidente.
El privilegio de su status sexenal es parecido al juego de la pirinola, el cual una vez concluida de girar miraban la frase: “todos ganamos”. Entonces se frotaban las manos. Pero como no pudieron evitar el triunfo de Obrador, pese a fraudes electorales e intensas campañas de desprestigio, y también porque el juego dejó de existir, el temor y enojo a su desmoronamiento y sustitución por nuevos formas de ejercer una información plural e incluyente, es causa de una soberbia y racismo, no vistos hasta ahora por algunos de ellos. Junto con empresarios, ahora la clase media se convierte en un importante motivo de protesta para defender sus intereses obtenidos pero en la actualidad golpeados. Sus formas y los métodos atizan ya una evidente lucha de clases, parecida a las vividas en Sudamérica.
Muchos grupos, organizaciones, aglutinados contra la 4T son exfuncionarios, tanto de Fox como de Calderón y Peña. Antiguos colaboradores del viejo régimen oligárquico. Estas protestas de la derecha no dejarán pasar la oportunidad que ofrece la pandemia para continuar con el proceso de desestabilización que desean y volver al estado de cosas antes de 2019. Pensar que estos grupos se quedarían cruzados de brazos, sería no tomar en cuenta que se trata de un proceso ya largo en el tiempo. Esta reacción de este tipo de derecha las hemos visto en Venezuela, Brasil, Bolivia, Ecuador, contra gobiernos no entreguistas y sí más con políticas que han beneficiado a mayorías antes excluidas. ¿Cómo actuarán, cuyo epicentro es detener los cambios en curso que intenta la 4T, entre ellas las redes de corrupción imperante desde aduanas, hospitales, medicinas, hasta fideicomisos, aereopuertos? ¿Acaso hay algo de ello en el depósito de 76 mil 166 millones de pesos en bancos norteamericanos por algunos mexicanos, el cual representa más de la inversión extranjera del año pasado y el doble de las remesas provenientes de ese país?, ¿o los 166 mil 540 millones de pesos sacados del país por los inversionistas extranjeros en marzo pasado? Esta situación recuerda otro momento de la historia contemporánea en México: el conflicto entre López Portillo y los empresarios, que tuvo un desenlace cuando éstos sacaron del país millones de pesos y con la nacionalización de la banca por parte de aquél. El problema es que hoy la situación es diferente. No sólo porque la banca es ya otra vez privada, mejor dicho banca nacional no existe; sino porque en aquel tiempo no se pidió la destitución de un presidente, aunque sí ocasionó una severa crisis económica. Por eso cuando algunos gobiernos advierten que el Estado podría expropiar empresas en tiempos de la pandemia, la apuesta no debe ser canalizar una furia para que el enojo se convierta en odio, el odio en racismo y el racismo en violencia.
Sin comentarios aún.